Dos policías heridos en nuevo atentado explosivo de pandillas

El artefacto fue colocado en vehículo en la cancha de la colonia Montes de San Bartolo III de Soyapango. Policía fue alertada de auto abandonado con un cadáver, pero era una trampa.

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El vehículo estaba abandonado en la cancha de fútbol de la colonia Montes de San Bartolo III, Soyapango. Foto EDH/ARCHIVO

Por David Marroquín

2019-04-29 9:18:29

Los atentados de las pandillas contra miembros de las fuerzas de seguridad pública continuaron ayer, solo que esta vez les tendieron una trampa con la explosión de un artefacto colocado en un vehículo abandonado. La Policía fue alertada del abandono del auto con un cadáver.

El atentado criminal causó graves heridas a un subinspector de la Policía identificado como Santana H., y el agente Jorge S., quienes fueron llevados al hospital del Seguro Social en San Salvador.

Este atentado con explosivos se produjo un día después de que grupos de pandillas recrudecieran los ataques armados contra policías y soldados, los que dejaron tres militares y dos policías muertos.

El informe policial detalla que el Sistema de Emergencias 911 recibió la denuncia de que un vehículo con un cadáver estaba abandonado en la cancha de fútbol de la colonia Montes de San Bartolo III, de Soyapango. Policías acudieron al lugar y efectivamente encontraron el auto en la referida cancha, pero había una especie de maniquí que simulaba que se trataba de un cadáver en el asiento del copiloto.

Fuentes policiales explicaron que en los momentos en los policías acordonaban el sitio del hallazgo, el subinspector se acercó al vehículo y abrió una de las puertas.

Fue en ese instante en el que se produjo la explosión, la cual lanzó varios metros al oficial y al agente que estaba cerca, según fuentes policiales. Los dos sufrieron heridas de esquirlas de consideración en distintas partes de sus cuerpos.

Las autoridades policiales aún no han dicho si el artefacto explosivo fue activado a control remoto o si se activó al momento en el que el oficial abrió la puerta.

Las autoridades policiales aseguraron que el vehículo había sido robado en San Salvador, pero no especificaron la fecha.

En el rastreo que los policías realizaron para tratar de localizar a los responsables del atentado, detuvieron a un supuesto pandillero que aparentemente vigilaba con unos binoculares. El sospechoso fue detenido en vías de investigación.

Curiosamente, el incremento de los ataques armados contra policías y soldados; así como el atentado con explosivo se registra a casi un mes de que Nayib Bukele asuma la Presidencia de la República.

De hecho el presidente electo reaccionó la noche del domingo ante estos hechos diciendo que buscará acuerdos con distintos sectores para abordar la violencia en el país.

Una situación de violencia similar ocurrió en 2014, días antes de que Salvador Sánchez Cerén, comenzara a presidir el segundo gobierno del FMLN.

Ante el recrudecimiento de los ataques armados contra personal policial y militar, Policía y Fuerza Armada coincidieron en que conocían de las amenazas y que se les alertó de la necesidad de tomar medidas de autoprotección y seguridad para evitar ser víctimas.

Explicaron que los jefes y agentes recibieron las indicaciones necesarias para que tomaran las medidas de seguridad cuando estén en servicio o cuando gozan de su tiempo libre (licencia).

Señalan que la mayoría de los atentados contra los policías ocurrieron cuando estos se encontraba en condiciones de vulnerabilidad.

La corporación policial perdió a cuatro de sus miembros en atentados que se registraron entre el jueves y el domingo pasado. Uno de los policías fue atacado cuando jugaba fútbol y otro cuando ingería licor en las cercanías de un polideportivo.

Por su parte, el Ministerio de Defensa señaló que este tipo de ataques “no incidirán en su compromiso ante la sociedad salvadoreña de continuar apoyando las tareas de seguridad pública”.

Aseguró la institución castrense que se orienta de manera permanente al personal militar de la necesidad de tomar medidas de seguridad para evitar ser víctimas de los ataques de las pandillas.

Cuatro militares fueron asesinados entre el viernes y el domingo pasado. A tres de ellos los asesinaron en menos de siete horas del domingo pasado.

El ministro de Defensa, David Munguía Payés, dijo ayer que evalúan si se “reconcentra” a los soldados ante los ataques de las pandillas.

Aseguró que sabían que esos grupos atentarían contra soldados y policías, pero se vuelve difícil proteger a los más de tres mil militares que se encuentran de licencia. En ese sentido, se alertó al personal militar de que tomen las medidas de autoprotección.

Munguía Payés deberá de comparecer el próximo jueves ante la Comisión de Defensa de la Asamblea Legislativa para que explique las medidas o acciones que adopta el referido ministerio para proteger al personal militar y su familia que son víctimas de la criminalidad.

La petición de citar a Munguía Payés fue a iniciativa de la diputada Patricia Valdivieso, y apoyaron todos los grupos parlamentarios. “No podemos ser indiferentes a esta realidad, están atacando a los elementos que dan seguridad a los salvadoreños, están atacando a todo el país”, argumentó Valdivieso.

Entre tanto, otros legisladores opinaron ayer que hay un trasfondo en esta ola de ataques a la autoridad. (Ver nota aparte).

Otros atentados con explosivos
El año pasado fueron registrados tres atentados con explosivos contra policías. En febrero, dos miembros del Cuerpo de Agentes Metropolitanos de Santa Tecla (CAMST) resultaron heridos tras la explosión de un coche bomba en la carretera al Puerto de La Libertad.

Las investigaciones revelaron que el atentado iba dirigido a cualquier agente de la Policía que se acercara a inspeccionar el auto.

En abril también se produjo otro atentado, esa vez un muñeco que simulaba un cadáver con un tambo de gas propano fue detonado en las afueras de Aguilares y dejó a tres policías lesionados.

En diciembre pasado, tres agentes sufrieron lesiones de distinta gravedad al explotar una granada fragmentaria lanzada por pandilleros en Ahuachapán.