El doctor Fabio Castillo cree que hasta el momento el gobierno ha actuado correctamente para enfrentar la amenaza del coronavirus, pero considera que debe dar muestras de confianza en que se invertirán bien los fondos que le apruebe la Asamblea y, más bien, enfatiza en que este Órgano debe ejercer un control sobre el destino de los mismos. Al mismo tiempo, apunta que la discrecionalidad que le da la emergencia y el Estado de Excepción no debe prestarse para abusos como el del 9F. Estos son sus criterios…
¿Cuáles son los alcances que le da la ley y la Constitución en estos casos al Ejecutivo para tener discrecionalidad en la parte jurídica y financiera?
El régimen de excepción implica una suspensión de garantías. El Estado en algunos momentos no puede garantizarle a usted, por ejemplo, la libre circulación, sino que le dice: “mire, no se la puedo garantizar de tal hora a tal hora porque tengo que atender ( por ejemplo en caso de guerra o invasión) las operaciones bélicas. Si usted sale a la calle es por su cuenta”. La gente aquí ha entendido que sí yo salgo a la calle cualquier autoridad puede disparar y matarme, eso no es cierto. Los derechos los tiene que respetar el Estado.
Evidentemente, el régimen de excepción en estas circunstancias procedía, sin duda alguna: estamos en una epidemia. Ahora bien, pongamos las cosas en su punto justo. El coronavirus se está difundiendo rápidamente en el mundo, pero más rápidamente se ha difundido el virus de la psicosis. Estamos viviendo dentro de una psicosis, en la cual algunos creen que el Gobierno puede hacer cualquier cosa, puede tomar medidas discrecionales. Algunos otros creemos que no. Están bien las medidas que ha tomado el Ejecutivo en general, pero no es que pueda hacer cualquier cosa.
El Ejecutivo ha solicitado a la Asamblea la aprobación de $2,000 millones por la emergencia…
No es que pueda pedir $2,000 millones y si no se los dan diga que la Asamblea está en favor de que el coronavirus acabe con el país, no, las cosas no son así. Hay que analizarlas todas con mucha serenidad, con mucha reflexión y tomar las medidas pertinentes. Yo digo que con respecto a los $109 millones y a los $2,0000 millones. Mi duda es la siguiente: Tenemos el caso de Osiris (Luna, viceministro de Justicia), cuyo viaje fue pagado por una empresa que va a participar en una licitación. Ya es el momento de que el Gobierno, en un afán de depuración, hubiera no solamente destituido a Osiris sino que hubiera expresado públicamente que esa empresa no puede participar en las licitaciones y que de ninguna manera le van a ser adjudicadas ningún tipo de obras ni de compras.
¿Qué se debe hacer?
Creo yo que eso es elemental que se haga para que todos tengamos confianza en que esos millones de dólares van a ser bien invertidos, bien utilizados, incluso, bien gastados. Todo eso debemos velar por que se dé. No podemos pensar que el presidente y su gabinete pueden hacer cualquier cosa. Yo tengo ahí mi terror de que el Gobierno entienda eso como, no le podría decir caja chica, de una caja grande de la cual puede disponer a discreción. Los $2,000 millones, si se aprueban, que se aprueben con vigilancia legislativa, no es para gastar hoy se me ocurrió tal cosa, tal otra. Eso que se haga programadamente. Que el Ejecutivo proponga y que el Legislativo no se empeñe en poner estorbo. Si la ley y todo es apropiada, que lo apruebe de inmediato.
¿En qué se tiene que usar ese dinero?
En muchas cosas. La primera es en actualizar nuestro Sistema de Salud, es decir, que entiendo yo que no solamente no estábamos preparados para un caso como este, que nadie estaba preparado en el mundo, sino que nuestro Sistema de Salud es en sí deficiente. Deberíamos invertir en poner el Sistema de Salud al día, con capacidad de atender las necesidades normales de la población y de responder rápidamente a una crisis. Estaría bien tener un hospital general permanente, no solo para esta crisis, no le voy a llamar de primer nivel, de segundo orden, pero eficiente, que pueda atender a la población.
¿Más que créditos que son deuda sobre deuda, qué incentivos puede dar el Estado para compensar a la empresa privada?
Yo no voy a hablar sobre ayudas a la empresa privada. No es que yo me oponga a eso, pero me parece algo terrible de pensar en que muchos en la empresa privada se han opuesto a los subsidios del gas, a los subsidios del agua, al subsidio de la electricidad, que son para los pobres y que ahora vengamos los pobres a subsidiar a los ricos, yo creo que en eso hay que tener un gran cuidado. Medidas que no me agradan a mí: que no se cobre la electricidad, que no se cobre esto, que no se cobre lo otro, que se cobre más adelante, a mí eso no me parece, lo que podrían haber dicho es que no se va a poder cortar el servicio de luz, ni el de agua por motivo de mora, pero el que quiera pagar, el que pueda pagar, que lo haga. No tienen por qué retrasarle el pago. La gente se va a gastar el dinero y cuando le toque pagar no lo va a tener. No me gusta la palabra incentivo para eso, porque incentivo es para hacer. Sin duda alguna hay que pensar en el problema económico y hay que buscar formas de que no repercuta ni en los empresarios pequeños y medianos, ni en los trabajadores de las empresas pequeñas, medianas o grandes, pero no es una caja grande para decirles vamos a repartirles a estos a estos y a estos.
¿El estado de emergencia posibilita que el Ejecutivo o cualquier otra autoridad se pueda saltar la Ley LACAP?
Siempre tiene que haber control. La Asamblea podría rápidamente hacer algún un tipo de reforma que pudiera evitar lo engorroso, porque es otro problema nuestro, ponemos tantas trabas. Nos pasamos de las trabas correctas a las incorrectas, a las trabas que yo llamo moratorias. Aquí es donde deberíamos de empezar a revisar atinadamente nuestra legislación y poner los controles, no las trabas, correctos para el uso del dinero.
Sobre que se llame a la CICIES antes que a la Corte de Cuentas en el tema de compras…
Estoy totalmente opuesto a la CICIES. No creo que sean los extranjeros los que tengan que venir a controlarnos. Ya si nosotros nos somos capaces de ejercer controles nosotros mismos es que no merecemos ser un país con soberanía. La soberanía implica que nosotros tenemos la facultad de determinar nuestro futuro, de juzgar nuestras diferencias y otra serie de cosas más, pero esas dos son fundamentales.
¿Qué puede comprar y qué no con la venia que le da el Estado de emergencia?
Evidentemente hay cosas que no podemos comprar: una bomba atómica, varios buques, una flotilla de helicópteros, etc., sino lo indispensable para enfrentar la crisis: medicinas, mascarillas, cuestiones para preservar, etc.