Marta hizo del trabajo su fuente de superación: “Debemos sentir orgullo de lo que hacemos”

Ella sacó adelante a sus hijos, estudió y tras 40 años de labores sigue dispuesta a aprender.

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En su cargo en el área de verduras y frutas, Marta Isabel de Marroquín cuida cada detalle para que siempre haya disponibles productos frescos y de calidad para los clientes de todas las tiendas. Foto EDH / Jessica Orellana

Por Susana Joma

2020-03-08 9:00:56

Marta Isabel Linares de Marroquín, una salvadoreña, originaria del cantón Veracruz, de Tonacatepeque, es un ejemplo de dedicación, perseverancia y visión, cualidades que le han valido para conquistar el mundo laboral, así como sus sueños y los de su familia.

Martita, como le llaman con cariño quienes la conocen, tiene 60 años de edad, cuarenta de los cuales los ha dedicado a trabajar en Súper Selectos, una empresa que según explicó, le abrió las puertas cuando recién se había graduado de bachiller opción contador del Liceo Camilo Campos, de San Salvador.

A lo largo de estos años ha tenido logros significativos en el campo laboral, desde sus inicios como cajera, pasando por subgerente de sala de ventas, gerente de sala de ventas, supervisora de tiendas hasta convertirse en gerente de primera línea, cargo en el que tiene como responsabilidad la adquisición de todas las frutas, verduras, semillas y otros productos que oferta esta cadena de supermercados en sus distintas sucursales.

En la actualidad el 44 % de puestos de liderazgo en Súper Selectos están ocupados por mujeres, de acuerdo a datos generados por esa empresa.

“En la medida que fui creciendo en la empresa pude ir ayudando más a mis hijos, junto con mi esposo, quien laboraba en una empresa textil”, comentó.

Marta Isabel ha visto a sus dos hijos y a su hija convertirse en profesionales que se desempeñan en el campo de la administración de empresas, de la ingeniería industrial, el mercadeo y la publicidad.

Foto EDH / Jessica Orellana

La gerente, quien ha cumplido su meta de contar con casa propia, recuerda con cariño sus inicios frente a la caja registradora, en donde tuvo oportunidad de conocer a clientes, proveedores, compañeros, y donde también tejió varios de sus metas ahora conquistadas.

“Nosotras, como mujeres, siempre tenemos sueños, cuando manejaba el pedal de la caja registradora siempre pensé que un día iba a tener carro y lo cumplí. Lo tuve como a los 20 años de estar en la empresa. Mi primer carrito todavía existe, un Nissan año 95, para mí el más bonito”, dijo con humildad.

Martita, quien recuerda los años duros de la guerra en que llegaban a trabajar entre las explosiones, afirmó que ha vivido la evolución que la empresa ha tenido en materia de tecnología, innovación e infraestructura, y a estas alturas de su vida sigue disfrutando de estar ahí, de lo que hace, así que de su cabeza está lejos el pensamiento de retirarse.

“La verdad es que ha sido muy motivador. Me siento orgullosa de trabajar para esta empresa”, señaló.

La gerente, quien siempre gustó de la Matemática y la lectura de los grandes Filósofos, explicó que ahí también le dieron oportunidad de superarse académicamente, primero al pagarle estudios de un diplomado en la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) y luego otro en la ADEN International Business School.

Esta esforzada colaboradora señala que el sacrificio que hizo en esa época, en que solo lograba ver dormidos a sus hijos, valió la pena.

Eso explica que hoy tenga la gerencia del rubro de las frutas y verduras, el cual conoce al dedillo, y que considera “es como el jardín del supermercado, lo más bonito”.

Tras su experiencia exhorta a las mujeres a perseguir sus sueños en todas las áreas de su vida siempre poniendo en práctica los valores para tener buenas oportunidades y ser mejores personas, a sentirse orgullosas de lo que hacen .