Director ejecutivo de Fomilenio II: “El desafío es que el país no pierda el desarrollo que deja Fomilenio II”

El programa finalizará en septiembre 2020, con una intervención de 89 subproyectos a nivel nacional. ¿Pero estará listo El Salvador para seguir solo en el camino sin la presión de un organismo internacional?.

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En mayo de 2018, como parte del componente de infraestructura, las autoridades del gobierno y Fomilenio II iniciaron la ampliación del puente de doble carril sobre el Río Jiboa. Foto EDH / Archivo

Por Vanessa Linares/Jessica Guzmán

2019-11-03 9:10:27

El programa Fomilenio II finaliza en septiembre 2020 y en estos 11 meses debe terminar la ejecución de las 89 intervenciones a nivel nacional. Para El Salvador el gran reto es seguir con el mismo nivel de desarrollo sin la presión que ejerce la Corporación Reto del Milenio (MCC) en el convenio.

William Pleites, director ejecutivo de Fomilenio II, advierte que El Salvador no debe perder el profesionalismo ni la eficiencia que ha desarrollado con el funcionamiento de este programa.

“Con este tipo de experiencias hay proceso de desarrollo de capacidades y lo ideal es que los países no la pierdan. En este caso, realizar diseños e implementar obras requiere definitivamente una especialización, eso lo entendieron en Honduras dónde han creado una entidad especializada para proyectos de gran envergadura”, dice el director ejecutivo del convenio.

Respecto a las obras que se ejecutan en este último año las más destacadas son la intervención en los recintos fronterizos y en los centros educativos señala Pleites.

“Este programa tiene una terminación definida improrrogable y esto lleva a la necesidad de establecer coordinación entre las diferentes entidades de gobierno y más allá de ellas”, señala el ejecutivo.

Actualmente la mayoría de las obras se encuentran en su fase de ejecución dijo Pleites, quien agregó que en los próximos días entregarían más de 35 centros escolares intervenidos; la obra de mayor valor proyectada es la ampliación del tramo Sur del Corredor Perimetral que conectará desde Ilopango hasta el Puerto de La Libertad; se proyecta la rehabilitación de un tramo camino al puesto fronterizo El Amatillo de $7.1 millones; inicia el diseño y construcción del nuevo puesto fronterizo de Anguiatú que costará $16.2 millones; todas estas que son parte de las 58 obras de infraestructura que se están realizando con el programa.

¿Está listo El Salvador para seguir solo?

Para Pleites el reto que ahora tiene El Salvador es sistematizar la experiencia y ponerla a disposición de las nuevas autoridades.

“Lo más importante de este gran programa es que es un referente para una estrategia de pleno crecimiento económico para El Salvador. El gran desafío es darles sostenibilidad a las intervenciones, tenemos lecciones aprendidas”, afirma Pleites.

El director ejecutivo de Fomilenio considera que el nuevo gobierno sí está retomando con entusiasmo la continuidad de las obras.

“El gran desafío es darles sostenibilidad y escalar las intervenciones y poder universalizar este tipo de experiencias que son muy grandes. Un ejemplo es lo que se está haciendo en los recintos fronterizos puede ser una lección no solo para El Salvador, sino para el resto de países centroamericanos, porque el futuro de la integración centroamericana pasa por una reducción sustancial de las políticas de transporte fronterizo, para mejorar la competitividad”, explicó Pleites.

El legado de Fomilenio II

A menos de un año de finalizar el plazo, algunos actores relacionados al compacto consideran que el corazón y uno de los logros de mayor peso de Fomilenio II es todo el andamiaje normativo que deja y que prevé ser la palanca para incentivar nuevas inversiones en El Salvador.

Además, señalan importante todo el trabajo en asistencia técnica de la corporación estatal de Estados Unidos para enseñarle al país cómo hacer las cosas.

Desde su entrada en vigencia, el 9 de septiembre de 2015, Fomilenio II dispone de un presupuesto de $365.2 millones, de los cuales $277 millones provienen de la Corporación del Reto del Milenio (MCC, por sus siglas en inglés) y una contrapartida del gobierno salvadoreño por $88.2 millones.

El convenio se ejecuta a través de tres componentes: Capital Humano, Infraestructura Logística y Clima de Inversiones, creados para mejorar la calidad de educación y adecuar la capacitación de los salvadoreños a las demandas de mercado; reducir los costos de logística y transporte e incrementar la inversión y productividad del comercio de bienes y servicios; y también incrementar la inversión privada en el país a través de la mejora de clima de negocios, respectivamente.

En este último pilar, el de Clima de Inversiones, el compacto planificó mejorar las relaciones entre el sector público y el sector privado simplificando trámites y revisando procesos, leyes y regulaciones que permitan reducir los costos para hacer negocios; proveyendo bienes y servicios públicos que mejoren la competitividad de los proyectos de inversión privada; y permitiendo que la empresa privada contribuya a aprovechar mejor algunos activos del Estado, a través de los Asocios Público Privados (APP).

Precisamente al término de un foro sobre App, Shafik Collazo, de la Dirección de App del Organismo Promotor de Exportaciones e Inversiones de El Salvador (Proesa), insistió en que todas las iniciativas legales que han surgido gracias a Fomilenio II dan pie para estimar en al menos $545 millones la cartera de proyectos de inversión en infraestructura a ejecutarse en los próximos tres años, solo bajo el modelo de App.

El funcionario calculó la cifra sumando los $60 millones del proyecto de la terminal de carga en el Aeropuerto Internacional de El Salvador (cuya licitación se lanzó a inicios de septiembre); los $15 millones del primero de 144 kilómetros de iluminación videovigilancia de carretera (concurso que se prevé publicar en diciembre); los $120 millones de un nuevo Centro de Gobierno en Antiguo Cuscatlán (preliminarmente ubicado en los terrenos frente a Cancillería); los $260 millones del Tramo sur perimetral de San Salvador (que uniría Ilopango con la carretera al Puerto de La Libertad, pasando atrás de la Cordillera del Bálsamo); y los $90 millones del Corredor Pacífico, un tramo de carretera comprendido desde el Paso Fronterizo La Hachadura hasta la Carretera CA12, hasta el punto conocido como “Kilo 5”, con una longitud aproximada de 45 kilómetros.

Según Collazo, actualmente también se están trabajando los términos de referencia para comenzar los estudios de preinversión para otros dos proyectos de iluminación y videovigilancia, que comprenden dos tramos; el primero, Acajutla, Sonsonate-El Delirio, San Miguel (263 kilómetros) y el otro entre las fronteras Las Chinamas, en Ahuachapán, y El Amatillo, en La Unión (287 kilómetros).

Insistió en que esta ola de proyectos de construcción vial que se viene para los próximos años incluye trabajos de iluminación y videovigilancia y otros explícitamente de obras sobre la carretera asfáltica.

“Este gobierno vería las bases de estas licitaciones y el próximo gobierno vería la instalación, construcción y las bases de toda la ola que viene. Así que el detonante real de la inversión masiva en infraestructura de este país es en estos próximos años porque tiene todo el panorama listo para salir. Hay una ley bien ranqueada, un mercado dispuesto a hacer inversiones, una estabilidad monetaria, baja inflación, y un apoyo importante de Estados Unidos para hacer buenas preinversiones, que esa es la parte que no se dice pero es medular para saber si la inversión es factible”, explicó el representante de Proesa.

Portafolio de proyectos

Proesa ha seleccionado al menos cinco proyectos que pueden ejecutarse bajo el modelo de Asocio Público Privado en los próximos tres años. La licitación de uno ya inició, otro lanzará el concurso pronto y los demás aún están previos a estudios de pre inversión para determinar su factibilidad.

1 Terminal de carga del Aeropuerto Internacional- $60 millones. Proyecto consiste en la ampliación de la terminal actual y la construcción y equipamiento de una nueva. La primera fase, para la que se lanzó una licitación en septiembre, prevé aumentar la capacidad de movilización de carga de 26,600 a 52,000 toneladas por año (T/a).

2 Iluminación y videovigilancia de 144 kilómetros de carretera – $15 millones. Obras implican la instalación de luminarias, cámaras de videovigilancia, cableado subterráneo, cuartos de monitoreo e infraestructura en 144 kilómetros de la red prioritaria vial de los departamentos de San Salvador, La Libertad y La Paz.

3 Centro de Gobierno en Antiguo Cuscatlánra – $120 millones. Además de descongestionar la zona cercana al Centro de San Salvador, con el proyecto se busca aumentar la eficiencia del uso de los recursos públicos reduciendo el gasto en alquileres de entidades gubernamentales diseminadas por el área metropolitana de San Salvador y La Libertad. Se estima que las 27 instituciones que hoy alquilan, implican una factura de $22 millones al año.

4 Tramo sur del Corredor Perimetral- $260 millones. Conectaría la Zona metropolitana de San Salvador y La Libertad, desde Ilopango pasando atrás de la Cordillera del Bálsamo hasta la carretera al Puerto de La Libertad. Se busca disminuir los tiempos de movilidad y los costos de traslado de mercancías y materias primas desde y hacia las zonas industriales.

5 CCorredor Pacífico: La Hachadura – Kilo 5- $90 millones. Es un tramo de carretera comprendido desde el Paso Fronterizo La Hachadura (Ahuachapán) hasta la Carretera CA12, hasta el punto conocido como “Kilo 5”, con una longitud aproximada de 45 kilómetros. Con el proyecto se busca mejorar la infraestructura vial para un mayor desarrollo y competitividad de la zona; y disminuir los tiempos y costos logísticos y los índices de accidentabilidad.