Estados Unidos devuelve a México a 32,000 solicitantes de asilo

Los migrantes fueron devueltos a las ciudades fronterizas de Nuevo Laredo y Matamoros con la promesa que tendrían alojamiento y alimentación, pero no todos recibieron ayuda.

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Los migrantes centroamericanos, parte de un grupo de 87 personas deportadas de los Estados Unidos, esperan en una camioneta en el cruce fronterizo de El Chaparral antes de ser transportadas a un refugio en Tijuana, México. Foto/AFP

Por Agencias

2019-08-31 9:03:50

El programa “Permanecer en México” lanzado por Donald Trump para que los solicitantes de asilo en Estados Unidos esperen su proceso en México se ha convertido en una vía para rechazar indiscriminadamente a todo tipo de migrantes que llegan al sur de Texas. En los últimos meses han sido devueltos a México al menos 32,000 solicitantes de asilo acogidos al programa; solo en Nuevo Laredo, las autoridades locales estiman que han regresado a unos 5,500; en Matamoros, la cifra es de unos 3,000.

La gran mayoría de los migrantes que han sido devueltos a esas dos ciudades fronterizas cruzaron ilegalmente a Estados Unidos y aseguran que las autoridades estadounidenses les dijeron que México les proporcionaría alojamiento, comida y servicios básicos. La realidad es que la mayoría se quedó con las manos vacías.

Pese a que el programa solo está dirigido a quienes solicitan asilo, algunos de los que esperan en las ciudades fronterizas de Matamoros y Nuevo Laredo dicen que nunca lo pidieron. Uno de ellos es Wilfredo Álvarez, un albañil hondureño que cruzó ilegalmente por el río con la intención de buscar un trabajo y poder ayudar a los 7 hijos que dejó en su país. “Pensábamos que si nos agarraban nos deportarían a nuestro país, pero no fue así”, lamenta. “Nos tiraron para acá pero no somos de aquí y se nos hace muy difícil, usted sabe cómo es México”.

Otros aseguran que nadie les preguntó si temían ser perseguidos o acosados en México, aunque las leyes estadounidenses establecen que los migrantes no pueden ser enviados a un país si eso les pone en riesgo.

Las autoridades estadounidenses están dando a cada migrante que devuelven a México una fecha para la audiencia ante un juez que comenzarán a realizarse en septiembre mediante videoconferencias en unas carpas que se están instalando en Laredo y Brownsville, en Texas. Sin embargo, las autoridades mexicanas han trasladado a cientos de esos migrantes desde Nuevo Laredo y Matamoros hasta otras ciudades más al sur, algunas a más de 1,600 kilómetros de distancia, con el argumento de garantizar su seguridad y, nada hace pensar que el gobierno mexicano vaya a colaborar en regresarlos a la frontera norte para acudir a sus citas.

Al contrario, las autoridades mantienen los ofrecimientos para trasladarlos a la frontera sur. Ante ese escenario algunos centroamericanos que se sienten engañados y sin alternativas, por lo que han decidido costear sus propios viajes de regreso a casa.

Un pastor evangélico que ayuda a los migrantes en Nuevo Laredo calificó todo este plan como una forma de llevar a cabo “deportaciones encubiertas”. “Es una forma de enviarles a un país que no es el de ellos y evitarse gastos”, afirmó Aarón Méndez. Dos semanas después de hablar con AP, Méndez fue sacado por hombres armados del albergue que dirigía. No se ha vuelto a saber de él.

El “Protocolo de Protección a Migrantes”, el nombre oficial del programa conocido popularmente como “Permanecer en México” y lanzado para desmotivar a los solicitantes de asilo, se puso en marcha en enero en Tijuana y a mediados de julio se amplió al este de la frontera. Al norte del Río Bravo, en el sur de Texas, se encuentra el área en la que la Patrulla Fronteriza realiza el mayor número de detenciones de migrantes. Del lado mexicano está Tamaulipas, uno de los estados más violentos de México, con altos niveles de corrupción y actividad del crimen organizado, y el único de toda la frontera donde el gobierno estadounidense pide a sus ciudadanos que no pongan el pie.

Blanca, una guatemalteca que pidió omitir su apellido por miedo, fue retornada a Nuevo Laredo con 15 familiares en julio. Ella se disponía explicar a los estadounidenses que unos pandilleros mataron a su hermana y por eso tuvieron que huir. Llevaba documentos para probarlo, pero a nadie le importó, dijo.

El Comité Internacional de la Cruz Roja alertó esta semana en un mensaje escrito a la AP de que “existe un panorama cada vez más preocupante” en la frontera noreste del país ante la acumulación de migrantes que carecen de información sobre su situación y las opciones de transporte así como de servicios básicos de salud y de protección. Afirmó estar ya en contacto y en coordinación con autoridades y otras organizaciones internacionales para atender la situación.

La Patrulla Fronteriza detuvo en julio a 72,000 personas frente a las 95,000 de junio y las 133,000 de mayo. No se sabe qué parte de esta reducción se debe al programa y cuánto al endurecimiento de los controles puestos en marcha por México para detectar migrantes.

Más fondos a centros de migrantes
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS por sus siglas en inglés) destinará 271 millones de dólares para aumentar el número de camas en los centros de detención para migrantes y apoyar su política de forzar a los solicitantes de asilo a esperar su trámite en México.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que la medida es sorprendentemente imprudente.

El Congreso asignó en un inicio 45,000 camas para los migrantes detenidos, pero para el 24 de agosto el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) tenía bajo custodia a unas 54,344 personas.

Dado el incremento de adultos que cruzan la frontera, el ICE ha tenido que aumentar el número de camas en los centros de detención por encima de lo que el Congreso financió.