Federico de Torres Muro: “Es peligroso que la gente vea a la democracia como obstáculo para resolver sus problemas”

El ahora exembajador de España le dio a El Diario de Hoy una última entrevista desde su despacho, horas antes de volver a su país. En esta, pidió a El Salvador no abandonar el afán del fortalecimiento de la democracia y la institucionalidad. Además confiesa que siente mucho marcharse.

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Según Federico de Torres Muro, El Salvador debe apostarle a la integración centroamericana. Esto, añade, puede incluso traer beneficios institucionales y democráticos. Foto EDH / Eduardo Alvarenga

Por Ricardo Avelar

2020-03-01 10:45:37

A solo un día de abandonar su cargo de embajador de España en El Salvador y volver a su país natal, Federico de Torres Muro dio una entrevista de despedida a El Diario de Hoy. En esta, mostró esperanza para el país, pero solo si se apuesta a reducir la desigualdad, se fortalece la integración centroamericana y se lucha por la igualdad de género.

El exembajador de España en El Salvador, Federico de Torres Muro, habló sobre los retos que tiene la democracia salvadoreña e instó al país a apostarle a la integración centroamericana para que los países del istmo sean competitivos

Nada de eso, dice, puede hacerse al margen de la democracia y la institucionalidad. Finalmente, el diplomático afirma que le habría encantado quedarse más y felicita a quien le suceda por llegar a un país amistoso y donde hay mucho por hacer pero mucha disposición para trabajar. Esto conversamos:

¿Cuál es la impresión con la que se marcha de El Salvador?
Me voy con una sensación de desgarro, han sido dos años y medio de trabajo muy intenso. Hemos estado en contacto con diversos actores políticos, sociales, económicos y culturales. Indudablemente el trabajo con esas redes deja mucha huella. Me voy con una sensación de satisfacción pues creo que hemos hecho un buen trabajo y siento mucho marcharme, pues el país me ha ofrecido mucho.

¿Cuál es a su juicio el principal reto de la joven democracia salvadoreña?
El Salvador necesita profundizar la transformación económica y social. El pilar que le faltó a los Acuerdos de Paz fue económico y social. Probablemente no se fortaleció lo suficiente porque se priorizó, y parece lógico, la consolidación de la personalidad de las fuerzas políticas que salían del conflicto, pero sí es cierto que uno espera que a mediano plazo El Salvador asuma o experimente dicha transformación.

¿Ve esfuerzos al respecto?
Creo que sí. Lo que pasa es que el índice de presión tributaria es muy bajo, el porcentaje de población económica activa no registrada en la seguridad social sigue siendo muy elevado. Eso hace que una parte importante de la población esté desvinculada del proyecto de país.

Eso no se logra de la noche a la mañana pero es un gran reto de la democracia salvadoreña y espero que el gobierno de actual, con la cuota de apoyo popular tan elevado, pueda afrontar esta cuestión.

Aquí se tributa poco, pero hay poca eficiencia y corrupción. ¿Cómo decirle a un país que pague más impuestos con esos problemas?
La corrupción se combate con un sistema judicial ágil y transparente y El Salvador está en condiciones de hacerlo. Ahora se habla mucho de la iniciativa de la Comisión Internacional contra la Impunidad. Yo conozco a su responsable, Ronalth Ochaeta, y creo que puede coadyuvar a que la lucha sea real. Uno no puede pretender que la ciudadanía pague impuestos si en paralelo hay un abuso de los recursos.

Por otro lado, la administración del Estado debe ser eficiente al asignar recursos y ejecutar proyectos con fondos públicos. Una de las cuestiones que convendría resolver es la profesionalización de la administración del Estado. Hubo apoyo de cooperación española para un proyecto de ley que no llegó a buen puerto. Este Gobierno, si no estoy malinformado, a través del ministro de Trabajo quiere impulsar ese debate y llevar a la Asamblea Legislativa un proyecto para que los funcionarios salvadoreños sean capaces, leales y neutrales. Esto permitiría que la administración del Estado sea un motor de transformación social.

Hay un equipo impulsor para estas reformas que hace un excelente trabajo y nosotros estamos dispuestos a volver a colaborar en esa línea de trabajo y esperamos que se presente la iniciativa para acompañarla.

Tenemos un memorando de entendimiento entre la AECI y la Asamblea Legislativa que podría servir para transferir conocimiento y explicar cómo se manejó esto en España.

Estas leyes son complejas de aprobar. ¿Ve voluntad política para hacerlo?
En lo que se refiere a este proyecto, sí. Hablé con el ministro de Trabajo, el equipo impulsor, la comunidad académica. Hay una masa crítica de actores sociales dispuestos a impulsar esta iniciativa. Nosotros acompañamos el proceso.

En el caso de la corrupción, ¿ve avances reales o interés por presentar casos de forma mediática?
Esta iniciativa lleva apenas unas semanas ejecutándose, por lo que hay que esperar un poco. Se ha avanzado en acuerdos con la Corte Suprema, la Fiscalía y el Gobierno, y todos esperamos que la Asamblea Legislativa se involucre a aprobar reformas pertinentes. Nosotros tenemos instrumentos y fondos que pueden ser de utilidad para que España pueda, una vez la iniciativa se consolide, integrarse a apoyar a la CICIES mediante asignación de recursos financieros o el desplazamiento de expertos para el equipo de trabajo.

Corrupción, desigualdad, poca eficiencia generan insatisfacción y esta puede llevar incluso a validar estilos autoritarios “pero que resuelvan”. ¿Le preocupa esto?
A veces uno tiene la sensación de que el escenario internacional se caracteriza por desconfianza a los gobiernos y de estos a las organizaciones internacionales. Yo dije en la Asamblea Legislativa que lo último que se puede hacer es prescindir de las herramientas democráticas para transformar a un país.

Cité al expresidente argentino Raúl Alfonsín, quien decía que con la democracia se educa, se cura y se genera empleo. Es peligroso que la ciudadanía piense que la democracia es un obstáculo para resolver los problemas. Este es un riesgo importante para la convivencia y el desarrollo.

La semana pasada, la canciller Alexandra Hill Tinoco entregó una condecoración al embajador español. También la Asamblea Legislativa le otorgó una distinción. Foto EDH / cortesía

¿Y si son los gobernantes quienes piensan que la democracia es un obstáculo?
Eso nos pone en una situación de mayor alarma. Felizmente, salvo raras excepciones, América Latina vive un momento en que la mayoría de países tiene regímenes democráticos más allá de algunos momentos en que grupos de personas ejerciendo su derecho a manifestarse generaron hechos de mucha tensión, además de la respuesta que se ha dado a esas manifestaciones. América Latina tiene en líneas generales una situación satisfactoria en cuanto a derechos humanos y libertades públicas.

Haría mal en no preguntarle sobre el 9F. ¿Qué tan alarmados debemos estar?
Me gustaría que se superara cuanto antes esta situación de desconfianza. Dejó a la sociedad salvadoreña impactada por lo que sucedió. Yo no voy a entrar a juzgar las causas de lo que pasó ese día, pero indudablemente en una sociedad internacional tan mediatizada con las imágenes de impacto, esto a los que queremos a El Salvador nos chocó. No se trata de buscar responsables o administrar culpas, pero sería conveniente recuperar el clima de confianza y colaboración entre instituciones y poderes del Estado.

Además de institucionalidad, en la Asamblea tocó otros temas. ¿Qué más nos urge abordar?
Yo creo que es importante para El Salvador y toda Centroamérica profundizar en la integración, pues por sí solos son muy chicos para atraer inversión de forma significativa. Es ahí donde debe incidirse a corto y medio plazo porque si no va a ser muy difícil consolidar un modelo de desarrollo.

Desde la Unión Europea (UE) hemos apoyado este proceso, hay un acuerdo de asociación entre la UE y América Central pendiente de ratificación con tres pilares: comercial, cooperación y diálogo político que de momento solo se aplica provisionalmente de manera comercial.

Tanto las autoridades salvadoreñas como las del resto de la región tienen que seguir trabajando con el horizonte de generar no sé si un tratado de Unión Centroamericana pero sí un instrumento que dinamice el proceso de integración. Es el gran reto para los próximos 15 o 20 años.

A Centroamérica se le pide integrarse pero el mundo tiende a aislarse. ¿Es coherente si la tendencia de las potencias es a encerrarse?
En Europa hemos tenido momentos críticos, crisis migratoria, de la moneda común, conflicto de Rusia con Ucrania y la anexión de Crimea, la mala noticia que un estado miembro (Reino Unido) decidió abandonar la Unión Europea. Muchos puntos podrían llevar a pensar que el proyecto de unión está enfermo, pero a mí me parece que sigue teniendo todo el sentido preservar los activos del proceso de integración y creo también que vamos a superar los retos que he superado. Algunos ya se han superado o se han encarrillado, como la crisis que tuvo nuestra moneda común hace algunos años.

Es cierto que hay estados importantes cuyos dirigentes emiten señales en el sentido de no confiar en el multilateralismo y promueven soluciones basadas en el cierre de fronteras o limitación a la libertad del comercio, aproximaciones excluyentes que creo que son equivocadas. Yo creo que la gestión de flujos migratorios, la lucha contra el cambio climático o la desigualdad son retos de toda la humanidad a los que hay que hacer frente con estrategias diseñadas conjuntamente por la mayor parte de la comunidad internacional y todos los estados que quieran comprometerse a buscar soluciones comunes a problemas que son comunes.

Centroamérica es una región problemática. ¿Cómo integrar países que viven en tanta crisis?
El proceso de integración puede ayudar a resolverlos. Una institucionalidad común puede ayudar a superar esas rémoras que tiene el desarrollo de sociedades democráticas en la región. Una institucionalidad común es una buena receta para evitar que haya tentaciones antidemocráticas. A nosotros en España nos vino muy bien integrarnos a Europa. Nos dio estabilidad política y prosperidad social y económica.

En su discurso de despedida en la Asamblea, habló del tema de género. ¿Cuál es su postura sobre la situación de niñas, adolescentes y mujeres de El Salvador?
Este es un tema que nos preocupa, no lo ocultaré. Hemos sido activos en promover legislación en materia de igualdad de género y prevención de violencia contra la mujer. Algunas de nuestras ONG son activas en prevenir embarazos adolescentes.

En el caso de las mujeres cumpliendo pena de prisión acusadas de homicidio agravado nos preocupa. Yo quiero ser respetuoso con la sociedad salvadoreña donde parece haber sectores que están en contra de despenalización del aborto. Lo que hemos hecho es abrir canales de debate que debe ser estrictamente salvadoreño y decidir si debe despenalizarse el aborto en algunos casos.

Para nosotros, el apoyo al desarrollo de los derechos de la mujer es muy importante. Es una línea de trabajo en la cooperación que se aplica en toda América Latina.

En El Salvador fracasó actualizar la materia de educación sexual reproductiva por amplio rechazo de sectores. ¿Cómo avanzar en estos temas en una sociedad que se opone a una discusión amplia al respecto?
Hay que seguir promoviendo el debate y la concienciación. Hay un problema de embarazo adolescente, que es muy lamentable y afecta al desarrollo personal de las niñas y adolescentes, afecta a su desarrollo como actores económicos y sociales. Esto se arregla debatiendo y transmitiendo información, intercambiando experiencias con otros países. No hay que cerrarse al debate. Yo encuentro que la sociedad salvadoreña es madura para seguir conversando estas cuestiones.

¿Qué tanto daño hace discutir estos temas desde el plano religioso y moral, en lugar de técnico o científico?
Creo que incluso desde una perspectiva religiosa se puede abrir uno a conversar sobre lo que estamos tratando y la necesidad de que las niñas tengan buena información de nuestra materia. Todo es parte de un concepto integral de la educación. Es un debate que corresponde a la sociedad salvadoreña pero que está vivo y tiene lugar, pero hay sectores muy reacios a que siga.

¿Qué mensaje envía a quien le suceda en su cargo de embajador?
Felicitarle porque será una persona con suerte. Aquí se nos recibe bien, tenemos un nivel de interlocución muy bueno, hay trabajo por delante, estamos en ciernes de aprobar el marco de asociación país para regular nuestra cooperación bilateral, hay una presencia inversora española importante. Además hay relaciones políticas buenas. España y El Salvador tienen mucho de que hablar. Quien me suceda seguro tendrá una experiencia tanto o más positiva de la que he tenido. Desgraciadamente me voy, me habría gustado quedarme un poco más.