Cuarenta y ocho horas de constantes lluvias obligaron a la población a quitarse el miedo y salir de sus viviendas donde guardaban una cuarentena domiciliar debido a las abundantes precipitaciones que afectan al país desde el sábado.
El paso de la tormenta Amanda al territorio salvadoreño mostró la vulnerabilidad del país ante el cambio climático.
Hasta las 5:00 de la tarde del domingo, el Gobierno habilitó 81 albergues en donde había 1,200 personas resguardadas a causa de las inundaciones que provocó Amanda y que afectaron más de 900 viviendas.
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La medida entra en vigencia a partir de este día y se prolongará hasta el próximo 8 de junio. Aplica para todos los centros escolares públicos y privados; así como para las universidades.
Los infectólogos Iván Solano Leiva y Jorge Panameño advirtieron que estos centros de albergue deben ser bien controlados con las diferentes medidas sanitarias y estrictas de distanciamiento físico para que no se aumenten los casos por el nuevo virus.
“Si las personas que se reubiquen en albergues, no lo hacen con las medidas de distanciamiento social indicadas en esta pandemia, se repetirá el fenómeno de las cárceles, esto es responsabilidad de las autoridades a cargo y de Salud Pública”, indicó Jorge Panameño.
Para Iván Solano Leiva, las inundaciones y los albergues causan que la población tenga mayor riesgo de contagio por el nuevo virus.
“Las personas tienen que salir de sus casas para resolver un problema que ha causado las inundaciones y esto hace que también se pongan en riesgo y se pierda el distanciamiento social y que puedan darse contagios de COVID-19”, explicó Solano Leiva.
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Entre las víctimas mortales está un niño de 8 años. Además, el Gobierno decretó estado de emergencia por 15 días debido a los estragos. Hasta el momento hay 1,200 personas albergadas a nivel nacional.
“Además de aumentar otras enfermedades por los lugares inundados eso trae incremento de casos de leptospirosis sobre todo en zonas rurales o en áreas donde tengo alrededor de mi casa predios baldíos porque todos los orines que pueden dejar las ratas son fuentes de contagio”, agregó Solano Leiva.
Agregó que también pueden verse incrementadas las enfermedad tradicionales como el dengue, por la proliferación de zancudos y otras enfermedades de la época como las fiebres tifoideas que son transmitidas por consumir alimentos o agua contaminada con heces fecales.
“Se da mayor probabilidades de aglomeraciones se pierde el distanciamiento social y se incrementa la probabilidad de riesgo que no se cumplan las medidas de protección y puedan infectar de esa manera a más personas. Dependerá si hay un desbordamiento de la gente también en la calle por motivo de la emergencia de lluvia”, indicó Solano Leiva.
Mayoría de hogares son vulnerables
La emergencia por riesgo de deslizamientos y la decretada por Covid solo han agudizado la precaria situación de cientos de miles de familias, según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de un total de 1,869,608 hogares , hay un aproximado de 402, 557 viviendas están hechas con materiales de construcción como: bahareque, lámina, paja, entre otros.
Es decir 46 de cada 100 hogares en El Salvador están construidos con materiales poco resistentes a las lluvias, lo cual los vuelve más vulnerable.
El primer Informe Nacional del Estado de los Riesgos y Vulnerabilidades (INERV) presentado en 2017, develó que los departamentos de San Salvador y La Libertad son los que concentran la mayor cantidad de población y viviendas vulnerables expuestas ante amenaza sísmica, susceptibilidad a deslizamientos y a inundaciones.