Pandilleros asesinaron al hijo de “Zaqueo”, pero eso no doblegó su voluntad por salir adelante
“Que sea la voluntad de Dios”, repite con frecuencia José Díaz cuando lo agobian los problemas. La violencia le arrebató a su único hijo; desde entonces vive sumergido en una profunda pobreza. De la venta de juguetes depende el sustento de él y su esposa.
Hace diez años, José Díaz recibió uno de los golpes más duros de su vida. Su hijo, de 28 años, fue asesinado y su cuerpo desmembrado fue abandonado en una quebrada entre Villa Lourdes y Campos Verdes, municipio de Colón.
José buscó refugio en su trabajo y en su fe; sin embargo, esa misma delincuencia que le arrebató a su hijo, se ha encargado de perseguirlo y acosarlo: le quitan el poco dinero que consigue con su trabajo y lo obligan a alejarse de la iglesia, en donde había encontrado consuelo.
“Agarre, agarre, pero no carrera”, grita por las calles Díaz, vendedor ambulante que, a sus 66 años, transita a diario por las aceras del centro de San Salvador. Es el tercero de 14 hermanos y está casado con María Elsa Miranda, quien padece graves problemas de visión.
Díaz recorre las calles de la capital con bolsas de plástico en el hombro, repletas de juguetes. En la mano izquierda lleva un triquitraca que anuncia su paso. De la ventade esos artilugios depende el sustento de él y su esposa.