Los salvadoreños varados en el exterior deben y pueden regresar

Para quienes están preocupados por la llegada de retornados infectados, que podrían generar más oleadas de contagio, les recuerdo que la clave está en la detección temprana, principalmente de los asintomáticos, hecho que solo puede convertirse en realidad a través de pruebas para detectar el virus.

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Traslado de pacientes que permanecían en el hospital Saldaña, en abril pasado. Foto EDH/ David Martínez

Por Dr. Jorge Panameño*

2020-04-25 4:30:08

Actualmente diseminados por las cuatro esquinas del mundo hay alrededor de 4,500 compatriotas esperando poder regresar, ya que por el establecimiento de las medidas de Salud Pública anti COVID-19, se cerraron nuestras fronteras, impidiéndoles regresar en su momento.

Una de las razones por las que este retorno no se ha producido es el temor a que se incremente el número de casos confirmados, con las correspondientes consecuencias para el Sistema de Salud y para la nación entera.

Se ha comentado por ejemplo lo sucedido en Singapur, en donde de manejar 1,200 casos en marzo, después de permitir el ingreso de repatriados la cifra saltó a 10,141 hasta el día 22 del corriente.

Lo que sin duda ha significado un problema difícil de manejar, para aquella nación citada entre las más exitosas para el manejo de la crisis generada por la pandemia. ¿Pero entonces qué fue lo que sucedió en Singapur?

Voy a citar un fragmento textual del prestigioso periódico BBC en su edición online del 11 de abril. “Miles regresaron a Singapur desde lugares en donde sus gobiernos no habían sido tan proactivos, entre ellos más de 500 personas que involuntariamente trajeron el virus con ellos. Para entonces, era obligatorio que los retornados se quedaran en casa durante dos semanas”, “pero a otras personas en el país se les dijo que podían continuar con sus vidas, siempre y cuando nadie mostrara ningún síntoma”, “en retrospectiva fue un error no limitar las interacciones de los retornados”. “Ahora sabemos que la propagación asintomática es totalmente posible: sucede y podría ser el principal impulsor de la transmisión de COVID-19” (https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52250185).

La situación se vio además agravada porque una buena parte de esos retornados eran trabajadores extranjeros que constituyen parte fundamental de la fuerza laboral que mantiene el aparato productivo de Singapur, una nación altamente industrializada, que suman 1.4 millones de personas 200,000 que se alojan en instalaciones comunes, en unidades que alojan entre 10 a 20 habitantes; en edificios, con varios de estos ambientes, los cuales se han convertido en los principales focos de la infección.

Entonces aquí un resumen de lo sucedido, algunos de los retornados no guardaron la cuarentena y tuvieron contacto con la comunidad, otros estuvieron en cercana relación con trabajadores que nunca salieron del país y que no estaban infectados; ambas situaciones, principalmente, porque las personas no presentaban síntomas, por lo que también es muy probable que tampoco les hicieron pruebas, como resultado se produjo una masiva ola de infecciones (recordemos el índice Ro de este virus, entre 2 y 3) que llevó a los números antes comentados.

Como se ha convertido en una costumbre, esta pandemia se mide por números y se ha dicho que todos los esfuerzos están centrados en desacelerar, aplanar y en algunos casos aplastar completamente la curva de contagios con el objetivo de disminuir la demanda por camas en Cuidados Intensivos (UCI), principalmente por que se requerirán ventiladores mecánicos. Pensando en esos términos, Singapur debió haber necesitado camas de UCI para el 5 % de esos casos es decir alrededor de 507 pacientes, con una letalidad para pacientes críticos del 50 % (un estudio reciente señala el 90 %), se esperarían cerca de 253 fallecidos, pensando en un escenario favorable, pero Singapur no colapsó, y solamente han muerto 12 personas, es decir el 0.19%.

¿Cómo nos explicamos eso?

Bueno, las autoridades estatales respondieron con una agresiva campaña de toma de pruebas, búsqueda y aislamiento de casos y contactos, así como la implementación de rigurosas medidas de Salud Pública, con los resultados comentados.

Siendo además que el tratamiento temprano y agresivo, de acuerdo al conocimiento actual, evita que los pacientes desarrollen las formas graves de la enfermedad, evitando que necesiten cuidados intensivos.

¿Qué lecciones podemos aprender de esa experiencia?

Diseñar una estrategia adecuada que permita hacerles pruebas a cada uno de los retornados, combinando tanto PCR, como detección de anticuerpos con pruebas rápidas (no chinas, por favor, recordando incidentes en España e India), utilizando la cuarentena, considerando incluso la cuarentena domiciliar.

Para quienes están preocupados por la llegada de retornados infectados, que podrían generar más oleadas de contagio, les recuerdo que la clave está en la detección temprana, principalmente de los asintomáticos, hecho que solo puede convertirse en realidad a través de pruebas para detectar el virus.

Recientemente quedó claro cuál es la cinética de los anticuerpos, se ha determinado que se comienza a generar anticuerpos detectables a partir del 8° día, alcanzando niveles altos a partir del día 14. Este método ya se encuentra ampliamente disponible en el mercado e incluso ha recibido aprobación de agencias como la FDA.

El otro punto se refiere a la cuarentena y a evitar el hacinamiento. Muchos de mis pacientes en estos días me han dicho que prefieren morir antes que ser llevados a los actuales sistemas de cuarentena y aislamiento. Urge cambiar esa percepción, porque va a causar mortalidad sin duda alguna.

El infectólogo Jorge Panameño considera necesario usar las técnicas científicas más novedosas para erradicar el zancudo.

¿Por qué no comenzamos aperturando la posibilidad de la cuarentena domiciliaria?

Cada caso debe ser evaluado por un equipo conformado por un representante de trabajo social, uno de salud mental (psicología) y un médico, de preferencia salubrista o epidemiólogo, definiendo con claridad los criterios para determinar quién va a cuarentena domiciliar y quien a controlada, firmando un contrato que especifique duras sanciones para quien irrespete la medida dictaminada.

De esta manera disminuimos los riesgos de hacinamiento y el sufrimiento que ha significado confinar a tantos ciudadanos bajo condiciones lamentables y a generar un pánico extremo, en virtud del cual, ser llevado a un centro de contención equivale a una condena segura a infectarse, asimismo esta estrategia requiere de un monitoreo constante por parte del Sistema de Salud, que en todo el mundo se hace mediante reportes telefónicos diarios y visitas periódicas para valorar y realizar pruebas.

¿Fácil, barato? No, no lo es, pero qué cosa lo es en medio de esta crisis, que al presente va a costar no menos de $3,000 millones del dinero público.

A este punto, ha transcurrido suficiente tiempo para valorar el comportamiento de la pandemia en el mundo y en nuestro país, con cada día que pasa, aprendemos más del comportamiento del virus a nivel de una persona infectada, a nivel epidemiológico y de nuevo concluimos que la columna fundamental para ese aprendizaje es la utilización de pruebas en un volumen y alcance que permita dimensionar el comportamiento de la epidemia en la comunidad, porque el virus ya se encuentra en la comunidad, aun con las escasas pruebas que se realizan; es obvio que los casos autóctonos sobrepasan a los que surgen de los centros de contención, considerados como importados.

La estrategia debe cambiar, las definiciones de caso deben cambiar, incluso en este momento es cuestionable mantener personas confinadas en cuarentena, después que arribaran al país al inicio de las medidas.

Es también importante señalar que en este esfuerzo debe involucrarse a todos los sectores, por eso como médico no entiendo la razón de no permitir al sector privado realizar pruebas diagnósticas, cuando es perfectamente controlable con normas estrictas que van desde la calidad hasta los precios incluyendo el principio de que toda prueba positiva debe confirmarse en el laboratorio oficial.

Al presente, varios de los hermanos salvadoreños de ese grupo que mencioné al inicio, están viviendo una crisis humanitaria, viviendo en la calle o de la caridad porque cuando salieron iban de vacaciones o por motivos de trabajo entre otros con recursos limitados, no todos tienen familia o propiedades donde albergarse, por eso es que naciones de todo el mundo, incluso algunos vecinos como Guatemala han hecho lo necesario para repatriarlos, guardando las debidas consideraciones sanitarias; no todo el mundo ha sufrido la suerte de Singapur, que por cierto también está ocurriendo en China.

Sí, los salvadoreños varados pueden y deben regresar porque esta es su patria.

*Infectólogo privado