En las listas mundiales de la salud, publicada con base en datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), El Salvador ocupa el primer lugar de los países que tienen mayor número de personas fallecidas por alcoholismo, con una tasa de 18.54 por cada 100,000 habitantes.
Según el World Health Rankings de la OMS, de las 183 naciones abarcadas en dicho listado, 43 son las que marcan más decesos por esa causa.
En las primeras 10 posiciones, por debajo de El Salvador, se ubican Rusia con una tasa del 14.54; Estonia de 11.40; Guatemala con 10.82; Mongolia 10.37; Bielorrusia 10.37; Ucrania 9.50; Nicaragua 8.79; Lituania 8.57 y Latvia con 8.25.
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El Salvador también está en el primer lugar en el apartado de los países en donde más hombres mueren a consecuencia de la ingesta de alcohol, con una tasa de 41.19 por cada 100,000 habitantes, siempre seguido por los territorios arriba mencionados.
No obstante, la mortalidad de mujeres salvadoreñas es baja y se coloca en la casilla 49, con 1.6 muertes por 100,000 habitantes.
Mientras, un estudio publicado por la OPS en la revista Adicction, el pasado 12 de abril, señala que el consumo de bebidas alcohólicas, por sí solo, ocasionó en las Américas un promedio de 85,032 muertes anuales entre 2013 y 2015.
Para el doctor Anselm Hennis, director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS, el consumo nocivo de bebidas alcohólicas en países de este continente debe pasar a ser uno de los temas prioritarios en materia de la salud pública.
La investigación, que abarcó 30 naciones de la región, precisa que el 64.9 % de las muertes relacionadas con el alcohol eran de personas menores de 60 años y se debieron principalmente a hepatopatías o inflamación aguda del hígado (63.9 %) y a trastornos neuropsiquiátricos (27.4 %), como la dependencia de alcohol.
“(El consumo) está asociado con muertes que se pueden prevenir y con muchos años de vida con discapacidad. Necesitamos medidas de salud pública, políticas y programas eficaces, viables y sostenibles para reducir el consumo de bebidas alcohólicas”, apuntó Hennis, cuyas palabras fueron citadas en un artículo publicado por el organismo en su sitio web.
Los datos de la OPS, a partir del estudio, coinciden con lo que muestra el World Health Rankings de la OMS, en el sentido de que son los hombres los que más mueren a raíz del consumo de alcohol.
El psicólogo salvadoreño, José Rodolfo Pérez, explicó que lo que conocemos como “alcoholismo” en términos técnico psicológicos es un trastorno por dependencia de sustancias, en el cual el individuo siente necesidad de recurrir a ella y consumirla en grandes dosis para sentirse bien.
Pérez, quien labora en el Instituto de Investigación para el Aprendizaje (IIA), sostiene que las personas tienen muchos intentos fallidos e invierten mucho tiempo tanto consumiendo la sustancia como recuperándose de los efectos que esta le produce.
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“En los casos más graves las actividades diarias giran alrededor de la sustancia; muchas veces el deseo de consumirla es tanto que genera lo que conocemos como síndrome de abstinencia, es decir una serie de síntomas que van desde la mera ansiedad, en el caso de las personas que consumen alcohol, hasta delirios temblorosos”, describe.
El especialista en la conducta sostiene que la dependencia a la sustancia lleva a los individuos a incumplir académicamente, laboralmente, a nivel familiar, al punto incluso de dejar de ser funcionales socialmente, como se ve con las personas que deambulan en las calles buscando solo consumir.
Sistema cultural y social erosionado
¿Pero qué hay detrás del alcoholismo? El psicólogo precisa que el problema es multicausal, es decir los inicios del consumo están relacionados por ejemplo a aspectos culturales, sociales, económicos y legales.
Señala como es usual que en algunos hogares la ingesta de alcohol esté normalizada, al punto de que los mismos padres, bajo una conducta machista, inducen a los hijos a tomar el primer trago; a lo que suma que es fácil acceder al alcohol, no solo en casa, sino en el entorno o comunidad, considerando que las multas por vender alcohol a los menores no son exageradas.
Este psicólogo destaca que el consumo también es alentado por el hecho de que en el país los impuestos establecidos a esta sustancia son muy bajos, entonces se la encuentra disponible para personas con distintos niveles adquisitivos.
“Aparte, la cultura (hoy) propone mucho el consumo de alcohol, más que todo en jóvenes varones y adultos varones, (como) una señal de virilidad, una señal de libertad”, indica.
Foto EDH/ Menly Cortez
Pérez comenta que si bien en El Salvador la edad para consumir alcohol es 18 años, las personas pueden comenzar antes, debido a las situaciones arriba citadas; esto es contrario a otros países en donde la ingesta está marcada a partir de los 25 años, considerando que a esa edad el cerebro está más desarrollado, lo cual implica que si se inicia antes el cerebro sufre modificaciones.
“Se ha encontrado que los jóvenes que consumen alcohol o que se vuelven alcohólicos han tenido padres que han consumido sustancias, específicamente alcohol (…) que ha habido conducta de dependencia al alcohol y de paso violencia intrafamiliar”, expone el psicólogo clínico.
En el consumo excesivo, además, influye el hecho de que en la sociedad no hay una competencia jurídica, política estatal o gubernamental fuerte , que lleve a las personas a abstenerse de vender alcohol a jóvenes, ya sea porque tengan que enfrentar multas fuertes o penas que impliquen cárcel, como sí ocurre en otras naciones.
El machismo a la orden del día
¿Por qué mueren más hombres que mujeres a raíz del alcohol?
En la base, según explica el psicólogo José Pérez, también estaría la cultura machista en donde prevalece el pensamiento de que el hombre bebe alcohol y en grandes cantidades.
“Hay un prototipo del hombre macho, varonil, que hace eso y las mujeres tienen que tolerarlos, consentirlos. Si usted se da cuenta, las novias de muchos jóvenes no les importa si está borracho; lo que dicen es que mientras no se acuesten con otras …”, explica.
El profesional recuerda que tras eso el alcohol genera muchos problemas a nivel de salud, porque no es una sustancia natural sino que es producida a partir de fermentos, y hoy en día las compañías añaden otras componentes con miras a acelerar significativamente la fermentación para, a su vez, producir más rápido en respuesta a la gran demanda existente.
Un aspecto que Pérez considera que puede estar detrás de la baja tasa de muertes de mujeres por abuso de alcohol es que en muchas ocasiones estas llegan a tener más autocontrol en el consumo, es decir sin llegar al punto de intoxicarse como lo hacen los hombres por consumir grandes cantidades en un solo evento.
En el caso de la mujer su ingesta es poca y de forma prolongada.
De acuerdo con lo expuesto por el especialista, el hecho de que la mujer sea madre a temprana edad y cargue con más responsabilidades en el hogar puede, en ocasiones, constituir un freno al consumo, puesto que ella no tiene las mismas condiciones que el hombre.
“El hombre se exime de muchas responsabilidades y en esa exención de responsabilidades se le permiten muchas cosas”, indica.
Según la doctora Marisela Monteiro, asesora principal de la OPS en materia de consumo de alcohol, resalta que el consumo nocivo resulta en la muerte de personas que están en la plenitud de la vida, 50 a 59 años, lo cual no solo representa pérdida para sus familias sino también para la economía y la sociedad en general.
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La OPS, en el artículo que colgó en su sitio web, detalla que durante la pandemia de covid-19 las bebidas alcohólicas se han promovido por las redes sociales y su disponibilidad ha aumentado en muchos países debido a la mayor facilidad de acceso a las compras en línea y las entregas a domicilio.
“Hay evidencias que indican que las personas con mayor probabilidad de aumentar su consumo de bebidas alcohólicas como resultado de estos factores, ya consumían alcohol en exceso antes de la pandemia”, indica.
Es así como frente a las estadísticas poco alentadoras sobre muertes por alcoholismo la OPS exhortó a los países de las Américas a frenar el consumo nocivo de esta sustancia, mediante el incremento de los impuestos, así como establecer restricciones a la publicidad, promoción y patrocinio de estos productos.
La OPS también pide que las naciones den acceso a datos de mejor calidad en relación a la mortalidad y morbilidad causada por bebidas alcohólicas, pues es algo fundamental para dar seguimiento al impacto de la ingestión de esta sustancia.
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