Guatemaltecos acuden mañana a las urnas en medio de desánimo

El Diario de Hoy analiza el ambiente previo a los comicios presidenciales del vecino país. Las acusaciones de mal uso de recursos y abuso de poder entorpecen el entusiasmo a un día de las elecciones.

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La ex primera dama Sandra Torres lidera los sondeos pero la tendrá difícil en segunda vuelta el 11 de agosto. Foto/ cortesía @soy_502

Por Ricardo Avelar

2019-06-15 4:50:21

Sin mayor entusiasmo, los guatemaltecos acudirán mañana a elegir a su próximo presidente, además de los 158 diputados y los alcaldes que regirán el país por los próximos cuatro años.

A un día de ir a votar, la exprimera dama de la República (2007-2011) Sandra Torres, encabeza el pelotón de aspirantes a la presidencia de Guatemala. Según la última encuesta de ProDatos y Prensa Libre la carta de la Unión Nacional de la Esperanza aparece con un 20.2%.

La sigue de cerca el conocido Alejandro Giammattei, que aspira a llegar a la presidencia por cuarta vez en su carrera y quien además buscó infructuosamente la alcaldía capitalina en dos ocasiones. Este tiene un 14.4% de preferencia según el sondeo.

En un tercer lugar, aparece el exdiplomático Edmond Mulet, con un 8.5%, seguido de cerca por Roberto Arzú, primogénito del fallecido expresidente Álvaro Arzú con un 8%. Finalmente, cierra el pelotón Thelma Cabrera del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) con 7.6% de la preferencia.

 

Los cinco aspirantes principales a la presidencia apenas suman un 58.7% de la preferencia electoral, lo cual habla del fragmentado sistema de partidos en Guatemala pero también del poco entusiasmo que generan las principales opciones.

Esto se aúna a que dos candidatas muy populares (la exfiscal Thelma Aldana y la exdiputada Zury Ríos) fueran inhabilitadas vía judicial. Con la partida de ambas, se cortó de tajo la preferencia de cerca de un 30% del electorado.

Si bien Torres lleva la delantera en estas elecciones, es imposible que alcance el 50% más uno que le garantizaría su victoria mañana.

 

En segunda vuelta, su propuesta electoral ya no luce tan favorecedora. En los escenarios comprobados por la encuestadora ProDatos, Torres perdería contra Giammattei (por 22 puntos porcentuales), Mulet (por seis puntos) y Arzú (por siete puntos).

Esto, pues su base electoral es parte de los beneficiarios de los programas sociales que encabezó cuando fue primera dama en la administración de su exesposo, Álvaro Colom Caballeros.

Sin embargo, estos programas sociales estuvieron bajo la sombra de irregularidades. En una Guatemala con aversión a la corrupción esto le ha generado mucho rechazo, especialmente en los círculos urbanos más progresistas.

Por tanto, parece que Guatemala definirá su futuro político el próximo 11 de agosto en segunda vuelta. Además, la suerte luce echada para Torres, que según los números actuales quedaría cerca, pero a la vez muy lejos, de asumir la presidencia el próximo catorce (de enero) a las catorce (2 p.m.).

Contexto electoral

Hace solo cuatro años, Guatemala fue a las urnas con optimismo de haber logrado, solo unos días atrás, derribar a un gobierno salpicado en un escándalo de defraudación aduanera conocido como “La Línea”.

En este ánimo de romper con las viejas prácticas del pasado, los chapines se apartaron de la política tradicional y depositaron la confianza en Jimmy Morales, un comediante que incursionaba por primera vez en política con la promesa de no ser “ni corrupto ni ladrón”, aunque se hizo rodear de militares que representaba las más viejas prácticas de opaco manejo de recursos públicos.

Durante su presidencia, Morales desinfló el ánimo de Guatemala, encabezando un gobierno ansioso de deshacerse de las instituciones con mayor legitimidad del país: la Fiscalía independiente (MP) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).

Al presidente le acompañó en todo momento una alianza de legisladores de diferentes partidos denominada popularmente como “Pacto de corruptos” y cuyo legado ha sido buscar eliminar delitos como el financiamiento electoral no reportado o incluso el financiamiento electoral ilícito.

No es de sorprender entonces que a poco tiempo de un despertar del activismo y el derribo de un gobierno corrupto, el presidente Morales, los diputados afines y un aparato cooptado desanimara a una Guatemala que una vez más siente que tiene que votar por “el menos peor” de sus candidatos.