Dolor e indignación había entre los familiares de J. P. D., un hombre de poco más de 50 años que fue sepultado este miércoles en el cementerio municipal de Rosario de Mora, al sur de San Salvador, bajo estrictas medidas de seguridad por haber muerto por COVID-19, según el Ministerio de Salud.
J. P. D. salió el viernes desde su casa, en un caserío de Rosario de Mora, hacia el hospital Rosales para que le hicieran la diálisis. Desde hace varios meses, ese era un viaje obligado que el campesino hacía cada ocho días, comentaron varios familiares a El Diario de Hoy.
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Poco antes de salir hacia el hospital, había estado chapodando; por su condición de paciente renal, ese era un trabajo que no debía hacer por el esfuerzo físico que implicaba para él. El esfuerzo hizo que le diera un poco de fiebre y un poco de cansancio, según refieren sus parientes.
Al llegar al hospital Rosales, a pesar de que llevaba todos los documentos médicos que mostraban que era un paciente renal, cuando le tomaron la temperatura salió con fiebre, por lo cual lo aislaron de inmediato con otros pacientes con sospechas de tener coronavirus. Eso le comentó a la esposa mediante una llamada telefónica.
Sin embargo, J. P. D. le dijo que le habían puesto oxígeno y que eso le había hecho sentirse mejor.
J. P. D. comentó también que lo habían aislado junto con los pacientes que presentaban gripe pero que a pesar de indicarles que iba por su diálisis y de llevar sus documentos con los que probaba su condición de salud, la diálisis nunca se la hicieron. Y tenían que hacérsela cada ocho días. Esa llamada fue el último contacto que la víctima tuvo con sus familiares.
La muerte que fue ocultada
El lunes a la medianoche, empleados de una funeraria llegaron a donde la familia para avisarles que J. P. D. había muerto de coronavirus.
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La familia no recibió ningún aviso del hospital Rosales o alguna llamada del Ministerio de Salud en el que les comunicaran que su familiar había muerto.
Fueron empleados de una funeraria quienes les detallaron que J. P. D. había muerto a las 6:00 p.m. del lunes víctima del virus chino.
Poco después de la medianoche del lunes, o mejor dicho a primeros minutos del martes, la cuenta en Twitter del Ministerio de Salud daba sus acostumbradas cifras sobre el comportamiento local de la epidemia: reportaba cero muertos por el COVID-19, a pesar de que J. P. D. había fallecido, según el diagnóstico médico, a causa de esa enfermedad.
Así lo indican los documentos que les entregaron a los familiares, a los que El Diario de Hoy tuvo a la vista y que uno de los familiares mostró con indignación, a la vez que decía estar seguro de que su familiar no murió por COVID-19, sino porque no le hicieron la diálisis que necesitaba y por la que fue al hospital Rosales.
Salud no ha llegado a evaluar a los familiares
Los familiares de J. P. D. afirmaron ayer que a pesar de que en los documentos oficiales se indica que él murió por sospecha de COVID-19, ningún empleado del Ministerio de Salud se ha acercado a los parientes del fallecido para evaluar sus condiciones médicas, ya que sus familiares serían posibles sospechosos.
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“Ninguno de nosotros está enfermo; ahí está la esposa, los hijos, nosotros (hermanos); nadie ha presentado ningún síntoma, y sabe por qué, porque mi hermano no murió de coronavirus, él no tenía coronavirus, murió porque no le hicieron la diálisis”, aseguró un hermano de J. P. D. visiblemente indignado, mientras esperaban que llevaran el cuerpo para sepultarlo.
Otro familiar de la víctima lamentó que la negligencia que existe en el hospital Rosales para entregar los cadáveres. Afirmó que él tuvo que esperar más de 24 horas para que le entregaran los restos, a pesar de que deberían hacerlo con prontitud para que fuera inhumado, y de acuerdo a los protocolos que el Gobierno anuncia.
“Mire, ahí en el Rosales hay gente que lleva hasta tres días esperando que les entreguen los restos de sus familiares”, afirmo un pariente mientras observaba desde lejos a los cuatro empleados de la alcaldía de Rosario de Mora, vestidos con trajes blancos especiales, sepultar a J. P. D..