Una mirada a la cruda realidad del rock en El Salvador

Este 13 de julio se celebra el Día Mundial del Rock, fecha en la que retomamos la situación de este amado e incomprendido género musical.

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El rock y sus protagonistas han escrito su propia historia en el país. / Foto Por Shutterstock

Por Elis Silva

2019-07-12 9:15:26

Desde hace varias décadas, la industria musical salvadoreña se encuentra en un desequilibrio en el que los artistas no pueden explotar al máximo su talento.

En el caso del rock, es una situación tambaleante que busca estabilizarse de una vez por todas. A pesar de que hay una extensa cantidad de bandas en los diferentes subgéneros del rock, estas no tienen dónde sustentarse para establecer una carrera sólida.

“En el aspecto musical ha avanzado, la verdad, las agrupaciones no se han detenido. La cuestión de ayuda varía, sube, baja, es una línea que no se mantiene”, destacó Edwin Marinero, miembro de Rocker’s y promotor de conciertos y bandas.

Él atribuyó la falta de espacios de promoción como obstáculo para el progreso: “eso significa que el apoyo sigue siendo nulo como siempre, no ha cambiado mucho la percepción que la gente tiene de que esto vaya avanzando”.

A diferencia de otros países, donde los grupos pueden autosostenerse, tanto económicamente como publicitariamente a través conciertos y mercadería, en El Salvador el respaldo es muy escaso. Tener un conjunto es un lujo para la mayoría de músicos.

Para Luis Cuervo, diseñador gráfico y quien ha trabajado de cerca en producciones de diferentes agrupaciones musicales nacionales y extranjeras, la industria está muerta, “en el sentido de que no hay un comercio que sostenga la estabilidad de las bandas”.

“Acá tener un grupo es casi un privilegio, no existe un mercado ni apoyo del Gobierno, ni una apertura de mercado de disqueras especializadas”, añadió.

Por años, tanto a los músicos como al público se les ha escuchado decir que los medios de comunicación no brindan espacios. Para todos estos protagonistas es importante tener un soporte constante y sobre todo especializado para presentar su material como es debido.

Los programas dedicados de lleno al género rock y sus ramas han sido clausurados o desairados, y los pocos que quedan están luchando por sobrevivir.

El músico, promotor y presentador Jorge “Garga” Morán concuerda con que en la actualidad los artistas han recurrido a las redes sociales, ante la falta de un medio adecuado para proporcionar la información adecuada.

“Uno como músico pierde la fe en los medios porque se cierran. Hoy estamos en una etapa de influencers y personas que solo animan, no saben de contenido. Para el músico es frustrante lidiar con una presentadora que no sabe ni qué es ska”, señaló Morán.

Marinero, quien por años se ha esmerado por mantener viva la chispa rockera en el país, agregó que se ha devaluado esta cultura underground, “que de tiempo atrás viene tratando de fomentar el arte de la música y lo que le rodea (…) pero la gente no la ha querido ver como tal, como arte”.

Bronnco banda formada en 1974 es un ícono de la cultura juvenil salvadoreña de la década de los años ochenta liderada por Vicente Sibrián. Es considerada la mejor banda de rock salvadoreña. Foto/ Cortesía

Cuestión de gustos
Dentro de todo el colectivo se habla mucho de la aceptación o el menosprecio que hay por parte del público ante algunos subgéneros del rock. Sin duda, en El Salvador el metal, el ska y rock latino están entre los más fuertes de acuerdo al historial de las últimas décadas.

“El principal subgénero que siempre ha predominado en el ámbito del rock ha sido el metal y sus subdivisiones, porque siempre ha sido la escena más grande y creo que eso es algo que se replica en todos los países”, detalló Cuervo.

Añadió que en parte se debe al respaldo de una comunidad que siempre impulsa, “es algo a nivel regional, de continente y mundial”, sostuvo.

Y es que, en el país las bases del rock durante la guerra y postguerra se establecieron en el heavy metal, de ahí que bandas internacionales como Iron Maiden o AC/DC fueran el referente inicial.

De esa época se recuerda Broncco. Había más agrupaciones, pero el conflicto bélico les impidió brillar.

“Hubo toda una generación de bandas, pero era el tiempo de la guerra (…) no se podían promocionar y exponer porque te podían matar, tenían contenido contestatario, una lírica demasiado política o iba contra algún régimen, te caían”, comentó Morán.

En los 90 surgió otra “pandilla” de músicos que le imprimió a esa época nostalgia y un rock muy propio de la tierra cuscatleca.
Adrenalina, Ayutush, REDD, La Pepa y Frigüey le añadieron al rock el toque tropical: “fue un nu metal con identidad salvadoreña, como ‘El busero vacilón’, es un rock salvadoreño; igual con Adrenalina, ese es rock alternativo con la cumbia que todos escuchamos desde chiquitos”, expresó Morán.

El nuevo milenio llegó con nuevos sonidos —recientes para los salvadoreños mas no para otros países— que llevaron por frescos rumbos al rock hasta la actualidad.

Para Marinero todos producen igual: “no destaca ninguno, todos se mantienen igual. El death, el heavy, alternativo casi ya no hay y de lo que hay es poco. Se van moviendo en diferentes espacios y no hay uno que repunte, todos están al mismo nivel”.

Pero enfatizó que el rock es un sobreviviente, como todos los compatriotas. “Tiene como 25 o 30 años de actividad en acción, pero nosotros no nos hemos rendido (…) a la gente no la podés obligar a decidir qué quiere escuchar”.

Para Cuervo el hardcore es otra de las ramas más fortalecidas, “aunque no hay una gran comunidad como la hay con el metal (…) son comunes las bandas de death metal, thrash metal, crossover —que es una variante entre thrash y punk—, hay black metal, que es una de las escenas más grandes (…) el punk tiene representación, pero no tiene el desarrollo profesional como los otros”.

Adrenalina nació en 1992 y está formada por Carlos Galicia (Voz),
Moisés Anaya (Guitarra)
Carlos Walter (Guitarra)
Aaron Sztarkman (Bajo) y Hugo Fajardo (Batería). Foto/ Archivo EDH

Destino venidero
La suerte está echada, un cambio definitivo podría venir de parte del Gobierno, las bandas o del mismo público. Pero lo más importante podría radicar en la unión de cada una de las partes para hacer que el rock evolucione y se convierta en una forma de vida para los que la producen y representan.

“Es algo que depende del público, del apoyo de los pilares de cultura del país, como de la evolución de la cabeza del salvadoreño, porque a esta altura, 2019, todavía hay gente que cree que son géneros conflictivos, caprichosos (…) me parece que la sociedad no ha evolucionado en eso (…) todavía se fijan en cómo viste la gente, son estigmas que ya se superaron en otros países”, manifestó Cuervo.

Por su parte Jorge Morán, quien se ha involucrado de lleno en la reforma a la Ley de Cultura para que en las radios se transmita música producida por artistas salvadoreños, considera que la escena es fuerte a pesar de todos los problemas, y que es importante hacerle entender a la población que sí hay muchas bandas y una oferta amplia para la audiencia.

“La música nacional se va a poner de moda, porque ya demasiado se está hablando al respecto. Hay una presión en los medios, y si hay algo controversial, hay un raiting… y si no quieren, gracias, ya nos hicieron la promoción”, dijo.

Para finalizar, Marinero, quien lleva años en “estas”, considera que el futuro es incierto para el rock y su comunidad.

“Estamos viviendo un presente donde las cosas se tornan más difíciles y el futuro puede ser incierto. Puede surgir algo que le dé una gran bendición a esto y que pegue el salto que necesita (…) De repente es algo prometedor. De hecho, si seguimos en esto es porque esperamos que en algún momento alguien, quien sea, le dé un mayor impulso a esto”, sostuvo.