Exrefugiada salvadoreña cuestiona acuerdos de asilo de EE.UU. con la región

Rosa Anaya sabe de vivir en carne propia el miedo a la persecución y la violencia: después de ser asilada volvió al país para trabajar por la prevención del crimen y los derechos humanos.

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Rosa Anaya recibió el premio de parte de la ex secretaria de Estado Hillary Clinton y el rector de Georgetown, John De Gioia. Foto EDH / cortesía

Por Tomás Guevara

2019-10-03 6:25:29

La salvadoreña Rosa Anaya llegó a Washington la semana pasada para recibir el premio que año con año otorga la ex secretaria de estado, Hillary Clinton con la Universidad de Georgetown a mujeres que trabajan en la lucha por la defensa de los derechos humanos en el mundo. Esta salvadoreña dejó Estados Unidos luego de décadas de asilo para regresar a El Salvador y trabajar por la prevención de la violencia desde las cárceles del país.

Antes de comenzar un panel de discusión en el Centro de la Juventud en Washington DC sobre el tema migratorio, esta compatriota, que huyo del país y fue refugiada en Estados Unidos luego del atentado en el que muriera su padre, el activista de derechos humanos Herbert Anaya Sanabria, en octubre de 1987, comenta sobre las serias preocupaciones que genera en el movimiento de derechos humanos los cierres de espacio para la protección de personas perseguidas.

“Uno no decide migrar y dejar a su familia por opción ni porque es una vacación, se va en una situación de circunstancias muy complejas, cuando la vida de uno mismo está en peligro, o la de sus hijos está en peligro, cuando económicamente no podemos suplir las necesidades de la familia, esos son algunos de los factores que empujan a la gente a migrar, entonces simplemente cerrar la puerta a las personas que están buscando la forma de sobrevivir no es la solución”, puntualiza esta activista que luego disertó sobre su trabajo en las cárceles del país con el apoyo de los Servicios Católicos.

El Salvador y los vecinos países del Triángulo Norte de Centroamérica han firmado acuerdos con el gobierno de Estados Unidos que han sido cuestionados por organizaciones migrantes, como la organización Mundial de las Migraciones, por considerar que dificultan el acceso a los migrantes a protegerse de persecuciones bajo la figura de asilo en la potencia del norte.

“El asilo es un derecho protegido por las leyes internacionales, pero más que eso es la solidaridad de los pueblos de podernos ayudar unos a otros en momentos de crisis. En Centroamérica ya conocemos los índices de violencia y pobreza, y mucha de nuestra gente está intentando constantemente buscar un espacio para poder sobrevivir, nivelarse económicamente para luego ver si se puede continuar la vida a la que tenemos derecho todos, a soñar con una mejor vida”, comenta Rosa Anaya.

Dice hablar con su propio testimonio y el de su familia de ser perseguida en El Salvador por la situación de violencia durante el conflicto armado, fue justo la solidaridad de los Estados Unidos la que le salvó la vida y le dio la posibilidad de formarse y aportar luego al proceso de paz en otro momento difícil a su tierra, y sobre todo continuar con el legado de su padre, la defensa de los derechos humanos, comenta.

Rosa defiende desde Washington el derecho de la gente a migrar; pero también el derecho a quedarse en su propia tierra con condiciones dignas que le permitan labrarse una vida digna. Aunque reconoce que en El Salvador es difícil parar la migración porque los indicadores que empujan a la gente a migrar siguen latentes.

Durante el foro realizado en el Centro de la Juventud, que atiende a jóvenes inmigrantes en su proceso de inmersión a través de la educación en el Área de Washington, el resto de panelistas también abordó la preocupación y las perspectivas de la situación migratoria en el corto y mediano plazo.

“Los procesos de pacificación en los países del Triángulo Norte de Centroamérica pasan por enormes esfuerzos de individuos y organizaciones que están comprometidos con cambios en las comunidades ha sido los grandes actores que han sumado a estos procesos en entornos muy difíciles”, resumió Helena Olea, de la Alianza Américas.

Luego de recibir su premio, Anaya ha estado visitando congresistas y senadores de ambos partidos en la capital de EE.UU.