El hacinamiento que hubo en Jiquilisco quedó atrás en los nuevos centros de contención

Los albergados en Jiquilisco ya fueron trasladados a diferentes lugares a nivel nacional donde, señalan, se encuentran en total aislamiento para prevenir contagios del virus.

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A las personas que se encuentran en cuarentena les tomaron la presión y la temperatura.

Por Lilian Martínez

2020-03-18 10:00:42

Luego de que las personas enviadas a cuarentena denunciaran por diversos medios el hacinamiento que imperó en el albergue de Jiquilisco, Usulután, tanto quienes estaban en ese albergue -ya clausurado- como quienes recién han sido enviados a cuarentena, se encuentran en sitios donde el aislamiento para evitar un posible contagio parece ser realidad.

Quienes guardan cuarentena en los hoteles Sevilla, en Usulután; Siesta y Gardenia Inn, en San Salvador, han informado que no se les permite salir de sus habitaciones y que sus alimentos son colocados en una silla afuera de cada habitación.

La autoridades responsables de los centros proporcionan desayuno, almuerzo y cena. Pero el horario en que este es proporcionado es irregular. En el albergue de Zaragoza el almuerzo llega puntualmente a las 12 meridiano. Sin embargo, en el centro obrero Dr. Mario Zamora, en La Palma, Chalatenango, el almuerzo del martes fue entregado a las 2:00 p. m.

Los alimentos son distribuidos por personal del Ministerio de Salud, pero también por voluntarios.

En Jiquilisco había agua embotellada en abundancia. Pero en hoteles como El Sevilla, los albergados solo reciben una botella al día.

En Zaragoza, desde el lunes, se permite salir a los albergados de sus habitaciones solamente para comer. El resto del día deben permanecer confinados en habitaciones compartidas por tres o cuatro personas. Antes, quienes están en ese albergue, caminaban por un jardín o hacían ejercicio. Ahora eso no se les permite.

En el centro obrero de Chalatenango, los albergados deben respetar el límite de cinco metros alrededor de las cabañas donde están alojados. Si sus familiares les llevan ropa, alimentos o insumos para la limpieza, estos son entregados en la entrada principal, revisados y llevados en pick up hasta las cabañas por los responsables del recinto. Ahí mismo, cada cabaña recibió un paquete de bolsas de agua o un garrafón.

Este es el único albergue donde el personal médica ha levantado una base de datos digital con la información de quienes están en cuarentena: DUI, nombre, edad, dirección, teléfono, país de procedencia, ocupación, lugar de trabajo, enfermedades crónicas o de base, medicamentos que necesitan, peso, estatura, temperatura, nombre de persona responsable. Varios de estos datos fueron recopilados tanto en el aeropuerto Internacional Óscar Arnulfo Romero como en Jiquilisco, pero con papel y lapicero, nunca de forma digital.

En todos los albergues se les advierte a las personas que ellas son las responsables de la limpieza de sus habitaciones y que deben reportar cualquier síntoma propio o de las personas con las que comparte habitación: tos, secreción nasal, fiebre y dolor de garganta. Si una persona llega a presentar síntomas, advirtió una doctora en Chalatenango, será aislada inmediatamente y enviada al hospital Saldaña. Además, si una persona de la habitación compartida presenta síntomas, quienes están con ella reinician su cuarentena.

Los albergados en hoteles y en centros obreros reconocen que están mucho mejor de cómo estaban en Jiquilisco, pero aún señalan que se pueden mejorar los horarios en los que se les lleva la comida. Arelí, quien están junto a su hijo en el Polideportivo de Merliot, afirma: “Hay algunas cosas que no se tiene, pero igual ya lo saben y dijeron que están gestionando. Nosotros debemos tener paciencia; tenemos que entender que no es como estar en nuestra casa y que hacen cuanto pueden para cubrir nuestra necesidades”.

Y si se pregunta ¿qué hacen los albergados en hoteles? “Estar encerrados en un cuarto sin poder salir ni al pasillo”, responde Arelí.