Inventor salvadoreño y españoles se enfrentan por la Turbococina

René Núñez, quien defiende ser el inventor, dice que fue estafado, pero los demandados dicen que le pagaron $138,600 para que desarrollara el invento.

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Los financistas españoles, Juan Cardenal, de 67 años, y su hijo Juan Cardenal Gistau, de 43, así como el salvadoreño Diego Salcedo Moore, a la salida de audiencia a principios de septiembre por el caso de la Turbococina. Foto EDH / Archivo

Por Jaime López

2019-09-03 8:00:33

La invención de la Turbococina ha puesto ante la justicia a quien asegura ser el autor del proyecto y a dos empresarios españoles y a un salvadoreño, que lejos de aceptar haberse adueñado de una idea ajena, advierten sentirse engañados por haber invertido en una creación que nunca dio fruto.

El Juzgado Quinto de Instrucción de San Salvador tendrá la misión de resolver hacia dónde se inclina la balanza en un proyecto ecológico que obtuvo varios reconocimientos nacionales e internacionales es como el de la Asamblea Legislativa y de la Organización de las Naciones Unidas.

A la audiencia preliminar, donde el exmagistrado constitucionalista, Sidney Blanco, determinará si hay suficientes pruebas para enviar a juicio a Juan Alfonso Cardenal Gistau, de 43 años; Juan Alfonso Cardenal Pombo, de 67, y el salvadoreño Diego Salcedo Moore, de 45, por el delito de estafa agravada y violación de privilegios de invención en perjuicio del ingeniero salvadoreño, René Mauricio Núñez.

Ingeniero René Mauricio Núñez demandó a sus financistas españoles en el invento de la turbococina, al dejarlo por fuera en el contrato de creación y explotación del producto. FOTO EDH/Jaime López

Según el ingeniero Núñez, él ha trabajado 25 años en beneficio de El Salvador y la humanidad con ese proyecto. “Lo que quiero es que se haga justicia y que se me devuelva lo que es mío y que pueda continuar hacia adelante porque es algo de todos los salvadoreños”.

Pero del otro lado están los imputados, tres empresarios (dos españoles y un salvadoreño), quienes aseguran haber aportado más de $800, 000 en la invención y pagado más de 126,000 euros ($138, 600) a Núñez para desarrollar la iniciativa entre los años 2009 a 2012 sin que a la fecha haya dado fruto.

La demanda de Núñez se basa en que, a su juicio, lo privaron del desarrollo de la patente y del derecho de explotación de su invento. Según él, le ofrecieron ser el dueño del 60 % de la empresa que desarrollaría el invento pero que en la práctica no tenía nada. Además, dice que lo hicieron firmar un contrato escrito en italiana.

No obstante, la defensa de los españoles alegaron que Núñez es un profesional y culto, que incluso habla el idioma inglés, y que no pudo haber sido engañado.

La Fiscalía sostiene que los imputados se aprovecharon de la credibilidad empresarial y profesional de Núñez para ganarse su confianza cuando le ofrecieron la constitución de sociedades en el exterior para desarrollar y comercializar el proyecto de la turbococina.

Pero el defensor de los españoles, Dimas Romano hijo, “este caso viene desde hace muchos años y en el 2015 la misma Fiscalía resolvió que no había ningún delito que investigó y archivó el caso”.