Fuga de talento: El Salvador corre el riesgo de perder a sus jóvenes destacados en ciencias

Cada año, estudiantes formados por el programa Jóvenes Talento sale del país con becas hacia universidades en el exterior. Al regresar encuentran pocas oportunidades.

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Gabriela Corea, Valerie Domínguez, Amanda Nerio y Adrianna Schulz ganaron medallas en las olimpiadas de Física y actualmente son instructoras de los nuevos grupos. Gabriela fue aceptada en MIT. / Foto Por Lissette Monterrosa

Por Xenia González Oliva / @begoliva

2019-08-27 8:30:03

Actualmente 44 exalumnos del Programa Jóvenes Talento estudian en distintas universidades del mundo, también hay dos estudiantes que ya han sido aceptadas y dentro de poco saldrán del país. Cuatro de los estudiantes fueron aceptados en el prestigio Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Cinco recibieron becas para estudiar en Japón, entre ellos Gerardo Urbina, quien regresó hace poco a El Salvador después de estudiar su licenciatura y maestría en la universidad de Nagoya.

La cantidad de estudiantes que se han ido becados da una idea de los logros del programa Jóvenes Talento, asegura Ernesto Américo Hidalgo, exdirector del programa de Jóvenes Talento y actual coordinador del área de didáctica de la escuela de Matemática en la UES.

“El hecho de que los graduados regresen a aportar, eso hace que El Salvador tenga otro perfil de profesional. Por eso se destaca la importancia de formar a los estudiantes al mejor nivel posible, de que pudieran competir a nivel internacional por puestos en las universidades”, señala.

Hay muchos estudiantes becados en el extranjero que durante sus vacaciones regresan al país para ayudar a entrenar a los jóvenes del programa que son parte de los grupos olímpicos.

“El objetivo de Jóvenes Talento es crear material humano estratégico al país. Que ya sus estudiantes tengan la oportunidad de trabajar en los problemas difíciles, como en el tráfico, logística, en todo eso”, dice Riquelmi Cardona, quien fue parte de la primera generación de olímpicos y ahora es profesor de la escuela de Matemática.

Bryan Escalante fue parte del grupo olímpico de Física, tanto como estudiante como instructor, actualmente estudia una licenciatura en Física en el Instituto Balseiro en Argentina, pero ha regresado durante sus vacaciones para apoyar al programa.

Antes de obtener su beca, Bryan había completado el profesorado en Matemática y estaba en segundo año de la licenciatura en Física en la UES. “Salir del país te ayuda a enfrentarte a situaciones que te cambian, académicamente hay elementos que no tenemos en la universidad acá”.

Para Bryan el programa de Jóvenes Talento ha significado una oportunidad para estudiantes que tienen la capacidad y les gusta la ciencia de estudiar más.

Su hermano, José Manuel Escalante, también estuvo en el grupo olímpico del programa. Actualmente estudia en la universidad de Valencia el grado en Física.

“El programa te cambia la vida de una gran manera. En mi caso yo nunca me imaginé que iba a conocer tantos países, que iba a tener el orgullo de representar a El Salvador en olimpiadas internacionales y ponerlo en alto, no me imaginé que yo iba a poder estudiar en el extranjero, que incluso me va bien y me preguntan que qué es lo que tiene El Salvador porque voy tan bien preparado”, dice José Manuel.

Para él, el programa es una oportunidad para todas las personas que quieren superarse y trabajar por el futuro del país.

Edgar Ángel Cerón, estudiante de la UES e instructor de los olímpicos de Biología, dice que conoce a muchos compañeros que estudian con becas en otros países. “Si no hubiera sido por el programa, no se hubieran sentido capaces de aplicar a una beca en el exterior”.

Gerardo, quien ya completó sus estudios en química en Japón, comparte que antes de ingresar al programa no sabía muy bien qué era lo que quería estudiar en la universidad. Fue en el programa donde estudió química por primera vez. “No sé si habría desarrollado la pasión por la química de no ser por el programa. Hasta finalizar mis estudios en bachillerato siempre sentí que no aprendíamos química, solo a memorizar cosas”.

Lamentablemente tanto los estudiantes que se encuentran en universidades fuera del país, como los que han regresado, se enfrentan a no encontrar espacios en El Salvador que les permitan desarrollar todo lo que han aprendido debido a la poca inversión en ciencia y tecnología.

“Me gustaría regresar a El Salvador, pero paso preguntándome qué voy a hacer y qué instituciones me pueden ayudar”, dice Bryan. Su hermano concuerda con que le gustaría regresara al país. “Quisiera dar ese conocimiento que he recibido a mi país. Me falta la carrera porque recién la empiezo. Mi plan es regresar y trabajar para el país, pero son pocos los lugares”.

Para jóvenes como los hermanos Escalante, ya no regresar el país y trabajar en el extranjero en áreas de investigación y ciencias puede ser la apuesta más lógica para su futuro.

Jóvenes Talento
José Manuel y Bryan Escalante son dos hermanos que se formaron en el programa, fueron ganadores de medallas como parte de los grupos olímpicos y también apoyaron como entrenadores. Actualmente estudian fuera del país en España y Argentina.

Gabriela Corea, de 19 años, ha sido olímpica de Física y ahora es instructora del programa de Jóvenes Talento. De todas las niñas que han competido en olimpiadas, ha sido la que más medallas ha ganado con cinco en total, cuatro de bronce y un oro. Gabriela también logró el 10 en la PAES en 2017 y está a pocos días de salir del país a Estados Unidos donde estudiará su licenciatura. Ella fue aceptada en el Tecnológico de Massachusetts.

“Me gustaría volver después de formarme y aportar al país. Muchas veces hablamos entre nosotros que no hay muchas oportunidades para la investigación en el país. Es bastante complicado. Es algo que debemos empezar a fomentar y cambiar si se nos da la oportunidad. Se puede desperdiciar mucho talento en la ciencia debido a esto”, dice Gabriela.

Ella señala que el programa la ha formado desde su aspecto académico como su aspecto personal. Le ha enseñado que el esfuerzo es bien recompensado, y le ha dado la base de todos los conocimientos que tiene hasta este momento.

Amanda Nerio, exolímpica de Física y mentora del programa, también está a dos meses de salir del país para estudiar una maestría en física nuclear bajo un programa de maestría europea.

“De no haber estado en el programa no habría conocido de la física en sí, no conocía que existía como carrerea. Ahora estoy a poco tiempo de comenzar, aplicada en industria y medicina, que es un tema muy interesante que tiene mucho campo laboral y académico”, cuenta.

Pero señala que ha habido personas que se han formado en el extranjero en el área de física, pero no a todas se les da el apoyo para el regreso, de tener un lugar como investigador o en el área de industria. “Falta la voluntad de recuperar a esta gente”.

Valerie Domínguez, quien también es instructora y fue olímpica de Física, concuerda que es algo que se debe mejorar. “Hay un compromiso con el país, pero si están en el exterior con mejores posibilidades, y al regresar al país no ser bien recibido es difícil”.

“El programa lo que les ofrece son los brazos abiertos. El país debe estar preparado para darle la bienvenida a personas que se han desarrollado bien. La empresa privada y las mismas instituciones públicas. Hemos tenido casos lamentables de personas que han regresado del extranjero y las empresas les han dicho que están sobrecalificados”, dice Hidalgo.

Gerardo recuerda las palabras de un profesor japonés ganador de un nobel de químico, sobre la misión de un científico. El profesor le expuso que después de la Segunda Guerra Mundial, para desarrollar a Japón había que sacar gente que se desarrollara en el extranjero.

“Desde mi inicio la idea era ir al extranjero a traer algo. Casi todos con los que he hablado me dicen voy a estudiar tal cosa para regresar y contribuir con esto al país. Pero hay muchos casos que se decepcionan porque no saben qué hacer estando aquí. Yo tampoco sé qué hacer estando aquí, no hay infraestructura, dinero, ni apoyo institucional para desarrollar proyectos científicos en el país”.

Un programa inclusivo

A diferencia de lo que ocurre en general en las universidades del país donde la presencia de mujeres en las carreras tecnológicas aun es baja, en el programa de Jóvenes Talento la brecha entre niños y niñas ha disminuido. La matrícula de 2019 fue conformada en 45% de niñas y 55% de niños. Incluso ha habido años en que han sido más las niñas inscritas, como en 2017.

Para las jóvenes que han sido parte del programa esto implica la posibilidad de fomentar más el gusto por las ciencias exactas en las niñas. No solo con quienes son parte del programa, sino con sus propias compañeras de las escuelas y colegios donde estudian.

Aunque la diferencia entre la participación de niños y niñas se vuelve más marcada en las delegaciones que participan en las olimpiadas internacionales.

No obstante esto es una situación que también se ha visto en otros países. Gabriela cuenta que en una olimpiada donde participaban 80 estudiantes solo 10 eran mujeres. “Siempre tenemos ese estigma equivocado que las ciencias se le facilita más a los niños. La dificultad no depende del género”.

Para ella el impacto que el programa tiene en la educación en general se puede ver en la aportación que los niños de Jóvenes Talento están teniendo en cada uno de sus colegios y escuelas. Ella en el colegio tenía la facilidad de ayudarle a los compañeros que no entendían algunos temas.

“De darles el ejemplo que la ciencia también era para las niñas, que las ciencias eran bonitas y divertidas y es algo que vale la pena dedicarle tiempo”, añade Gabriela.

Amanda señala que lo que el programa está haciendo para el sistema educativo es bastante notable no solo para impulsar la mujer en la ciencia. “Ahora también vemos un montón que pasaron por el programa que están retomando las carreras de ciencias”.

Jóvenes Talento
Keisy Ventura Gómez ha ganado tres medallas de bronce en distintas olimpiadas, tanto de Física como de Matemática.

Preocupación por el futuro del programa

Recientemente, la decisión del rector de la Universidad de El Salvador, Roger Arias, de separar a Hidalgo del programa causó preocupación y malestar entre la comunidad del programa Jóvenes Talento, sobre todo porque no hubo ninguna consulta previa.

Ante esto los jóvenes, que han dedicado años de su vida al programa y sienten un vínculo especial con este, piden al Ministerio de Educación y las autoridades de la universidad que no permitan que Jóvenes Talento sea mal administrado, en busca de lucro o de ser politizado.

“El programa necesita a alguien con visión, que lo lleve al siguiente paso. De retomar a los jóvenes talento para ser educadores modelo y cuando se gradúan se convierten en mentores. Se necesita enfocarlo a producirle al país”, dice Riquelmi.

Añade que quien sea el director debe llenar un perfil que cumpla con la visión del programa, un profesional ético, formado, de experiencia en investigación, y que conozca de todas las fases del programa. “Que se proponga una terna de parte de un decano y una junta directiva que no conoce el programa es bastante miope”, señala.

Para Gerardo idealmente el programa tendría que mantenerse lejos de la burocracia de la universidad y le encantaría que fuera una entidad autónoma. Expone que el programa debe dirigirse con el interés de formar nuevas generaciones de científicos para el país y no ser parte de una institución.

“Yo les diría a las autoridades nacionales que se le dé el debido espacio, que se le dé el debido apoyo, no solo económicamente, sino con personal. A las autoridades de la universidad que el programa siempre debe tratarse para sus fines, que es formar futuros científicos, que en ningún momento se le tome como una moneda política”, concuerda Gabriela.

Se intentó hablar con el actual director del programa de Jóvenes Talento, pero no fue posible debido a que su agenda se encontraba saturada.

Mientras tanto, el programa sigue siendo un semillero de talento, de sueños y esperanza por ayudar al país.

Émerson Martínez, de las nuevas generaciones de olímpicos de matemática, viaja todos los fines de semana desde su casa en El Refugio, Ahuachapán, hacia San Salvador para sus entrenamientos.

“Si me piden, yo siempre elegiría al programa. Es donde me siento a gusto conmigo mismo. Todos son buenas personas, los profesores nos ayudan, se siente un buen ambiente, que uno no solo aprende lo académico, aprende a relacionarse con todos”.