Intensivista salvadoreño en Alemania: “La muerte de dos personas en centros de contención evidencia una falla del sistema”

El doctor José Gonzalo Batres Baires considera que El Salvador debe pensar en un comienzo gradual de las actividades, pero muy bien planificado.

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Por Lilian Martínez

2020-04-26 9:00:53

El internista salvadoreño José Gonzalo Batres Baires es protagonista y testigo de la lucha contra el COVID-19 en un hospital de Múnich, Alemania. Este médico, graduado de la Escuela de Medicina de la Universidad Dr. José Matías Delgado se formó como internista, intensivista y gastroenterólogo en el Hospital rechts der Isar de la Universidad Técnica de Múnich. Actualmente tiene una jefatura de Medicina Interna, Cuidados Intensivos y Gastroenterología en el grupo hospitalario Asklepios de esa misma ciudad. Con la experiencia ganada ahí, es consciente de que a El Salvador aún le espera lo peor en la lucha contra el coronavirus.

Estamos ante la fase II, la transmisión comunitaria, ¿es momento de pensar en extender la declaratoria de Emergencia y continuar en cuarentena domiciliar general durante los primeros 15 días de mayo?

Creo que la división en “fases” es una terminología demasiado rigurosa. Sin ser epidemiólogo o salubrista me atrevo a decir que esta categorización en fases no trae ningún beneficio respecto al control de la pandemia a nivel local.

Desde el punto de vista pragmático no ha habido ningún cambio de estrategia de parte de las autoridades gubernamentales entre la llamada fase I y II. Por un lado se sigue recurriendo a los “centros de contención” como herramienta infalible contra la expansión del virus SARS-CoV-2 y por otro lado al “Estado de Excepción” supervisado por fuerzas policiales y militares que rayan con el respeto a los derechos fundamentales de los salvadoreños.

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En definitiva ningún país del mundo está preparado para soportar una cuarentena por más de dos meses. He tenido la oportunidad de juntar a varios profesionales en un grupo de discusión interdisciplinario para que independientemente de las ventajas epidemiológicas, se pueda valorar la viabilidad de la cuarentena basados en el tamaño de la economía.

Ha sido bastante complicado pero hemos logrado diseñar un instrumento que nos permite decidir con información técnica en qué momento se debe iniciar o terminar la “cuarentena”. Algo muy importante sobre todo en El Salvador donde se ha instituido una situación tipo “toque de queda”.

Basado en esta información técnica, creo que El Salvador inició demasiado temprano la llamada “cuarentena”. Lo cual ha comprometido la economía a niveles sin precedentes. No creo que el país esté preparado para soportar la cuarentena después de la primera quincena de mayo. Lo preocupante es que es justo en la segunda quincena de mayo cuando según los pronósticos se espera el repunte de casos.

¿Se puede pensar en una salida gradual de la cuarentena?
Indiscutiblemente. Debe pensarse en una relajación de las medidas de forma controlada y escalonada. En el diseño que hemos hecho proponemos un comienzo gradual de las actividades laborales y económicas, basados sobre todo en los grupos poblacionales de riesgo y en las actividades que son más productivas.

Conozco a un paciente que recibe tratamiento sintomático en su casa (paracetamol) en la ciudad de Madrid, España. ¿Será posible que en El Salvador se opte por dar un tratamiento similar a los pacientes estables o idealmente deben permanecer en hospitales?

El proyecto liderado por el presidente Bukele es muy ambicioso. No conozco ningún precedente. Por un lado pienso que es demasiado oneroso sostener los denominados “centros de contención”. El Salvador es un país pobre y no es posible que el dinero se esté invirtiendo en estrategias que no poseen la evidencia científica de haber dado buenos resultados.

Por otro lado, estos “centros de contención” han provocado ciertos problemas: hemos sido testigos de cómo la mayoría de compatriotas han sufrido consecuencias psicológicas, la falta de contacto con sus familiares, el fallecimiento de un ciudadano por “infección urinaria” debido a la falta de atención oportuna. Y últimamente el caso del ingeniero Henriquez, amigo personal de mi familia, que estuvo retenido en la Villa Olímpica y luego fue trasladado a varios centros asistenciales. Es una pérdida muy lamentable para el país.

Allí se evidencia una falla del sistema, una falta de reacción ante los salvadoreños que sí están sufriendo el COVID-19 de primera mano. De tal manera que esta estrategia nos está pasando factura a un alto precio.

Y volviendo a la pregunta original, definitivamente sí es posible mantener a los pacientes con síntomas leves en casa. Así hemos hecho en Alemania. Es una estrategia barata y segura. Incluso la guía nacional del MINSAL lo considera. El tiempo de aislamiento depende de la terminología que se utilice para declarar a un paciente “curado” o “no sospechoso”.

En El Salvador se desarrolló la guía nacional con una “definición de caso” inicial muy cuestionable. Ya que se sospechaba de un paciente solo si ha estado en una región de riesgo o tiene contacto con otro enfermo confirmado. Tengo entendido que esta definición se ha cambiado dos veces. Habría que revisar si el criterio de “contacto” se mantiene y además ver si ya definieron cómo declarar a un paciente “sano”.

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Se sabe que el periodo de incubación puede ser hasta de 14 días, en base a esto la recomendación es aislar a los casos sospechoso un máximo de 2 semanas. Si hay contagios más allá de este tiempo, entonces habría que sospechar que las personas se han contagiado dentro del “centro de contención”. En Alemania mandamos a los casos sospechosos a sus casa por dos semanas, luego se les realiza la prueba PCR y si es negativo se descarta la sospecha.

Se ha hablado muy bien de la labor que hacen los médicos en la UCI del hospital San Rafael. Ya han salido de ahí varios pacientes recuperados. ¿Cuántas ucis como esa podríamos llegar a necesitar en el peor de los escenarios y en el mejor?

El trabajo de los colegas del Hospital Nacional San Rafael es loable, estoy seguro que a todos los niveles se ha hecho una labor muy bien coordinada.

En realidad no sabría decirle si el éxito momentáneo se debe al equipamiento de la UCI o a los protocolos que se han seguido por parte del personal. De todos es conocido que el ISSS posee más recursos que cualquier otro hospital nacional. Y también sabemos que el centro nacional de referencia por excelencia es el Hospital Rosales, de tal manera que no podemos pedir que se replique la UCI del San Rafael.

La pregunta relevante es si El Salvador ya ha alcanzado un pico epidemiológico y el número de casos complejos es elevado. Creo que aún es muy temprano para valorar la respuesta del país y de algún hospital concreto.

Me temo que lo peor de la epidemia vendrá en mayo, es entonces cuando veremos números de verdad.

Los pacientes COVID-19 no solo requieren de UCIs con ventiladores, sino también equipo complejo de diálisis, máquinas de oxigenación extrapulmonar y mucha tecnología más sin la cual no sobreviven. No sé si hay alguna UCI en El Salvador con todo este equipo.

Muchas alcaldías están rociando con cloro o lejía los vehículos que entran a su territorio o a ciertos perímetros. Incluso hay una que usa drones para rociar esas sustancias. ¿Es una medida efectiva contra la propagación del virus?

Volvemos al tema de la evidencia científica. En El Salvador se están tomando medidas intrépidas y que rayan con lo absurdo e increíble.

Cuando le cuento a los colegas alemanes de los “centros de contención” no lo pueden creer, ya no digamos de los baños con cloro o lejía en la vía pública.

No conozco alguna publicación científica que concluya o recomiende hacer esos “túneles de sanitización”. Es más, a la población se le expone a otros riesgos de salud ajenos al COVID-19.
Por ejemplo, problemas de alergias, vías respiratorias e irritación cutánea si son conocidos por exponerse a estos químicos.

Mis consideraciones son que este primer pico del virus va a ser muy leve. Se va a tener que levantar la cuarentena y luego vendrá un segundo pico notablemente más grave.

Por eso debemos definir con términos técnicos la cuarentena. Se tendrá que decretar una segunda cuarentena para enlentecer la expansión del virus y así de manera intermitente hasta que tengamos una vacuna.

Para este fin es primordial definir a los pacientes sanos, a los portadores de anticuerpos y sobretodo a las personas en riesgo. Así la cuarentena puede ser por sectores, gradual y periódica.
El concepto de cuarentena como se está viviendo actualmente en El Salvador debe cambiar. Esta guerra no se gana con el miedo o el autoritarismo, sino que se vencerá con el conocimiento científico y técnico.

En vez de amedrentar a la población deberíamos de educarlos y orientarlos.

Con la esperada caída de las remesas en todo el país, se debe procurar reiniciar la actividad económica en los sectores más productivos y con menos riesgo: telecomunicaciones, comercio en línea, industria alimenticia, sector salud con insumos médicos y farmacológicos.

¿Qué piensa de que Salud haya entregado fármacos para COVID-19 a personas sin haberle hecho pruebas previas y que no presentan síntomas? Llegaron a sus casas a entregar los medicamentos, entre estos hidroxicloroquina. Sin hacerles electrocardiogramas o exámenes previos de su condición cardiaca

A mi me parece un acto grave y muy temerario. Detrás de esa prescripción de medicamentos debe haber un médico y como lo he dicho desde el principio, ese tipo de medicamentos deben utilizarse en pacientes con COVID-19 solo en el contexto de ensayos clínicos.

He escuchado que en España se utiliza de forma muy dadivosa este medicamento pero la evidencia científica actual es muy pobre e incluso contradictoria. Hay estudios que evidencian complicaciones y además falta de efecto terapéutico.

Me he enterado que en El Salvador se están utilizando de forma masiva, no encuentro otra explicación más que la desesperación.

A veces da la impresión que en El Salvador se recurren a estrategias ensayadas aún sin comprobar.

Es raro que este tipo de medidas reciban el apoyo de organismos internacionales que supervisan a cabalidad las estrategias según el objetivo perseguido.

En Alemania la gran mayoría de pacientes reciben terapia de soporte exclusivamente, solo aquellos pacientes en centros universitarios y con condiciones graves reciben medicamentos experimentales luego de firmar un consentimiento informado.

Sería de gran ayuda saber si los hospitales poseen Comités de Ética Asistencial, en una pandemia como la actual, las decisiones de índole ético son muy difíciles y desgastantes para el personal médico en contacto directo con el paciente. Por eso se requiere de comisiones interdisciplinarias que ayuden al personal, los familiares y al resto de involucrados a tomar decisiones de terapia según el estado del paciente.

Usted ha hecho una gráfica que puede servir para comprender y explicar la propagación del virus ¿puede explicarla brevemente?
A esta gráfica le he llamado “curva de cuarentena controlada”. Y nos permite justificar de forma técnica las medidas de distanciamiento social de acuerdo a la capacidad nacional y además a los grupos en mayor riesgo.

En realidad es un esquema en la línea del tiempo donde podemos dibujar la información estadística relevante para entender cómo se está comportando la pandemia en El Salvador. Hay varias variables que debemos tomar en cuenta y deberían de ser de conocimiento público: el número de casos activos, la tasa de duplicación, el número de camas UCI disponibles por 100,000 habitantes, la medición del golpe a la economía, entre otros. Estas variables son sumamente dinámicas, cada día varían.

De tal manera que el objetivo es permanecer de forma estable dentro de la ventana de valores que le permiten al sistema de salud atender a los pacientes y además a la economía mantenerse a flote. La actual cuarentena no puede analizarse en esos términos debido a la existencia de factores distorsionadores: los centros de contención, el inicio muy temprano, la intervención militar, la falta de claridad de cuántas camas UCI se tienen disponibles, etc.

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