Esperar planteamientos honestos y basados por la realidad de parte de un político que ha transformado las mentiras y apelaciones a las emociones más extremas de su base puede parecer una apuesta ingenua. Y en el primer debate presidencial, llevado a cabo el pasado martes 29 de septiembre, el presidente estadounidense, Donald Trump, optó por seguir ese mismo camino.
Quizá la mentira más recurrente en las últimas semanas, y que reapareció en el encuentro entre el mandatario y el aspirante demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, fue el tema de un presunto fraude electoral fraguándose en ese país.
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En vista de que las encuestas no le favorecen, Trump ha decidido recorrer el peligro camino que otros mandatarios no comprometidos con la democracia han seguido en diferentes rincones del mundo: el de cuestionar al sistema y plantear dudas. De tal manera que si pierden, han logrado crear una narrativa de que es el sistema “corrupto” el que conspiró en su contra y no un proceso limpio y transparente.
En el debate, repitió su cansina consigna de que el voto postal se presta a manipulaciones, sin ofrecer ninguna evidencia de esto. En vista de las medidas de distanciamiento para evitar contagios de COVID-19, muchos demócratas optarán por la modalidad del voto postal, por lo que Trump está arengando a su base y manifestando que es ahí donde planean hacer fraude.
En el debate acusó a los carteros de Virginia Occidental de vender papeletas. Esto nunca ha sucedido. En este estado hubo solo un incidente de un cartero (singular) que intentó alterar unas boletas y ya fue procesado por ello, pero nunca vendió nada ni puso en riesgo el proceso electoral.
Además, dijo que vigilantes de urnas en Filadelfia habían sido expulsados de la instalación de centros electorales, algo que es falso, pues en el estado de Pennsylvania, donde se ubica esa ciudad, estos vigilantes de ambos partidos solo tienen autorización de asistir el día de las elecciones en noviembre. De hecho, los vigilantes ni siquiera han sido nombrados en este lugar.
El mandatario además alegó que hay gente que ha recibido más de una boleta electoral. “Este será un fraude como nunca lo han visto”, dijo.
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Si bien hubo un error en un condado de Virginia, las autoridades explicaron que el sistema está diseñado para evitar duplicidad de votos.
La estrategia es clara. Una mentira descabellada caería por su propio peso, pero estirar y sacar de contexto la realidad le ayuda a pintar la imagen de un candidato al que el sistema quiere afectar. Algo totalmente falso.
Esto es grave en un clima polarizado y donde el mismo Trump no se ha comprometido a aceptar el resultado si pierde, algo inaudito en una democracia funcional.