VIDEO: “Para Nayib Bukele, tiene lógica política fortalecer la CICIES”, dice director ejecutivo de Cristosal

Pese a la opacidad y falta de diálogo de Bukele, el director ejecutivo de Cristosal cree que el presidente puede ver atractivo dar dientes a la comisión. Además, cree que Estados Unidos apostará a esta comisión para combatir la corrupción en El Salvador.

Noah Bullock, director ejecutivo de Cristosal explica los retos que sigue enfrentando la CICIES.

Por Ricardo Avelar

2021-04-19 8:30:56

El director ejecutivo de Cristosal, Noah Bullock, le apuesta a fortalecer la CICIES para combatir efectivamente la corrupción en el país y si bien es consciente de que la comisión nació muy amarrada al Ejecutivo, resalta que ha dado resultados y que es precisamente lo que puede interesarle a Nayib Bukele: que su promesa de combatir la corrupción se haga realidad aun si esto incluye a personas de su gobierno.

¿Cómo interpretas el anuncio de la contribución de $2 millones para la CICIES que hace Estados Unidos?

Es significativo en varios sentidos. Uno, que en la primer visita del enviado especial de Joe Biden, priorizó reunirse con la CICIES.

Esto muestra que ven en la comisión una herramienta fundamental contra la corrupción en la región. Esta es una gran oportunidad. Se cerró la CICIG (Guatemala) y la MACCIH (Honduras), y en El Salvador todavía existe una posibilidad de levantar una comisión internacional contra la corrupción ya con dientes. Y luego, obviamente este apoyo garantiza la independencia financiera y operativa para la CICIES por un año más. Además, en sus declaraciones, el enviado especial resaltó la importancia de fortalecer las CICIES y garantizar su independencia.

La CICIES parece tener una falla de origen, su cercanía al Ejecutivo y a una OEA complaciente con el gobierno. ¿Crees que eso se puede solucionar o que se ha solucionado?

Sí, digamos que la falla de origen es quizá que la CICIES fue planteada como una estrategia de campaña y como un instrumento también de atacar a la oposición política. Pero la sorpresa es que esta empezó a funcionar en El Salvador.

Tras haber sido invitada por el Ejecutivo o la Fiscalía para fiscalizar los fondos de emergencia, se ha producido después de menos de un año doce avisos fiscales de casos del gobierno actual en la administración de fondos de emergencia. Entonces, creo que de origen sí tuvo esa fuerte dependencia en el Ejecutivo, pero en la práctica ha podido generar resultados y esas son las señales que nos da la confianza de que hay que fortalecerla, no únicamente porque está funcionando, pero también porque es urgente. Se trata de unos casos de gran envergadura, entendemos que se trata de docenas sino cientos de millones de dólares que viene a raíz del sacrificio del pueblo durante la pandemia y te muestra que existe todavía vulnerabilidades a la corrupción existente históricamente en el gobierno actual.

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Pero la CICIES necesita que el gobierno le abra algunas puertas para que se vuelva más independiente. ¿No resulta un poco ingenuo pensar que el gobierno, sabiendo que hay casos en proceso, va a dejarlo pasar?

No es ingenuo. La popularidad del presidente viene en parte de una gran expectativa de la ciudadanía de que va a marcar una diferencia en materia de corrupción y el mejor resultado que tiene hasta ahora es francamente la CICIES. Entonces, midiendo ese escenario, tiene sentido y lógica política. Además, con la presión de Estados Unidos, el presidente podría salir adelante siendo un líder en la región con la única comisión internacional de impunidad existente y después de aprobar la ley, una comisión fortalecida debidamente. Esto va a ser una prueba para la clase política, tanto para los diputados nuevos como para el Ejecutivo para demostrar cuál es su compromiso real con la lucha contra la corrupción.

Bukele ya dijo que no está de acuerdo con algunas reformas planteadas por organizaciones de sociedad civil. ¿Cómo interpretas eso?

Pues creo que el presidente quiere negociar. Su primera reacción en la negociación es decir no, pero no sobre la base de un rechazo al contenido de la ley, sino por los medios de comunicaciones que lo estaban difundiendo y los nombres de algunas organizaciones. Entonces lo veo como una acción más de campaña política, que una decisión final del Ejecutivo. A final de cuentas, estoy seguro que el presidente al conocer la ley, va a poder reconocer que está en la línea de su agenda en contra de la corrupción y nosotros estamos dispuestos a que abran mesas de trabajo y diálogo.

¿Tienen evidencia de que el presidente está dispuesto a dialogar?

No ha sido la práctica, no ha sido la estrategia de este gobierno de abrir espacios de diálogo, eso es cierto. Pero creo que después de las elecciones y después de instalarse la nueva Asamblea, habrá una oportunidad de marcar una diferencia en el estilo de gobernanza. Y eso es lo que está pidiendo Estados Unidos, por ejemplo, que demuestren su compromiso con la democracia y la lucha contra la corrupción. Entonces, al final de cuentas, tendrán que decidir cuándo termina la campaña política y de ataques y cuándo él empieza a ejercer un liderazgo en función de la nación.

Hemos visto también que el Gobierno utiliza instituciones como el Ministerio de Hacienda o la PNC, para perseguir a algunos de sus rivales políticos. ¿No temen que fortalecer la CICIES le dé al gobierno más armas de persecución?

No. Es muy difícil que un organismo multilateral como la OEA se preste a una persecución política, sobre todo con la presión de Estados Unidos sobre el secretario general.

La misión de la OEA en Honduras (MACCIH) enfrentó una situación muy complicada con Juan Orlando Hernández, quien ha sido implicado en narcotráfico, y terminó actuando bien. Y creo que es importante reconocer que parte de los cambios que queremos ver es la despolitización de la justicia.

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Estamos hablando de la misma OEA de Luis Almagro, que no condenó el 9F y dijo que eran “voces histéricas” los que estaban quejándose de la militarización de la Asamblea. ¿No les provoca desconfianza?

No es garantía, pero no hay que personalizar las instituciones. Hemos escuchado, por ejemplo, del enviado especial de Estados Unidos Ricardo Zúñiga que el marco referencial para la relación hacia los gobiernos de Triángulo Norte es la Carta Democrática de la OEA que plantea que la prosperidad económica y social está sumamente vinculada con la democracia y el Estado derecho y los derechos humanos.

Entonces tenés un gobierno de Estados Unidos que tiene mucha influencia en la OEA y la región, diciendo que estos son los valores, principios y compromisos con los cuales vamos a enmarcar nuestras relaciones. No podemos descalificar la CICIES por la figura del secretario general de la OEA.

El apoyo explícito de Estados Unidos es algo nuevo. ¿Es esto un giro para bien en la CICIES?

Sí, creo que la diferencia entre la administración Trump y la administración Biden no podría ser más grande. Con la administración Biden, hay un llamado desde el más alto nivel a la región y sus gobiernos para que demuestren su compromiso con la lucha contra la corrupción. Entonces, si es un parteaguas. No es por nada que vino a reunirse el enviado especial con la CICIES, a resaltar sus resultados y la necesidad de seguirla fortaleciendo.

¿Cuál crees que es el mensaje político detrás de que Bukele no reciba al enviado especial y que en su aparato inmenso de comunicaciones no hubo un solo tuit sobre la visita?

Los silencios del presidente hablan mucho. Pero creo que desde la perspectiva de Estados Unidos, están tratando de generar una separación entre el estilo y la personalidad del presidente y lo que van a hacer realmente. La canciller recibió al enviado y creo que quieren poder sentarse a hablar de cómo se va a abordar temas muy difíciles en la región.

Cuando Bukele tomó posesión, se escuchaba en el público que la gente gritaba “CICIES, CICIES” durante su discurso. ¿Cuál es el mensaje si se echa para atrás y no la fortalece, no le da la independencia o bloquea los caminos para que se fortalezca?

Yo insisto de que la población está con mucha expectativa de que con este presidente va a haber cambios. Entonces, lo que se tiene que hacer es construir políticas del Estado contra la corrupción. Lo que hemos tenido hasta ahora son eslóganes que han funcionado para la concientización de la población, pero aún no hay claridad sobre una política de Estado para luchar contra la corrupción.

¿Cómo se logra eso?

El primer paso es darle rango legislativo a la CICIES. Si no se logra eso, la sociedad lastimosamente va a ser condenada a repetir lo mismo. Por eso para mí es muy importante los 12 avisos que han sido presentados a la Fiscalía. Tiene que haber imputaciones ya, antes que termine el período de este fiscal, porque estos doce casos indican que aún con un presidente que ha dicho estar comprometido con el pueblo a luchar contra la corrupción, hay estructuras dentro del Estado que requiere de un acompañamiento internacional para desmantelar.

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En ese sentido, creo que si dicen que ahora que tienen su propio fiscal ya no necesitan una CICIES, creo que no es cierto. Para desmantelar una corrupción histórica y estructural, en este momento en El Salvador es necesario el apoyo de la comunidad internacional.

¿Hasta qué nivel ves el apoyo de los Estados Unidos a la CICIES?

En el mejor escenario, Estados Unidos encontrará un Ejecutivo salvadoreño dispuesto a trabajar. En ese sentido, el presidente gozará de recursos de apoyo político necesario para hacer toda una revolución institucional y al final de su turno, entregar al pueblo un Estado transformado en materia de corrupción.

Pero si Estados Unidos encuentra un presidente que no quiere colaborar, va a tener que decidir hasta dónde está dispuesto llegar con medidas de presión. Y ahora se han mencionado algunas: la lista Engel, a cargo del lado de la congresista Norma Torres, que es una lista de personas en los gobiernos del Triángulo Norte y que tienen perfiles antidemocráticos o han sido implicados en casos de corrupción. Ese es uno, pero no el único mecanismo de presión de Estados Unidos.