El segundo mejor cuerpo del mundo es salvadoreño

El fisicoculturista salvadoreño ganó plata en Dubai: Yuri Rodríguez sigue dando gloria deportiva

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Orgulloso de su medalla. La plata cuelga en el pecho de Yuri Rodríguez, en el Mundial. / Foto Por Cortesía Indes

Por Varinia Escalante / Twitter: @VSkalanT

2019-11-09 4:00:15

Campeón de América. Subcampeón del mundo. Un oro y una plata. Dos hechos que no son casualidad, juntos -en tres meses- en un solo atleta: el fisicoculturista Yuri Rodríguez. Ese salvadoreño que ayer, en Dubai, Emiratos Árabes Unidos (EAU), logró un éxito más y se consagró subcampeón mundial.

El atleta nacional, que viajó con el plan de colgarse el metal de oro, le regaló una presea a El Salvador, en el Campeonato Mundial de su disciplina. Logró el segundo lugar en la categoría “Games Classic Bodybuilding +175 centímetros”, tras realizar su mejor presentación.

En la fila de competencia, se observó a un Yuri con una rutina donde estaba tranquilo, con una sonrisa, pleno. Y el precio al sacrificio terminó en grande: la plata.

El primer lugar del podio quedó en casa. La dorada fue para Khalifah Ali Barman Shamroukh (EÁU), mientras el bronce se lo llevó el coreano Baek Jae-wook. El cuscatleco, sin embargo, superó a 16 rivales más (18 con él) en la contienda.

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A la izquierda, Yuri Rodríguez, con la plata, y compartiendo el podio con sus rivales. Foto EDH/Cortesía Indes

Del sacrificio a la victoria

Yuri viajó a Dubai hace pocos días. Incluso, tomó parte del congresillo, ya que asistió solo. Además, sorteó el obstáculo del idioma y la comida, ya que se le dificultó “comunicarse con los chefs (cocineros)”, contó.

Pero a la postre, tuvo su recompensa. Y terminó satisfecho. “Me siento feliz, a pesar de que el objetivo era ser campeón, pero el segundo lugar sabe a primer lugar también. Los dos primeros en el mundo casi siempre son lo mismo, en esta clase de competencias, como me dijeron los dirigentes de la IFBB. Me siento extasiado y feliz, por darle un subcampeón a El Salvador, en fisicoculturismo”, declaró a Cancha.

De la competencia, reveló: “¡Uh, hay mucho qué contar! Para llegar al peso, hice mil cosas, horas de sauna, entrenos, continuar la dieta, ponerme de acuerdo con los chefs. Y cuando faltaban pocos minutos para la competencia, me dicen que en la categoría en que la que estoy no estaba inscrito. Me costó entenderme con los delegados para que revisaran y se dieran cuenta del error”.

“Faltando 20 minutos para que yo compitiera, lograron inscribirme y solucionarlo. Y me doy cuenta de que la categoría es numerosa, con 17 atletas contra los que iba a competir, de 16 países distintos, ya que solo uno se repetía”, comentó.

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Con la bandera. El azul y blanco ondeó en alto, con el subcampeón salvadoreño. Foto EDH/Cortesía Indes

“Después, el que ganó y los otros cinco que clasificamos a la final fuimos a un sorteo a la prueba de doping, pero el que ganó no fue. Yo no tengo problema, estoy en un programa de doping, pero la mayoría que participa en mundiales hace trampa y se aflige. A uno al que se lo hicieron, me hizo cara de: ‘Ya la regamos’; y me dio risa, y le dije que yo no la había regado, que estaba limpio. El primer lugar se veía bien, nos abrazamos, lo felicité”, contó.

Sobre a qué sabe ser el segundo mejor cuerpo del mundo, ya que antes él mismo había declarado que era el mejor cuerpo de América, respondió: “¡Uh, para nada es fácil! Fue un trabajo tan duro, hubo momentos en que el cuerpo ya no soportaba más. Era la mente la que obligaba al cuerpo a continuar. Y la dieta no era el problema, sino el sacrificio de entreno y trabajar fuerte. Lo peor es que se sumaban los días de preparación y me sentía más débil, pero muy comprometido”.

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Posando, ya con su medalla. Terminó su participación Yuri Rodríguez, con un segundo lugar mundial. Foto EDH/Cortesía Indes

“Cuando vine aquí, me sentía súper débil. Pasé más de 30 horas desde que me trasladé desde El Salvador, y eso crea un desgaste emocional. Lo peor, venir solo a un país donde no se habla mi idioma, y yo no sé ni inglés, ni árabe. Así que me costó comunicarme con toda la gente, y no podía hablar con los chefs y preguntarles cuáles eran las comidas que podía utilizar para una preparación. Sí, fue duro”, sintetizó.

Pero tuvo sus buenos momentos, como relató. “En el congresillo, estaban todos los representantes del mundo. Y cuando hablaron de los Panamericanos, el hijo del presidente de la Federación de México, Marcos Cabezas, señaló donde yo estaba sentado, diciendo que ahí estaba el campeón panamericano. El presidente de la IFBB, Rafael Santonja, me hizo poner de pie y me aplaudieron. Yo me quedé sin habla, solo levanté las manos en señal de triunfo, y se sintió súper genial”.

Ahora, es el campeón de América y el subcampeón del mundo, y dijo: “Formar parte del movimiento que quiere que este deporte sea olímpico y ser simbología del fisicoculturismo, el primer campeón panamericano y que me reconozcan, y ahora convertirme en subcampeón y que la gente diga: ‘¡Qué bárbaro, campeón!’, es súper genial, es conmovedor, es nostálgico”.