LA UNIÓN. “Sí juramos” fue la expresión unánime de los 407 reclutas que se juramentaron ante la bandera como nuevos soldados de la Fuerza Armada Salvadoreña.
El acto se realizó en el estadio Marcelino Imbers, en la ciudad de La Unión; con la presencia de miembros del alto mando del Ejército, autoridades municipal y familiares de los juramentados.
Los soldados serán destacados a diferentes guarniciones militares para trabajar en las tareas de la defensa de la soberanía nacional y en apoyo a los planes de la Policía.
Cada unidad militar realizó el proceso de reclutamiento voluntario (inscripción) y luego fueron enviados al centro de entrenamiento en el Destacamento Militar Número Tres (DM3), con sede en el departamento de La Unión.
Durante 15 semanas los reclutas son adiestrados en tácticas de armamento, principios militares, derechos humanos y charlas de valores.
El coronel Carlos Tejada Murcia, jefe del Estado Mayor de la Fuerza Armada, manifestó que el adiestramiento de formación consiste en convertir al civil en un soldado y que al finalizar su adiestramiento este listo para apoyar el plan de Control Territorial.
Tejada Murcia agregó que la Fuerza Armada tiene diferentes procedimientos en coordinación con la Policía y otras instituciones para evitar que las pandillas se infiltren al Ejército.
“La convocatoria fue masiva más de mil jóvenes que solicitaron ingresar a la Fuerza Armada, los que no lograron ingresar fueron por una serie de procedimientos militares, administrativos y tiene que ver con la salud del elemento”, explicó Murcia.
En lo que va del año es la segunda promoción de reclutas, y es la primera en lo que va de la nueva administración del gobierno Central.
El área de graderías del estadio fueron abarrotadas por los familiares de los nuevos soldados quienes llegaron desde zonas lejanas de La Unión para poder presenciar el momento en que sus hijos, esposos, padres y tíos juramentaban e servir a la Patria aún a costa de sus vidas.
Justo ese momento algunas madres les rodaron lágrimas al considerar que la vida de sus hijos ahora está más en riesgo por la situación de las pandillas.
Una mujer de 50 años proveniente de la zona rural de Morazán, dijo que desde muy temprano salió de su casa para ver juramentar y desfilar a su hijo.
“Se lo encomiendo a mi Dios que lo proteja de todo mal; es su decisión ser soldado para poder ganar algunos dólares”, agregó la mujer quien prefirió no identificarse.