En la escuelita de Las Chachas, en La Unión, hay muchas necesidades

Padres de familia realizan actividades para recaudar fondos y hacer algunas mejoras, pero requieren de atención urgente del Gobierno central.

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Por Insy Mendoza

2019-11-27 7:04:56

La Unión. Los alumnos del centro escolar caserío Las Chachas, cantón El Jícaro, La Unión, terminaron un año más de clases con un cúmulo de necesidades en infraestructuras por resolver.

Hay aulas con techos daños, los profesores improvisaron los pizarrones haciendo remiendos con material acrílico y otra parte de las pizarras antiguas que usaban con yeso, además de pisos dañados.

Algunas pequeñas mejoras que hicieron en el área de cocina, y la construcción de una bodega para los alimentos, y un aula, surgieron de un esfuerzo entre padres de familia, docentes y alumnos, pero son insuficientes.

Ana Elizabeth Sorto, directora de la escuela, dice que hay mucha necesidad de reparaciones en la escuela, están buscando apoyo para poder solventar el cambio de techo y piso en aulas, y comprar pizarras para el próximo año.

“Durante el invierno se sufrió mucho porque después de que llovía en la noche, al día siguiente nos tocaba que venir a sacar el agua y todo lo sucio de adentro del aula para que los niños pudieran recibir sus clases”, agregó Sorto.

La escuela recibe alrededor de $1,400 de bono anual que debe ser distribuido para todos los gastos, desde compra de insumos de limpieza, material didáctico para todos los alumnos, hasta tinta para la fotocopiadora.

Las Chachas es una comunidad de familias de limitados recursos económicos, que sobreviven de los pequeños cultivos del maíz y frijol, y algunas hortalizas que la gente lleva a vender al mercado de La Unión.

Oscar Pérez, miembro de la comunidad, manifestó que por años la escuelita es abandonada por parte del Gobierno central. “Nosotros los que tenemos alguna hermana o hijas estudiando, venimos a apoyar con algunos trabajitos ya sea de poda en el patio”, agregó.

Algunos padres de familia, manifestaron que, a pesar de la falta de dinero, siempre hacen el sacrificio de estar apoyando a la escuelita con la mano de obra en algunos trabajos, y también en la venta de panes para poder recaudar fondos.

Los pedazos de pizarras de madera que tienen son desde el año 1990, de las que se usaban con yeso. La población estudiantil es de parvularia a sexto grado.

Las autoridades de la escuela presentarán en enero del próximo año las respectivas solicitudes a la dirección departamental de Educación.

“A algunos alumnos nos toca que darles el papel para las tareas porque los padres no tienen dinero para comprarlo, y también les apoyamos con todas las fotocopias”, dijo la directora del centro escolar.