“El gobierno de Nayib Bukele muestra un desprecio por la ley”

Eso concluyó el rector de la UCA en un foro virtual del Woodrow Wilson Center de EE. UU.

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Nayib Bukele, presidente de la República. Foto EDH

Por Ricardo Avelar

2020-10-10 9:50:04

Se marchitó la esperanza de ese presidente joven que suponía corregir muchos de los vicios de la política salvadoreña en las últimas décadas, entre ellos las sombras de la intolerancia, el diálogo estéril, el abuso del poder y la corrupción.

En poco más de un año en el poder, Nayib Bukele ha confirmado que puede personificar, acaso agravar, los grandes males que alguna vez condenó y juró derrotar cuando lucía como una promesa para un golpeado El Salvador.

En este periodo, Bukele logró elevar las alarmas de actores locales así como de múltiples y muy prestigiosos actores internacionales. El vicio perverso del autoritarismo que pareció contenerse con el proceso de democratización que incluyó la Constitución de 1983, los Acuerdos de Paz y las reformas constitucionales vuelve a merodear la política salvadoreña.

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La intolerancia, el constante desafío a instituciones e instrumentos de control, los indicios de nepotismo y la negativa de rendir cuentas evocan los peores momentos de la carencia de estado de derecho en el país, pasajes que se creían superados y ahora amenazan con volver.

En este gris contexto, el Centro Woodrow Wilson, un tanque de pensamiento que analiza entre otros temas la salud democrática de las Américas, sostuvo un panel titulado “¿Está en riesgo la libertad en El Salvador?”, con la participación de tres destacados analistas de la realidad hemisférica y de la situación en El Salvador.

“Desprecio por la ley”

En este evento, el rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), Andreu Oliva S. J., advirtió graves riesgos a la salud institucional y democrática de El Salvador.

Oliva lamentó que “hay de parte del gobierno del presidente Nayib Bukele un desprecio a la ley y la Constitución”, y denunció también “una manipulación de la Constitución al servicio de sus intereses en la que el presidente se considera el único intérprete válido” de la ley máxima del país.

Como botones de muestra, Oliva mencionó el desacato a sentencias judiciales, entre las que destacan el incumplimiento a fallos de la Sala de lo Constitucional o haber consentido que el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas impidiera a un juez ejecutar una inspección programada de los archivos militares de la masacre de El Mozote.

Asimismo, advierte que Bukele busca desprestigiar a la Asamblea Legislativa y a la Corte Suprema de Justicia, desconoce la función de control que tienen los diputados, y muestra indiferencia a entidades como la Corte de Cuentas, la Fiscalía o la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos.

Esto forma parte de una estrategia de fractura de la institucionalidad, señala el rector de la UCA, quien advierte que este no es el único flanco de ataque que tienen el presidente y su gobierno hacia la democracia.

Además hay, denuncia, un desmantelamiento de avances democráticos y una pretensión de ejercer el poder de manera absolutista, buscando saltarse los frenos y contrapesos.

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“Él (Bukele) parece que gobierna solo y hay indicios de absolutismo. Es un poder incontrolado y no contenible. Se percibe como un ‘legibus solutus’, alguien desvinculado de las leyes, superior a las leyes”, critica el religioso y académico.

Oliva añade que en este contexto, Bukele no solo ha encabezado una oleada de irrespeto a las instituciones y a principios generales como el estado de derecho, sino que ha consentido la violación de derechos fundamentales de muchas personas.

Entre ellos, destaca a los miles de varados que pasaron meses sin poder volver a su país mientras se mantuvo cerrado el aeropuerto y, una vez abierto, se estableció procedimientos confusos y arbitrarios que impedían el derecho a ingresar al país que tiene todo salvadoreño.

Asimismo denunció las detenciones arbitrarias de personas que presuntamente violaron la cuarentena domiciliar obligatoria y fueron trasladadas sin debido proceso ni ley que lo permitiera a centros de retención que no tenían las condiciones mínimas de higiene o distanciamiento para proteger la salud, la vida y la dignidad de las personas.

“Se atenta contra la democracia y retrocediendo en los avances de los últimos 25 años, aunque estos no han sido muchos”, lamenta.

“El pensamiento único”

Andreu Oliva no solo habla de la embestida directa a la institucionalidad. En su alocución ante el Woodrow Wilson Center, destacó que uno de los puntos centrales de la administración Bukele es el uso de la tergiversación, la mentira, la manipulación y las noticias falsas para tener un control centralizado del poder.

Además, están buscando por medio de una legitimación popular y de manipular la opinión pública, establecer una especie de “ideología oficial”.

Esta maniobra es popular de los regímenes autoritarios en el mundo y busca impulsar, por medio de la alta popularidad, un modelo de partido único de masas controlado por un grupo pequeño: el presidente, su familia y su rosca más cercana de seguidores.

“La propaganda es el eje transversal de su política que no se basa en solucionar los problemas sino en mantener una opinión pública favorable”, reflexiona el padre Oliva.

Por ello, buscan mantener acciones de presión a opositores que están deslegitimados ante la opinión pública, como los alcaldes de partidos tradicionales o los diputados, a quienes han retenido fondos incluso para sus salarios y luego los pintan como los culpables de estas medidas arbitrarias.

De la mano de esta pretensión de una ideología única, viene otra de las más peligrosas maniobras del libreto autoritario: el ataque a la libertad de prensa.

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Por ello, el rector de la UCA se une a un amplio coro de voces dentro y fuera del país que denuncian una creciente hostilidad a los medios de comunicación críticos de la gestión de Bukele, a quienes no solo estigmatiza y ataca en espacios públicos, sino que coloca como receptores de auditorías y tratos arbitrarios del Estado, como la cancelación de la pauta a quienes cuestionan cómo ejercita el poder.

“Hemos visto cómo la libertad de prensa, fundamental en una democracia, ha sido dañada”, lamenta Oliva. Añade que “el presidente critica y busca desmentir a los medios en cadenas nacionales y ataca a esos medios o a todos los que opinen diferente sobre su gestión”, mostrando su intolerancia.

Recientemente, 517 intelectuales y periodistas de 49 países del mundo elevaron su voz de protesta contra las amenazas de Bukele a los medios de comunicación y destacaron cómo el mandatario usa el poder del Estado como brazo de propaganda y estigmatización de sus críticos.

Asimismo, influyentes legisladores de ambos partidos mayoritarios de Estados Unidos han emplazado a Bukele por su creciente hostilidad a los medios de comunicación y, particularmente, su violenta embestida contra El Faro, un medio con alto prestigio a nivel internacional y que está en el centro de los ataques del Ejecutivo tras haber revelado una investigación sobre negociaciones del gobierno con la MS-13 para reducir la violencia y recibir apoyo político electoral.

Lejos de reconocer y rectificar estas actitudes, el gobierno ha restado importancia a los medios críticos, a quienes califica de “vendidos” o “corruptos”, e incluso desdeñó el mensaje de los legisladores estadounidenses al considerar que eran pocos.

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“No representan ni al 5% (de la Cámara de Representantes)”, dijo sobre seis influyentes republicanos que le emplazaron.

Al respecto, la laureada periodista Julia Preston, quien cubrió por años El Salvador, recordó que los ataques a El Faro y otros medios, incluyendo a El Diario de Hoy, han sido constantes y la agresividad va subiendo de tono, particularmente después de la publicación sobre la presunta “nueva tregua” entre el gobierno de Bukele y la MS-13.

Después de esta investigación, recuerda Preston, “Bukele sale en una cadena nacional en todos los medios y denuncia a El Faro y dice que los investigan por lavado de dinero y eso no es cierto. No les han informado de una investigación formal por lavado, lo que Bukele dijo es mentira”.

A juicio de la ganadora de premios como el Pulitzer o el Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia, es por los grandes avances democráticos en 25 años en El Salvador que hay preocupación de un grave retroceso.

Una película ya vista…

Miriam Kornblith, directora para Latinoamérica del National Endowment for Democracy, manifestó que ve en las palabras del padre Oliva “al pie de la letra (…) lo que se vio en Venezuela” con la instauración del llamado socialismo del siglo XXI que ha desembocado en una sangrienta y corrupta dictadura y en una de las peores crisis humanitarias de la historia reciente.

Es decir, la “ultra personalización del poder, anteponer popularidad sobre legitimidad, el intento de sobrepasar controles institucionales, el ataque a medios, el uso abusivo de los medios de coerción, la desconfianza ante cualquier actor autónomo e independiente que no muestra sumisión”.

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El socialismo del siglo XXI, recuerda, tenía tintes de izquierda pero los rasgos autoritarios se repiten con independencia del signo ideológico de quien lo maneja.

Sin embargo, a juicio de Kornblith es importante que las alarmas ya están sonando por los tempranos pero preocupantes abusos de Bukele.

“En Venezuela pasaron muchos años hasta que la comunidad internacional reaccionó y la tragedia ya había llegado a un punto terrible. Es importante que haya respuestas tempranas a cualquier signo de deterioro democrático”, reflexionó esta académica venezolana.