El sueño naranja se hizo realidad

Águila sumó su corona 16 de la mano del DT nacional Carlos Romero y de las del meta Villalobos, quien paró 2 penales en la lotería

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Por César Najarro - @cjnajarro

2019-05-27 4:00:32

SAN SALVADOR. Águila rompió una sequía de 7 años y ganó la Copa 16 de su historia. Lo consiguió de la mano del DT nacional Carlos Romero, muy criticado desde su llegada al cuadro emplumado, el año pasado, por su fútbol “amarrete”. Ahora, muchos de esos que lo señalaron, celebran este título, que deja al equipo negronaranja a una tan sola del rey de copas, FAS.

Lo obtuvo en la lotería de los penales, a donde Benji Villalobos, el mejor arquero de la fase regular, se agrandó para ser el hombre clave.
Fiel a su libreto, el DT de los migueleños mandó un 4-2-3-1 con mucha pierna en el medio que permitió anular casi por completo, y durante 120 minutos, el poder del equipo más goleador de la campaña, Alianza, que llegaba a su sexta final consecutiva.

Esta final fue soñada para los negronaranjas, aunque desde el fútbol espectáculo, lejos estuvo de ser buena.

Desde lo táctico, el primer tiempo fue casi por completo de Águila. El dispositivo de los emplumados fue tal que, en esos primeros 45 minutos, los albos no dispararon al arco. Un par de tiros desviados, dos de tiro libre, más un cabezazo de Cerén, por arriba.

El cuadro negronaranja, en cambio, dejó un poquito más de sensación de peligro, aunque tampoco llegó a inquietar demasiado al portero paquidermo García. Una vez intervino, en un remate de Ortiz que desvió a tiro de esquina.

La final soñada, hasta entonces, era desde el punto de vista de la venta de boletos, agotados por completo, aunque muchos en manos de revendedores, porque el Cusca lejos estuvo de llenarse aunque sí llegó un buen número de ambas barras.

En la cancha, el cerrojo impuesto por Rugama y Chigüila imposibilitó los hilos conductores paquidermos. Olivera, desaparecido, Monterroza, muy poco. Y por las bandas, salvo Cerén con un par de proyecciones, no cambió nada, porque cuando dejaba a Coca, aparecían Trejo o Rodríguez.

La presión alta, por momentos, le resultó a Águila, que agarró mal parado a Alianza de esa forma. En una, la ganó por derecha Ortiz, quien se juntó con Vergés en un dame que te doy. Se escapó por el costado derecho Ortiz y remató al arco potente, pero casi sin ángulo (8’). Bien parado estaba García para rechazar al tiro de esquina.

A Alianza le costaba salir. Águila pasaba de la presión alta a replegarse, y esto confundía a los paquidermos, que paseaban la bola atrás, pero sin tener nada de profundidad. Y, de repente, llegaba la orden desde el banco de Romero, todos arriba, en bloque, a robar el balón. Lo conseguían en muchas ocasiones, y en muy pocas quedaron mal parados. Las que así fue, ocurrió por la banda de Cerén, cuando Coca perdía la banda, pero aparecía entonces Rodríguez o Trejo.

Cinco faltas paquidermas en 15 minutos por ninguna de los emplumados denotaba quién estaba en control posicional y emocional del partido.

Sin embargo, pasados esos minutos, poco a poco comenzó a encontrarse el conjunto de Rodríguez, sin llegar por ello a inquietar la meta de Villalobos. Lo más cerca, un tiro libre desviado de Oliveira, o un cabezazo por arriba de Cerén, tras el cobro de un tiro libre.

En cambio, Águila estaba ahí, a las puertas, aunque sin terminar de inquietar. Al 19’, ganó por arriba Acosta y la bola le quedó a Ortiz para pegarle de primera. Intentó controlar pero le ganó la posición Mancía y la bola le llegó fácil a García.

Después, llegó también la pierna fuerte de Águila, sobre todo de Rugama y Ortiz, pero el primer tiempo se fue sin amarillas, y sin goles. Sin un ¡huy, huy, huy!

En platea, la gente aplaudió más que la policía sacara a dos borrachos (uno de cada afición) que estaban lanzando cerveza. Algunos aficionados hasta se dieron la vuelta para observar esto. Total, en el juego casi nada ocurría desde el espectáculo, aunque sí mucho en lo táctico.

Más de lo mismo
Para la segunda parte, intentó salir a por todas Alianza y probó, al fin al arco, con una variante diferente, un remate potente de Cerén desde lejos, aunque fácil para el meta Villalobos (47’).

Pero fue un espejismo. Poco y nada siguió pasando. De hecho, las llegadas fueron en menor cantidad que en la primera parte.

Fue hasta 65’ que hubo emoción de nuevo, un tiro libre de Olivera que desvió bien Villalobos.

Águila respondió hasta el 79’ con un tremendo disparo de Vergés que obligó al vuelo del paquidermo García para salvar su meta.

No se hicieron daño, y, en el tiempo extra, una ocasión por lado. El recién ingresado Rivas se escapó por derecha y centró para Monterroza, quien cabeceó sin marca, pero de nuevo apareció Villalobos.

En el arco paquidermo, sobre el final, Acosta le bajó un balón a Reyes, pero este lo tiró a las gradas. Toda la emoción que no hubo en 120 minutos se concretó en la lotería, en la tanda de penales.

Ahí, Benji Villalobos fue la figura al atajar dos veces, uno a Jiménez (segundo en el turno) y otro a Monterroza (tercero), mientras que Sosa voló el suyo (primero). Mientras que con el de Mancía estuvo cerca también al tocar la bola, pero iba tan fuerte que terminó en el fondo.

Por su parte, Águila inició la tanda con Quejada, al que se lo tapó García. Pero luego Reyes anotó. Sin embargo, el drama volvió cuando Guevara lo estrelló en el travesaño.

Luego, Polío engañó a García y llegó de último Acosta para firmar el 3-1 definitivo con un derechazo potente, abajo, bien colocado al poste derecho, imposible para el meta emplumado.

Festejo negronaranja, sueño cumplido, fin de una sequía de 7 años. Para muchos, quizás no fue con el mejor espectáculo, pero qué más da. Es la 16. La lograron en un juego de ajedrez que ganó a plenitud Romero y sus pupilos.

Pesadilla para un Alianza que perdió su segunda final al hilo, y cuarta en 3 años, pese a firmar, de nuevo, otro gran torneo que no pudo culminar de la mejor forma.