OEA concluye que hubo fraude en Bolivia y Evo renuncia

Presionado por las denuncias de fraude, un informe de la OEA que confirmaba las irregularidades, y perder el apoyo del ejército y la policía, Evo Morales renunció.

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Por EFE/Agencias

2019-11-11 5:30:37

LA PAZ. El 10 de noviembre quedará marcado en la historia del mundo y de Bolivia, como la fecha en que el presidente Evo Morales renunció, tras sentirse acorralado luego de la crisis que desató el fraude cometido en el proceso electoral del pasado 20 de octubre.

El ahora ex presidente de Bolivia, afirmó que renunciaba a su cargo debido a “que algunos comités cívicos y partidos que han perdido” incitaban a la violencia y a la agresión entre bolivianos.

Evo Morales apareció en la televisión para anunciar su renuncia, tras lamentar un “golpe cívico” y que la Policía se hubiera replegado a sus cuarteles en los últimos días.

El domingo comenzó en Bolivia con el pedido de la OEA de anular la primera vuelta de las elecciones de octubre. Poco después el presidente Evo Morales anunciaba la convocatoria a nuevos comicios. Pero la presión aumentó y finalmente el mandatario renunció a su cargo.

“La lucha no termina acá”, advirtió con la voz entrecortada por momentos, para insistir en su denuncia de un “golpe cívico, político y policial” instigado por “grupos oligárquicos que conspiran contra de democracia”.

La renuncia del mandatario motivó una ola de reacciones a nivel mundial, mientras los bolivianos se lanzaron a las calles a celebrar la partida de Morales.

La celebración por la dimisión del presidente -que concluiría su mandato en enero próximo- también fue acompañada por la policía, quien en los últimos días decidió apoyar a las fuerzas opositoras de Evo.

“Es un momento histórico para la sociedad boliviana, la gente está festejando en las calles, sobre todo los jóvenes que han sido esenciales en la protestas, y va a ser un cambio radical para ellos porque han crecido con Evo Morales a la cabeza del gobierno, no olvidemos que llevaba casi 14 años en el poder”, dijo Natalia Oelsner, periodista boliviana.

Un día convulsionado
Temprano en la mañana del domingo, Morales tuvo que desayunarse con un informe que presentó la Organización de Estados Americanos (OEA), sobre las elecciones de ese 20 de octubre en Bolivia, el cual señaló serias irregularidades en el proceso.

La OEA aconsejó que el proceso electoral en Bolivia debe iniciarse otra vez efectuándose “la primera ronda tan pronto existan nuevas condiciones que den nuevas garantías para su celebración, entre ellas una nueva composición del órgano electoral”.

Cuando el informe de le OEA salió a luz pública, y las sospechas se convirtieron en realidad, las Fuerzas Armadas de Bolivia y la Policía Boliviana pidieron a Evo Morales la renuncia.

El comandante en jefe de la institución castrense, Williams Kaliman, y el comandante de la Policía Boliviana, Yuri Calderón, leyeron por separado sendos comunicados, sugiriendo el primero y pidiendo el segundo la renuncia de Morales.

“Luego de analizar la situación conflictiva interna, sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad, por el bien de nuestra Bolivia”, dijeron.

El fraude
Sobre el informe, una publicación del periódico El Clarín, detalló que el equipo de auditores de la OEA encontró irregularidades en todos los aspectos bajo investigación, lo que motivó al secretario general de la organización, Luis Almagro, a pedir la anulación de dichos comicios.

El periódico informó que el foco principal de la investigación fue el llamado Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares o TREP, el complejo mecanismo de medición que sufrió un inesperado “apagón” cuando anticipaba una segunda vuelta electoral entre Evo Morales y el opositor Carlos Mesa.

“Tras permanecer suspendido casi un día, el sistema mostró un sorprendente cambio de tendencia y concedió a Morales los diez puntos de diferencia que le daban la victoria en primera vuelta”.

Casi, inmediatamente después de eso, Evo Morales, intentó apagar la hoguera, convocando a nuevas elecciones generales. En una breve comparecencia en la que no citó este informe, aseguró que la nueva cita con las urnas se celebraría con un órgano electoral renovado, ante las denuncias de fraude en la primera vuelta de las que se acusa al actual.

“He decidido convocar a nuevas elecciones”, afirmó el mandatario desde el hangar presidencial del aeropuerto internacional de El Alto, ciudad vecina de La Paz.

El jefe de Estado señaló que acordó la derogación de todos los miembros del Tribunal Supremo Electoral, al que oposición y comités cívicos acusaban de fraude electoral en la victoria que le concedió un cuarto mandato consecutivo hasta 2025.

El presidente destacó que adoptó esta decisión de nuevos comicios para “bajar toda la tensión” y “pacificar Bolivia”.

Después del anuncio de Morales, la Fiscalía General de Bolivia anunció el inicio del procesamiento de los miembros del TSE por “presuntos hechos irregulares”.

Un comunicado de la Fiscalía advierte de que las irregularidades “muy graves” detectadas por la Organización de Estados Americanos (OEA) pueden conllevar “ilícitos penales y electorales vinculados al cómputo de los resultados oficiales”.

Una ola de renuncias
El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, también dimitió a su cargo, luego de que el mandatario renunciara como jefe de Estado.

En horas de la mañana, la presidenta del TSE de Bolivia, María Eugenia Choque Quispe, presentó su renuncia “irrevocable” y dijo que lo hace para someterse a “cualquier investigación”, luego de un informe de la OEA. Más tarde trascendió que había sido capturada.

Similar decisión tomaron el ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Luis Alberto Sánchez, y el presidente de la Cámara de Diputados, el oficialista Víctor Borda.

Foto EDH/AFP