Guaidó aspira a reelección y mantener el pulso con Maduro

El político venezolano, reconocido como presidente interino de Venezuela por unos 60 países, aspira a ser reelegido al frente del Parlamento y continuar con la lucha opositora.

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El político Juan Guaidó, fue electo como presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela en 2019. Foto EDH / archivo

Por EFE

2020-01-05 4:19:10

El líder opositor venezolano Juan Guaidó prepara para hoy domingo su nuevo reto: una votación de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) en la que debe ser reelegido como su presidente, paso necesario para mantener el pulso con el gobierno de Nicolás Maduro.

Durante este 2019, y con base en una lectura de la Constitución que el gobierno de Nicolás Maduro rechaza, Guaidó anunció su salto de la presidencia parlamentaria a la interina de la República, un cargo en el que ha sido reconocido por casi 60 países y que le ha permitido mantener una tensión política que parecía desaparecida en Venezuela desde 2017.

Sin embargo, esa asunción, que hizo ante una muchedumbre el 23 de enero, ha sido estrictamente teórica y no práctica pues el gobierno de Maduro sigue ocupando el Ejecutivo sin fracturas. Ahora, para poder continuar la pugna, debe conseguir ser reelegido como presidente de la AN.

La última pugna desatada entre Gobierno y AN, de contundente mayoría opositora, gira en torno a los votos de los diputados.

Mientras la oposición denuncia una persecución contra sus diputados, tanto judicial como de compra de voluntades, que ponía en riesgo alcanzar un quórum para poder reelegir a Guaidó, el oficialismo pugnaba por desacreditar las alternativas.

Finalmente, la AN aprobó una reforma del reglamento parlamentario que permite a los diputados que estén en el exterior, “por motivos de persecución política u otra de fuerza mayor”, votar de forma remota, lo que abrió la última pelea jurídica con el Gobierno.

El Parlamento necesita la presencia de la mitad más uno del total de los 167 diputados para que se lleven a cabo las sesiones: 84 parlamentarios imprescindibles para que se llegue al quórum que se requiere para seguir funcionando.

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) declaró “la nulidad absoluta y carencia de efectos jurídicos” de la norma que iba a permitir votar a esos diputados en el exterior. Inmediatamente después, la AN rechazó la decisión de la alta corte y abrió, por el momento, la última pelea por la legitimidad entre chavismo y oposición.

Como parte de esa pugna, el Parlamento no reconoce los dictámenes del Supremo al alegar que está integrado por magistrados abiertamente oficialistas, algunos de los cuales fueron designados en un procedimiento exprés días antes de que la oposición tomará el control de la cámara.

Sin embargo, el TSJ considera que la AN está “en desacato” y por tanto las decisiones que toma no las considera legales.

A partir de ese no reconocimiento mutuo ha ido creciendo una suerte de institucionalidad paralela que ha llevado a que haya un TSJ “en el exilio”, así como una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) compuesta solo por chavistas y que ha asumido buena parte de las labores propias de la AN.

El último y, hasta la fecha mayor pulso de institucionalidades, llegó el pasado 23 de enero 2019. Fue entonces cuando Guaidó anunciaba que asumía la Presidencia interina basado en el artículo 233 de la Constitución.

Dicho artículo recoge qué debe suceder si el presidente de Venezuela abandona el cargo y este es declarado por la Asamblea Nacional, algo que consideran sucedió al haber sido elegido Maduro en unas elecciones cuestionadas por la oposición y buena parte de la comunidad internacional.

Ahora y para mantenerse bajo esa premisa de presidente interino que desafía a Maduro con el apoyo de la comunidad internacional que le reconoce como tal, Guaidó debe ser reelegido.

Mantener la cohesión en un grupo político como el de la oposición venezolana, que cuenta con tantos recovecos ideológicos como ambiciones personales abarca, ha sido uno de los grandes retos desde las elecciones legislativas.

Guaidó deberá hilar de nuevo una mayoría que se muestre sólida no solo frente al mundo, sino también y especialmente en el interior del país.