El año pasado, la inversión extranjera directa de China en Estados Unidos, incluida la creación de nuevas empresas y expansión de las ya instaladas, cayó 81%, al pasar de $29,723 millones en 2017 a solo $5,390 millones en 2018.
El último informe de Rhodium Group (RHG) y el Comité Nacional de Relaciones entre Estados Unidos y China, denominado Tendencias de inversión directa entre Estados Unidos y China (Mayo 2019), indica que el año pasado los flujos bidireccionales de inversión entre las dos economías más grandes del mundo bajó 70 y 60 % en comparación a los datos de 2016 y 2017, respectivamente.
La mayor parte de esta caída deviene porque las inversiones chinas fueron significativamente menores. Aunque los montos bajaron en ambas direcciones, la IED estadounidense en todas las industrias chinas alcanzó los $12,870 millones, solo un 8 % menos que el año anterior. Así, las empresas estadounidenses invirtieron 2.3 veces más en China que lo que las empresas chinas en el país norteamericano.
¿A qué se debió la baja? Según Rhodium Group, “las intervenciones regulatorias y el deterioro de las relaciones políticas fueron los principales culpables de la fuerte caída de la IED en ambos sentidos”.
El New York Times explicó en un artículo que “la inclinación del (presidente Donald) Trump por imponer aranceles punitivos a los productos chinos y un grupo regulador cada vez más poderoso que está analizando en gran medida la inversión extranjera, en particular la participación de los inversores chinos, también ha asustado a las empresas en ambos países”.
Además, consideró el medio de comunicación, en respuesta a las medidas del presidente norteamericano y provocando efectos notables en el futuro cercano, China también ha tomado represalias contra los productos estadounidenses con sus propias tarifas e incluso pudiera estar rechazando la inversión como castigo.
El país lleva diez años de no recibir inversión textilera
Camtex confirma que desde 2009 no se ha recibido ninguna nueva inversión en el sector y que esto no permite que la industria logre mayor crecimiento.
Actualmente, EE.UU. mantiene en vigor sus aranceles a productos chinos por valor de $250,000 millones, y China conserva sus gravámenes a importaciones estadounidenses por $110,000 millones.
Hasta ahora, señala el informe del organismo de investigación con sede en Nueva York, los inversionistas chinos se encontraron con un aumento en la evaluación de inversiones por parte del Comité de Inversión Extranjera en los Estados Unidos (CFIUS) y la incertidumbre sobre la relación política más amplia entre Estados Unidos y China.
Con esa consideración de preocupaciones no resueltas, el informe estima que en un solo año los inversionistas chinos habrían abandonado acuerdos por más de $2,500 millones en Estados Unidos.
Esta tendencia se desaceleró en la segunda mitad del año ya que las compañías chinas se mantuvieron cada vez más alejadas de acuerdos potencialmente problemáticos, aclara la firma de abogados global Baker McKenzie.
El sector automotriz, los servicios financieros y las tecnologías de información y comunicación (TIC), que son los principales sectores de inversión china en Europa, pero en Estados Unidos se encuentran entre los más afectados debido al ajuste regulatorio.
Las inversiones chinas en bienes raíces y en el sector financiero estadounidense son otras que han reportado bajas sensibles a partir del conflicto político comercial entre las dos potencias. La Asociación Nacional de Agentes de Bienes Raíces (National Association of Realtors, por sus siglas en inglés), por ejemplo, encontró que los chinos compraron 56 % menos viviendas en Estados Unidos.
En tanto, menos afectados por estas presiones políticas y de restricción comercial, la IED china en EE.UU. fue destinada hacia sectores como la salud y la biotecnología.
Por otro lado, las crecientes preocupaciones del gobierno de EE.UU. sobre la fuga de tecnología también pesaron sobre la inversión directa de su país a China, especialmente en el espacio tecnológico.