La mayoría de los trabajadores son hombres de las comunidades de cantón Cerro Verde, Santiago de María.
Mendoza comentó que hay niños de 12 años de edad que llegan a pedir una oportunidad para ganar dinero y cuando se emplean, “esos cipotes en una mañana se ganan hasta $7. Ellos vienen a pedir que le demos chance para empezar a trabajar”.
Raymundo Cruz es un padre de familia de 34 años y cuatro de ellos los ha trabajado en las temporadas de jocote, al finalizar la cosecha se dedica a la del café; luego, a sembrar sus propios cultivos de maíz y frijol.
“En éstas comunidades dependemos del fruto que nos dan las plantas, ya sea el jocote, café, el maíz, el frijol y todo lo que se puede cultivar, porque el clima es fresco”, aseguró Cruz.
Yanci Rodríguez, de 19 años; y Rosibel Rodríguez, de 27, trabajan en la clasifican los jocotes de acuerdo al tamaño y calidad.
“Las jornadas de trabajo depende de cuánta cantidad logran bajar los cortadores y de ésta forma es que nosotros logramos ganar dinero, después nos dedicamos a cultivar maíz en las parcelas que tenemos”, expresó Rodríguez.
Oscar Lazo Águila y Mabel Gutiérrez de Lazo son los dueños de la finca San Ramón. Ellos aseguran que le están apostando a incrementar el cultivo del jocote corona porque es rentable la comercialización y es una alternativa para no depender solo del cultivo del café.
Los esposos iniciaron hace tres años con 500 plantas de jocote, luego incrementaron hasta tener 2,500. En las mismas hectáreas donde hay café están las plantaciones del jocote y otros frutos como los güisquiles, naranjas, mandarinas, cacao criollo, paterna y aguacate.
“Estamos generando trabajo a las personas de la comunidad, a las bajadoras, a las compradoras y es así como se les ayuda a la economía local”, dijo Óscar Lazo.
Santiago de María cuenta con 11 fincas entre los cerros El Tigre y Oromontique con 551 hectáreas, de esas 21 están cultivadas de la moringa; el resto es café y otra variedad de cultivo como el bálsamo.