USULUTÁN. La rutina del municipio de El Triunfo está casi paralizada, tras la alarma que ha causado el incremento de casos confirmados de COVID-19, tras una jornada de pruebas que realizó el Ministerio de Salud.
La mayoría de los pobladores acata las restricciones de las reuniones sociales y medidas de bioseguridad para cortar la cadena de contagios de la nueva enfermedad.
Los resultados del tamizaje realizado el jueves 6 de noviembre llevaron al a mayoría de los familiares de Victoria Rivera, 42 años de edad, a guardar cuarentena por 14 días.
De su familia nueve personas dieron positivo al virus y la mayoría son asintomáticos.
“La gente me preguntan si están graves, pero están bien, y para muestra ahí están pintando la casa”, dice Victoria, cuya prueba resulto negativa al virus, por lo que es la encargada salir a hacer las diligencias que no se pueden postergar.
“Este virus es una realidad, en mi caso personal mi familia salió positiva … y por eso la familia está aislada”, dijo.
Este miércoles, 45 empleados del SIBASI de Usulután realizaban una búsqueda casa por casa de sospechosos de COVID-19, para poder brindarles “la atención oportuna, el tratamiento y educación a la población”, explicó la epidemióloga Ligia Hernández.
El secretario municipal, César Amaya, explica que hay alarma en la población pero “no todos hacen caso” en acatar las medidas de bioseguridad, como el uso correcto de la mascarilla y el distanciamiento físico.
La municipalidad registra, entre junio y octubre, siete funerales con protocolo COVID. En cinco de los casos la persona solo está vinculada a la enfermedad; en los restantes dos hubo prueba d e laboratorio que confirmo la presencia del virus.
Uno de esos dos casos se trató del alcalde del municipio, José Arturo Romero, de 72 años, quien falleció en agosto pasado.
La ahora viuda del alcalde Rosa María Castillo de Romero, 34 años, narró que el martes 7 de julio el alcalde presentó los primero síntomas de la enfermedad.
“Yo también me sentí mal y me fui a la casa, pero él se quedo en la alcaldía a terminar una reunión. Y cuando llegó a la casa estaba con fiebre”, recordó la viuda.
El fin de semana continuó con el malestar y el jueves de la siguiente semana comenzó a sentir cansancio, “pero el era renuente a ir al médico. El viernes amaneció más débil y cansado. En San Miguel le indicaron una radiografía y nos dijeron que era bronconeumonía por COVID. Ahí se me vino el mundo abajo”.
Castillo de Romero narró que trató de ingresar a su esposo en varios hospitales, pero por su diagnóstico no lo aceptaron, por lo que se trasladaron a la capital.
El alcalde fue ingresado en hospital Militar, en donde estuvo ingresado 17 días.
En la última llamada el edil el dijo a su esposa: “yo siento que de esta noche no paso, quiero verte por última vez”. Ella viajó a la capital, pero en el trayecto recibió una llamada que alertaba la desmejoría del alcalde. Él falleció a la 4:40 de la tarde del 10 de agosto.
En El Triunfo, el pueblo salió a la calle para rendirle un homenaje. “Su enorme corazón lo entregó hasta lo último por su pueblo, por los más necesitados”, dijo la viuda del alcalde.