Médicos alertan que menos personas acuden a recibir primera dosis de vacuna anticovid

Profesionales de la salud consideran que El Salvador está haciendo una buena labor en este rubro, pero ven una “bandera roja” por el descenso de personas que están recibiendo la vacuna por primera vez

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Poca afluencia de personas para recibir dosis de vacuna anticovid en el Hospital El Salvador, el pasado jueves 26 de agosto de 2021 por la tarde. / Foto EDH Francisco Rubio

Por Carlos López Vides

2021-08-26 10:45:35

“No hay segunda dosis sin primera”, explica el epidemiólogo Wilfrido Clará, lo que parece una afirmación matemática simple pero que encierra un trasfondo clave en cuanto a la vacunación contra la covid-19 en El Salvador: si baja el número de personas recibiendo la primera dosis del biológico, será más difícil que suba el número de población ya con el esquema completo, lo que podría impactar en el número de casos graves y fallecidos por la enfermedad en el país.

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Desde su labor médica en Estados Unidos, Clará revisa los números divulgados por el Gobierno en cuanto a vacunación (ver infográficos), y concluye que “Hay un riesgo, y es que vaya disminuyendo la cantidad de personas susceptibles a recibir la segunda dosis, porque no se ha incrementado la vacunación de primera vez. Si esta población que está siendo vacunada por primera vez no se incrementa debidamente, va a llegar un momento en que la velocidad de vacunación de segunda vez se va a estancar. Creo que se va a desacelerar de manera importante”.

Con números en mano, Clará explica que “hay una desaceleración de vacuna de primera vez, eso es bien claro. El porcentaje de incremento semanal de esta vacunación ha ido disminuyendo desde mediados de julio. Desde ahí, el porcentaje comenzó a disminuir de un 15% de incremento semanal, a un 4% en la tercera semana de agosto. Estamos hablando de que desaceleró cinco veces. El incremento ha sido cada vez más pequeño. Si llega a cero, significa que estará estancado”.

Solo una persona en esta zona de espera para vacunarse en el Hospital El Salvador. Foto captada el 26 de agosto por la tarde en el Hospital El Salvador.
Foto EDH / Francisco Rubio

En la misma línea, el médico epidemiólogo Jorge Panameño coincide en que “hay una disminución en la demanda de primeras dosis, y eso es preocupante. Ya no vemos aquellas filas de gente queriéndose vacunar. Y ahí sí hay un problema, porque podemos llegar a un estancamiento, donde la población no acuda a sus vacunas”.

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Como posible solución, Panameño plante que “hay que llevar la vacuna a las comunidades, que todas las unidades de salud sean centro de vacunación, que esta sea 24-7, y llegar casa a casa. Si la gente ya no está llegando, hay que ir a buscarla. Ese es el trabajo de salud pública”.

De mantenerse el ritmo de vacunación actual y si no se eleva el número de primeras dosis aplicadas, el sistema de salud de El Salvador no logrará cumplir su meta de 4.5 millones de personas vacunadas a finales de 2021, según explicó Clará.

Esta imagen corresponde al 2 de agosto, pero ya para el cierre del mes hay mucha menos afluencia en los puntos de vacunación. / Foto EDH Archivo

“El Instituto de Mediciones en Salud y Evaluación, de la Universidad de Washington, ya hizo las proyecciones para El Salvador, Costa Rica y Panamá. De seguir el ritmo así como va, en El Salvador para el 1o. de diciembre se ha proyectado según el instituto que se lograría una cobertura de pauta completa del 59%. Y el porcentaje de población total que haya recibido hasta ese día al menos una dosis, andará por el 65%, todavía bajo del 75% que es la meta”, analiza el experto en epidemiología.

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¿Por qué ha bajado el porcentaje de aplicaciones de primera dosis? Para ambos médicos, el Gobierno debería analizarlo, explicarlo y solucionarlo a la brevedad posible. Clará puso como ejemplo lo ocurrido en Costa Rica y Panamá, que “aceleraron de forma impresionante y dramática la vacunación de primera vez hace unas tres a cuatro semanas. Panamá hizo barridos, mandó brigadas a barrios enteros y comunidades, para así vacunar a personas que tenían problemas de accesibilidad”.

En el caso de El Salvador, Clará reflexiona que es posible que ya el sistema de salud se está topando con los grupos de personas renuentes o indecisas en recibir la vacuna, lo cual requiere una estrategia por parte del Gobierno.

La muralla inalcanzable

El doctor Panameño explica además que la llamada “inmunidad de rebaño” o “de grupo” ya no es posible, debido al comportamiento de la covid-19 y el alto nivel de contagio de las nuevas variantes que han surgido y surgirán.

“La vacuna no alcanza a generar inmunidad, que es un bloqueo en alto porcentaje de la posibilidad de infectarme. La vacuna no hace eso. Aunque la eficiencia de la vacuna fuera del 98%, las variantes genéticas que se están produciendo, evaden las defensas generadas por las vacunas, tanto como con la infección natural, porque hemos visto personas reinfectándose, ya sea vacunadas o que han tenido la enfermedad”, detalla Panameño.

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Por tanto, a juicio del doctor Panameño, el sistema de salud debe adaptarse a esta realidad y el Gobierno debe ser claro con la población en cuanto a que “en la práctica, ya no vamos a esperar la inmunidad colectiva, sino a proporcionar a la población los beneficios de la vacuna, que son disminuir la gravedad de la enfermedad en la persona que la padece, y evitaría el hospital o morir. Es lo que las vacunas existentes llevan como objetivo”.

Este jueves 26 de agosto, se registró menos personas presentes en el Hospital El Salvador para vacunarse contra covid-19, a comparación de semanas recientes.
Foto EDH / Francisco Rubio

En ese sentido, y dado que la llamada “muralla inmunológica” no se puede construir con las vacunas, Panameño concluye que “ya no es el 70% de la población que hay que vacunar, sino el 90 al 100% de toda la población. El 70% estaba calculada en 4.5 millones, pero recientemente el sistema de salud público subió a 4.8 millones, que es el 80%, pero es posible que ni eso alcance, hay que llegar mínimo al 90% de la población, para tener un impacto. Esto lleva a elevar las coberturas metas”.

En cuanto a la necesidad de una tercera vacuna de refuerzo, algo que ya está ocurriendo en países como Estados Unidos, Israel, Uruguay y República Dominicana, Panameño expresa que ya hay suficiente evidencia científica que ha llevado a las autoridades de estos países a aprobar dicha decisión; pero en el caso de El Salvador, esto no tiene sentido cuando apenas se está al 37% de población ya con dos dosis recibidas.

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“Ya se comprobó por estudios bien fundamentados, que la duración de los niveles de anticuerpos generados por las diversas vacunas tienden a caer en seis meses. Algunos antes. Y es fundamental mantener un nivel alto de anticuerpos, para poder alcanzar los beneficios de la vacunación, y para mantener las defensas ante las variantes genéticas”, argumenta Panameño, pero aclara que en todo caso las autoridades de salud deben redoblar esfuerzos en elevar el ritmo de primeras y segundas dosis aplicadas, para después desarrollar la estrategia para la tercera aplicación.

Oportunidades perdidas

El médico salubrista Ricardo Lara, por su parte, expresa preocupación porque “no se estén cumpliendo segundas dosis. Veo en el caso de El Salvador que muchas personas no están buscando la segunda dosis, sea por efectos secundarios, por dejadez o lo que sea. El mensaje debe ser que sin la dosis dos, la población está desprotegida”.
Para Lara, hay oportunidades perdidas en las personas que llegan a centros asistenciales y no pueden recibir ahí la vacuna anticovid; y lamenta que “hay pacientes que están llegando a clínica ya enfermos, que no fueron a la segunda dosis”.

“Hay personas que pierden la cita por x o y razón, y se acercan a las diversas clínicas del sistema y no se les puede cumplir con la vacuna, no se les puede ofrecer”, remarca Lara, y finaliza con que “yo le pondría mayor atención a la estrategia de nivelar las dos dosis, y luego un análisis de qué está ocurriendo con quienes no se quieren vacunar de plano, aunque ya tienen a disposición la vacuna”, en una cantidad no menor a las 10 millones de dosis, de acuerdo con datos del Gobierno.