"¡Hay niños!" El grito que no frenó a los asesinos de Jairo, el niño de tres años

Los asesinos buscaban a su madre y a su padre. Este intentó protegerlo con su cuerpo, pero las balas que a él lo mataron también lo hicieron con el niño. Sucedió el miércoles en Guazapa.

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Interior de la vivienda en la lotificación Santo Domingo, donde el miércoles en la noche fue atacada una familia: un joven de 26 años y su hijo de 3, fueron asesinados. Foto EDH / Jorge Beltrán Luna

Por Jorge Beltrán Luna @Jbeltranluna_

2021-05-06 10:40:53

Hacía quizá menos de cinco minutos que Jairo había estado jugando con uno de sus tíos en el patio de su casa. El hombre lo anduvo paseando en una especie de triciclo de plástico. Jairo disfrutó ese momento. Lo demostraba con risotadas.

Pero en pocos segundos, la violencia le segó la vida.

Eran las 7:30 de la noche del miércoles anterior. De repente varios hombres irrumpieron en la última casa de un pasaje de la lotificación Santo Domingo, en el caserío del mismo nombre, del municipio de Guazapa, a 30 kilómetros al norte de San Salvador.

Todos llegaron encapuchados, con los rostros cubiertos. Aparentemente no dijeron nada. Llegaron a matar.
Moisés Omar Martínez Nerio, un joven de 26 años, trató de proteger a su niño rodeándolo con su cuerpo, poniendo la espalda para que le cayeran a él los balazos.

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Raquel N.C, de 24 años, al ver el asalto a su casa de los hombres con los rostros cubiertos y armados, solo pudo sacar un grito: ¡Hay niños!, en un intento de que los asesinos no dispararan indiscriminadamente.

Pero fue en vano

Uno de los criminales le dio un balazo a Raquel. La bala le entró por un ojo y le destrozó parte del cráneo. Aparentemente, otra bala le perforó el pecho.

En el ataque, Raquel N.C. de 24 años, logró sobrevivir a pesar de que le hicieron varios disparos; una bala le dañó completamente un ojo y parte del cerebro. Foto EDH / CORTESÍA

Mientras otro asesino acribillaba al marido de la joven.

Lo acribilló de varios disparos, sin importar que el hombre tratara de proteger a Jairo, su segundo hijo, de tan solo tres años.

Luego salieron de la casa y huyeron quién sabe hacia dónde.

Atrás dejaban sin vida a Moisés Omar y al pequeño Jairo. En las cuentas de ellos, también a Raquel. Sin embargo, ella ha logrado sobrevivir. Al menos hasta ayer al mediodía, algunos de sus familiares afirmaron que la estaban operando aunque su diagnóstico no es alentador, según les han dicho los médicos a los familiares.

Si logra sobrevivir a las cirugías, posiblemente quede con severas secuelas, por la destrucción que la bala causó en su cerebro. Eso les han dicho a los parientes. Ellos la quieren viva, no importa las secuelas que sean, afirmaron ayer a El Diario de Hoy. El ojo donde entró el balazo fue destruido totalmente.

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Del ataque también sobrevivieron otros dos niños que en ese momento estaban en la vivienda de Moisés y de Raquel.

A., un niño de 7 años, se salvó, supuestamente porque logró esconderse debajo de una cuna de madera, donde dormía Jairo junto a su hermano menor, de dos años.

Otro niño, A. de 5 años,  también sobrevivió escondiéndose, posiblemente, porque los familiares no han querido preguntarle mucho del caso. Está muy afectado, aseguran.

Evidencias de la masacre

Ayer al mediodía, familiares de Raquel y Moisés hablaron con El Diario de Hoy.

No saben nada de los asesinos ni tienen sospechas del porqué del ataque. Lo único que saben es que todos iban con los rostros cubiertos, que fue como a las 7:30 de la noche y que se oyeron como ocho disparos.

Ayer al mediodía, en la habitación donde fueron acribillados, aún había abundantes rastros de sangre, astillas de huesos y masa encefálica pegadas en las paredes y en el televisor.

En el lugar donde acribillaron a Moisés y a Jairo se podía observar orificios en el piso de cemento, un biberón con leche por el suelo y zapatos de hombre y de mujer y una cama en desorden, salpicada de sangre.

Afuera, en el patio, el triciclo azul con el que cuatro niños se divertían, estaba abandonado.

¿Cómo es la comunidad donde ocurrió el ataque?

El caserío Santo Domingo está más al norte del casco urbano del municipio de Guazapa.

Está situado entre la carretera Troncal del Norte, a la derecha, yendo hacia Aguilares, y un tramo del río Guaza, del que suelen extraer camionadas de arena para usarla en la construcción.

La mayoría de casas es de ladrillo aunque las calles son de tierra, con charcos de aguas usadas a las orillas.

La casa de Moisés y Raquel está al fondo, aunque cerca hay muchas más. Si los asesinos no salieron por las calles, tenían una arboleda por donde escapar.

Los lugareños aseguran que no hay presencia de pandilleros allí; las paredes o postes del tendido eléctrico tampoco están pintados con grafitis de pandillas y la gente de otros vecindarios consideran que no es un lugar tan peligroso.

“Que nosotros sepamos, allí es un lugar tranquilo; pero acuérdese que el peligro está en todo lugar. Usted encomiéndese a Jesús”, dijo una anciana a quien se le consultó sobre la ubicación de la lotificación Santo Domingo.

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Según fuentes policiales, el vecindario donde ocurrió el doble asesinato el miércoles, está bajo control de la Mara Salvatrucha, aunque lo consideran que es un territorio en disputa por grupos de pandillas.

Sin embargo, no es el primer hecho de violencia que se da en ese lugar.

En abril de 2016, Kevin Alberto Menjívar Marroquín, de 14 años, fue encontrado asesinado en el lecho del río Guaza, a pocos metros de la lotificación Santo Domingo, donde residía el adolescente.

El 18 de junio, dentro del baúl de un vehículo fue encontrado el cadáver de José María Menjívar, de 26 años, conductor de un autobús de la ruta 117.

Moisés había sido detenido

Familiares de las víctimas asesinadas, el miércoles en la noche, afirmaron que no tenían idea del porqué fueron acribillados y que tampoco las víctimas adultas les habían comentado sobre amenazas o problemas que tuvieran.

No obstante, según publicaciones periodísticas, Moisés Omar fue capturado a finales de abril de 2019, por el delito de “limitación ilegal a la libertad de circulación”, es decir, por no permitir el tránsito de personas o automovilistas.

El 1 de mayo de 2019, periódicos y blogs de noticias informaron que Moisés Omar fue detenido junto con Gilberto Vides Merino, alias “Happy”, e Ismael Mazariego Guevara, alias “Pilo”, aunque las publicaciones no indicaban si ese delito lo habían cometido en la lotificación Santo Domingo o en otro lugar.

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