“Mi hijo se preparó para la vida no para un corto tiempo”, fue una de las expresiones que el padre de Rigoberto Arnulfo Orellana Canales, de 26 años, expresó ayer durante las honras fúnebres en la parroquia Divino Niño, situada en la colonia Sitio del Niño de San Juan Opico, La Libertad.
El joven era querido y respetado. Ayer quedó demostrado. Los asistentes a su funeral llenaron por lo menos unas tres cuadras.
A pesar del dolor que embarga a la familia Orellana Canales, la madre del joven asesinado dijo que perdonaba a quien le quitó la vida a su hijo. “El hermano que mató a mi hijo cree que le hizo un mal, pero está muy equivocado, le hizo un bien porque mi hijo ya está gozando en el cielo”, dijo la madre.
Rigoberto tenía pocos meses de haberse graduado de ingeniero gracias a un programa de becas en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA).
Por sus habilidades y capacidades, Rigoberto Arnulfo no esperó mucho para encontrar trabajo. Laboraba como ingeniero en una empresa en la zona con lo que ayudaba a sus padres.
Madre perdona al asesino de su hijo
“El hermano que mató a mi hijo cree que le hizo un mal, pero está muy equivocado, le hizo un bien, porque mi hijo ya está en el cielo. Le pido que se arrepienta y se convierta porque si no se irá al infierno”.
Madre, de ingeniero asesinado
El martes por la mañana fue asesinado por un hombre que irrumpió entre una fila de pacientes que esperaban ser atendidos en la clínica comunal del Seguro Social de ese cantón, aparentemente luego de asaltar a los pacientes. Con una pistola disparó contra Rigoberto Arnulfo y eso le segó la vida.
Su madre relató que a la hora que su hijo agonizaba, camino al hospital, le escuchó antes de morir las siguientes palabras: “Señor mío y Dios mío; mi Dios y mi todo”.