Policía procesado por feminicidio fue ligado a caso de tortura en Sensuntepeque

De los cuatro acusados, sólo Pérez Chávez fue absuelto porque una de las víctimas no lo reconoció, pero la otra víctima afirma que fue quien más lo golpeó y le puso la pistola en la cabeza

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Por Jorge Beltrán Luna

2021-03-13 9:30:24

Mario Enrique Pérez Chávez, procesado actualmente por feminicidio en contra de una agente policial, salió bien librado de un proceso judicial por el delito de tortura en contra de dos personas, debido a que una de las víctimas decidió no colaborar, y la otra no lo pudo reconocer como uno de los cuatro agentes policiales que el 30 de abril de 2017 golpearon a un joven menor de edad y a una mujer que se atrevió a pedirle a los agentes que no lo golpearan.

Ese hecho fue cometido aproximadamente a la 1:35 p.m. del 30 de abril de 2017, y hubiese sido un acto más de abuso o violencia policial, de no haber sido porque la hija de una de las víctimas se armó de valor para grabar con su teléfono parte del procedimiento.

Por ese hecho, tres agentes policiales del sistema de Emergencias 911 de Sensuntepeque enfrentarán la audiencia de vista pública el próximo 12 de abril en el Tribunal de Sentencia de Sensuntepeque, departamento de Cabañas, por el delito de tortura.

El Código Penal, en su artículo 366-A, indica que el delito de tortura se castigará con pena de 6 a 12 años de prisión. No obstante, Pérez Chávez fue absuelto de ese delito en la etapa de instrucción.

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Antecedentes de violencia
El Diario de Hoy contactó a las dos víctimas, Magdalena Gómez y Samuel B., quienes describieron cómo pasaron los hechos por los que, tres años después, fueron capturados los cuatro agentes policiales.

Samuel cuenta que había llegado a la colonia Moidan para hablar con otra joven quien recién había dado a luz a una niña y le había pedido que fuera el padrino de su bebé.

Samuel llegó en su motocicleta junto a otra joven. En una bolsa llevaban queso, como regalo para la joven madre.

Al poco rato una persona les avisó que unos policías estaban moviendo la motocicleta, por lo cual, Samuel decidió preguntarles si había algún problema; previamente se identificó como el propietario del vehículo.

Los policías le pidieron sus documentos de identidad y la tarjeta de circulación de la moto y de una vez le dijeron que se fuera a hincar pegado a una pared donde comenzaron a golpearlo y a preguntarle dónde estaba la droga y las armas.

Samuel aseguró a El Diario de Hoy que Pérez Chávez era quien más lo golpeaba preguntándole por las armas y la droga. Llegó a tal punto que le puso la pistola en la cabeza y le dijo que lo mataría si no le daba las respuestas que quería.

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Samuel recuerda que de los cuatro policías, Pérez Chávez y otro agente eran quienes lo golpeaban; los otros dos no lo agredieron pero tampoco hicieron nada por evitar la conducta de sus compañeros.

Además de los golpes, los policías le dijeron que si no les daba la información, que eligiera entre lanzar la motocicleta hacia un barranco cercano o morir.

Samuel les dijo que lanzaran la moto pero que por favor no lo mataran.

A los pocos minutos, los policías llevaron a Samuel hasta enfrente de la casa en la que estaba de visita. Allí, en la calle lo volvieron a hincar y a golpear.

Fue entonces cuando Magdalena Gómez (madre de la joven que recién había dado a luz) iba llegando y al percatarse del abuso policial, les pidió que no lo golpearan si no había cometido ningún delito, afirma ella.

Sin embargo, uno de los policías arremetió contra ella con insultos. Fue en ese momento que Magdalena le pidió a una de sus hijas que grabara con su teléfono.

El vídeo registró cuando Magdalena recibió golpes en el rostro y la espalda e insultos de parte de un policía que meses antes ya la había golpeado cuando quisieron maltratar a uno de sus hijos.

En aquella ocasión, ese mismo policía le asestó una patada que la hizo dar tres vueltas e irse a estrellar contra el portón de su casa. Eso es lo que asegura Magdalena.

El 30 de abril, cuando los policías vieron que todo su accionar había sido grabado, quisieron arrebatar el teléfono a la hija de Magdalena, pero la adolescente logró entregárselo a otra persona que, al final, fue quien difundió el vídeo que se hizo viral y originó la investigación por la que ahora están procesados tres policías.

Los temores de Magdalena y Samuel
“Yo siento miedo; ellos me conocen, conocen a mis hijos. Cualquiera puede aparecer muerto el día de mañana”, dice Magdalena cuando se le pregunta si sabe que uno de los policías fue absuelto de cargos definitivamente y los otros tres siguen procesados pero en libertad.

Y no es para menos, los cuatro policías que fueron capturados por el delito de tortura el 10 y 11 de marzo de 2020 continúan trabajando en la misma delegación de Sensuntepeque, excepto Pérez Chávez que desde el 10 de marzo anterior guarda prisión preventiva por feminicidio contra Norma Carolina Solís Figueroa.

El miedo no es infundado. Magdalena asegura que poco después que los pusieron en libertad, el mismo policía que le apuntó con el arma a la cabeza pero que luego disparó al pavimento, cuando se lo encontraba decía a los demás policías: “ahí va la vieja puta del vídeo”.

A raíz de ese acoso, Magdalena informó a la Fiscalía, quien pidió una orden judicial de alejamiento, es decir, que los policías imputados tienen prohibido acercarse a ella y a Samuel.

“Para mí está malo que los hayan dejado libres. Yo siento miedo que me vaya a pasar algo a mí o a mi familia. Más con eso que ha pasado”, expresa la mujer, en referencia al caso de Pérez Chávez, preso por matar a otra policía que también estaba en el 911 de Sensuntepeque.

De acuerdo con Magdalena y Samuel, en Sensuntepeque hay bastantes quejas contra el policía que los golpeó e hizo el disparo para intimidarlos.

La audiencia de vista pública ha sido aplazada en dos ocasiones este año; la primera a petición de la defensa de los imputados y la segunda a solicitud de la Fiscalía. Por tercera vez ha sido programada para el 12 de abril.