El futuro del Reino Unido, Europa y Boris Johnson permanece incierto

Si bien se desconoce cuándo o cómo saldrá el Reino Unido de la Unión Europea y quién encabezará la salida, El Diario de Hoy presenta un análisis del complejo proceso y posibles escenarios hacia el futuro.

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En ocasión de Halloween, la anterior fecha límite para salir de la Unión Europea, británicos opuestos al Brexit ironizaron sobre la ???muerte??? de la democracia en su país. Foto EDH / EFE

Por Ricardo Avelar

2019-11-03 5:00:20

De acuerdo con la más reciente medición del medio británico The Guardian, casi seis de cada diez ciudadanos de ese país lamentan que en junio de 2016 se haya celebrado el referéndum con el que se decidió que el Reino Unido saliera de la Unión Europea (UE) versus un 29% satisfecho con el voto.

En 2016, con el interés de legitimar su mandato y sacar ese tema de la agenda pública de una vez por todas, el entonces primer ministro David Cameron convocó a un referéndum para decir si se salía o no del bloque regional. Pese a todo pronóstico, 17.4 millones de británicos optaron por salir y sumaron cerca de un 52% de las marcas.

Desde ese momento, han caído dos primeros ministros, la libra esterlina ha sufrido las consecuencias de la incertidumbre y en poco más de un mes los británicos volverán a acudir a las urnas, tras lo cual podría haber un cuarto líder a cargo de solucionar el popularmente conocido “Brexit”.

El aparente rechazo a lo que se sometió a elección en 2016 tiene su raíz en el atropellado proceso de negociaciones y extensiones en el cual quienes quieren salir de la UE no ven satisfecha su demanda y quienes ahora lamentan esa decisión tomada ven una esperanza, así sea tenue, de pretender que ese capítulo no existió y seguir siendo parte del bloque regional.

Y en ese escenario llega Johnson, quien se juega su mandato y su reputación como un líder capaz de entregar una solución que los políticos tradicionales no pudieron dar.

Pero también el país entero se juega buena parte de su futuro a corto y mediano plazo. El resultado de estas elecciones puede definir no solo qué decisiones habrá sino qué tipo de Reino Unido veremos.

La salida que no fue

Según el Tratado de Lisboa, el soporte legal y constitutivo de la UE, cuando un país vota por salirse del grupo debe invocar el Artículo 50, el cual da dos años para formalizar la retirada. Este periodo debe servir para discutir los términos en que se efectúa la salida.

Sin embargo, tres primeros ministros del Reino Unido han sido incapaces de articular capital político suficiente para negociar una salida con Bruselas, sede de la Comisión Europea, y luego llevarla exitosamente al Parlamento.

De tal manera, Cameron y su sucesora Theresa May son víctimas políticas de la incapacidad de transformar la promesa de Brexit en una realidad para unos y darle la calma de que no será un desastre a otros.

En vista de que la UE es una zona de libre tránsito de bienes y personas, salir de ella implica renegociar qué sucederá con los bienes y servicios provistos entre los países y el territorio que busca retirarse, así como los derechos de los residentes. Además, un punto ha vuelto imposible encontrar un acuerdo: qué hacer con las Irlandas, pues al salir de la Unión se vuelve casi necesario establecer una frontera física entre el territorio británico (Irlanda del Norte) y un miembro de la UE (la República de Irlanda). Esto, sin embargo, puede revivir la violencia experimentada durante gran parte del siglo XX.

La falta de una alternativa viable hizo fracasar los acuerdos alcanzados por May con Bruselas en su propio Parlamento en tres ocasiones, además de obligar a pedir tres extensiones, dos por ella y una por quien la sucedió tras su renuncia: Boris Johnson. Hasta este momento, la fecha límite de salida es el 31 de enero de 2020.

Boris Johnson y su “hacer o morir”

El 24 de julio, el polémico Boris Johnson asumió el cargo de primer ministro tras la dimisión de May. Ese mismo día, prometió que su misión principal sería sacar a su país de la UE. “Hacer o morir”, dijo.

Esto, naturalmente, no ha sucedido pues no cuenta con los números necesarios para avanzar el acuerdo que alcanzó con Bruselas y ha alienado a líderes de su propio partido que se oponen a su estilo acelerado y radical.

Por ello, Johnson jugó la última carta en su haber: convocar a nuevas elecciones. Esto equivale a dar un salto a ciegas que bien podría terminar dándole una nueva mayoría que le permita no solo gobernar sino salir de la UE sin problemas, pero también podría quitarle a los Conservadores el gobierno.

Un combinado de mediciones citadas por The Guardian da al partido de Johnson el liderato con 37%. Sin embargo, dos de sus férreos opositores, los Laboristas (con 25%) y los Liberal Demócratas (LibDems, con 17%) podrían tratar de unir fuerzas para desbancarlos. Esto último no está confirmado, puesto que los líderes de estos grupos, Jeremy Corbyn y Jo Swinson respectivamente, lo han descartado anteriormente. Detrás de estos viene el partido del Brexit, un movimiento radical de derecha que tiene 11% de las preferencias y podría aliarse a Johnson.

 

Para entender más el panorama político, El Diario de Hoy contactó a un funcionario público británico que ha estado en varias mesas técnicas y políticas sobre el tema y este confirmó que la apuesta de Johnson es arriesgada. “Por un lado, el primer ministro puede terminar con una mayoría sólida que le permita avanzar su acuerdo”, dijo el experto, quien habló a este medio bajo condición de anonimato.

Sin embargo, añadió que la estrategia de Boris tiene errores, como aliarse a un movimiento radical (Partido del Brexit) que en todo caso puede robarle votos de su electorado más euroescéptico, complicando sus prospectos de triunfo.

Si Johnson resulta vencedor y logra aumentar su mayoría, añade el experto, tendrá los números y el músculo político para aprobar el acuerdo de salida que alcanzó con Europa el mes pasado y luego dedicará su capital político a asegurar acuerdos futuros beneficiosos.

Si este no lograse ganar, adelanta que empezará el juego aritmético entre los otros partidos. Un escenario, dice, es que una posible coalición entre los Laboristas de Corbyn y los LibDems de Swinson podría incluso motivar a un segundo referéndum.

Finalmente, este funcionario ve que un error de Johnson es hacer esta elección exclusivamente sobre Brexit. Ahí, sus rivales pueden posicionar otros temas y presentar una plataforma más completa.

“Hasta ahora Johnson tiene una ventaja de cerca de 10 puntos. En 2017, las encuestas le daban a los conservadores 20 puntos, pero en la elección solo estuvieron dos puntos porcentuales arriba”, recuerda.

Si un gobierno entre Laboristas y LibDems promoviera un segundo referéndum, encuestas muestran que permanecer en la UE lleva una amplia ventaja sobre salirse y que la ha tenido desde 2017. Mientras en Westminster, sede del Parlamento, se deberá determinar qué alianzas pueden sacar adelante este tema, en las calles de Londres y otras ciudades del país, cientos de miles de personas exigen que se les vuelva a consultar.

El tablero de ajedrez permanece desordenado y es difícil predecir qué va a pasar. “Por eso, los funcionarios públicos solo estamos preparándonos a cualquier resultado con cualquier gobierno”, admite el experto consultado por este medio.

Podrá parecer un cliché, pero hoy más que nunca para el Brexit valen las palabras del filósofo polaco Zygmunt Bauman: “lo único cierto es la incertidumbre”.