Mayoría de víctimas de la violencia este año no tenía vínculos con las pandillas

Los 612 ciudadanos que murieron de forma violenta corresponde al 70 por ciento de las 853 homicidio en el período del 1 de enero al 8 de septiembre de este año, según el informe de la Policía.

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Homicidio de un hombre de entre 40 y 50 años en condominios en el barrio Lourdes de San Salvador el 9 de junio de 2020. Foto EDH / archivo

Por David Marroquín

2020-09-19 4:00:46

De las 853 víctimas de la violencia registradas entre el 1 de enero al 8 de septiembre de este año, 612 eran personas a quienes la Policía no les encontró vínculos con las pandillas, según un informe de la corporación policial sobre el comportamiento de la criminalidad en ese período.

Esas 612 víctimas representan el 72 por ciento del total de personas (853) que murieron a raíz de la violencia criminal en ese período, de acuerdo al informe.

De las personas asesinadas que no estaban ligadas a pandillas, a 292 se les pudo determinar la profesión u ocupación en que se desempeñaban. Mientras que a las otras 320 no se les pudo establecer a que se dedicaban, pero a las que tampoco se les pudo comprobar que estuvieran ligadas a grupos de pandillas, según fuentes policiales.

Hay que sumar que nueve policías, tres soldados y 14 miembros de seguridad privada, también fueron víctimas de la violencia criminal en el mismo período de este año.

En el informe también se detalla que 215 pandilleros murieron a consecuencia de la violencia, ya sea porque los asesinaron o porque se enfrentaron a las fuerzas de seguridad.

Con respecto a esto último, el registro de la Policía apunta que 64 miembros de las agrupaciones pandilleriles perdieron la vida al enfrentarse a policías o soldados.

Otros 45 pandilleros resultaron heridos y 116 fueron detenidos en 128 enfrentamientos registrados de enero al 8 de septiembre pasado, según la Policía.

En el informe se detalla que de las 853 personas que murieron de manera violenta, 694 perdieron la vida de inmediato o en algún centro hospitalario.

A lo anterior se suma 45 casos que son calificados por las autoridades como feminicidios, además hallaron nueve osamentas, 33 cadáveres putrefactos en cementerios clandestinos o en la vía pública, y seis muertes derivadas de la violencia intrafamiliar.

Con relación a las armas usadas en las 853 muertes violentas, a 603 víctimas las acribillaron a balazos, otras 135 víctimas murieron por lesiones de arma blanca, 53 con objeto contundente, 33 con otro tipo de arma y en 29 asesinatos no se pudo determinar el arma utilizada.

Violencia contra la mujer sigue
Las cifras de la Policía detallan que 90 mujeres fueron asesinadas en el mismo período. En 45 de los casos, las autoridades policiales consideraron la muerte de la mujer como feminicidio, mientras los otros 45 fueron catalogados como homicidios.

El 54 por ciento (49 casos) de la totalidad de las muertes violentas de mujeres se concentró en los departamentos de San Salvador (26), Ahuachapán (12) y San Miguel (11); mientras que en los otros 11 departamentos hubo 41 asesinatos de mujeres. Solo en Morazán no registra homicidios de mujeres o feminicidios; y en San Vicente hubo uno.

Las autoridades destacan como uno de sus principales logros la reducción de los homicidios. Con respecto a este punto, la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico Social (Fusades) destaca, en su informe del primer semestre de este año la disminución de la violencia, pero considera que “esos esfuerzos por reducir la criminalidad sean sostenibles en el tiempo, comprendidos dentro de una estrategia integral y siempre dentro del marco del respeto al Estado de derecho”.

Pero por otro lado, Fusades cita estudios internacionales y académicos en los que se señala algunas dudas sobre la causa de la baja de los homicidios. Entre esos estudios cita el del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la Universidad Centroamericana, UCA; y el de la organización International Crisis Group entre otros.

“Continúa la importante reducción en los homicidios desde el segundo semestre de 2019, pero hasta el momento no se cuenta con la información suficiente para determinar su causa”, señala Fusades.

En el estudio de International Crisis Group hacen la interrogante de si se trata de un “¿milagro o espejismo?”, ya que “no encontró evidencia de que este aspecto del Plan Control Territorial tuviera un efecto en la tasa de homicidios”.

Señala además que “nada garantiza que esta disminución represente un progreso permanente y no simplemente un breve momento de calma. Puede deberse más a la evolución de las pandillas y a su aparente decisión de reducir los asesinatos, tal vez con base en un entendimiento informal con las autoridades, que a las políticas oficiales del gobierno”.

Este último aspecto también ha sido considerado por académicos nacionales especialistas en seguridad.

Menos delitos que 2019, según los registros oficiales
Los registros de la Policía dan cuenta de 29,155 hechos delictivos entre el 1 de enero y el 8 de septiembre de este año. La cifra representa una reducción en la actividad delictiva de 15,670 hechos con respecto 2019.

El año pasado se contabilizaba 44,825 delitos en ese mismo lapso.
Los hurtos (robo sin violencia), los robos (asaltos a mano armada), lesiones, homicidio, extorsiones, hurtos y robos de vehículos, las violaciones y los robos de vehículos con mercadería, son los rubros delictivos de mayor incidencia, según las estadísticas oficiales.

Los registros de la Policía también revelan que 1,924 personas fueron heridas en algún hecho de violencia, aunque en la mayoría de casos, las intenciones eran matar a la víctima o las lesionaron de manera circunstancial.

Fuentes policiales consultadas aseguraron que también las lesiones son indicadores de la violencia criminal.

Mario Pozas, quien es consultor en temas de seguridad pública de Fusades, señala que la reducción de las estadísticas criminales es un hecho positivo para este año, pero cualquier análisis que se haga tiene que tomar en cuenta que el 2020 ha sido un año atípico en todo sentido.

Señala el experto que en el período de la cuarentena obligatoria por la emergencia de la pandemia del COVID-19 se tuvo al menos dos impactos importantes en relación al comportamiento delincuencial.

“Por una parte, redujo las actividades económicas y comerciales del país y, al mismo tiempo, prohibió (de manera contraria a la Constitución) que las personas transitaran por espacios públicos”, señala Pozas como primer punto.

Agregó que “puesto que la mayoría de delitos que se registran en el país son de carácter económico (robos, hurtos, extorsiones, hurto y robo de vehículos, vehículos con mercadería, entre otros) y se cometen en la vía pública (mercados, paradas de autobuses, parques, plazas, calles, carreteras, etcétera), es lógico que a la fecha se cuente con una caída importante en las estadísticas delictivas”.

Por otra parte, Pozas considera que “si se afina el análisis temporal y se dejan por fuera los meses de marzo a agosto, es decir el tiempo en el cual las restricciones a la movilidad personal fueron más rigurosas, se puede constatar que no hay mucha diferencia entre los años 2019 y el 2020, incluso algunos delitos aumentaron en enero, febrero y septiembre 2020 con respecto a año anterior. Por ejemplo, el hurto, el robo, las lesiones y la extorsión”.

Asegura que el comportamiento de la actividad delictiva, en términos absolutos, “presentó un alza en los meses de enero y febrero de 2020, mientras que septiembre muestra un comportamiento similar al del 2019”.

Para el especialista, cualquier análisis de las estadísticas delincuenciales en lo que va del presente año, se “necesita tomar en cuenta las condiciones económicas y de movilidad a que estuvieron sometidas las personas y las empresas, derivadas de la pandemia del COVID- 19, por al menos seis meses, todo lo cual ha tenido una repercusión directa y a la baja en la comisión de delitos a nivel nacional”.