A las 6:18 p. m. del 8 de junio, la Secretaría de Prensa de la Presidencia colgó un spot de 35 segundos para divulgar que del hospital nacional de Cojutepeque salían los primeros 15 pacientes recuperados de COVID-19. Varios hombres y mujeres salían con sus rostros cubiertos con mascarillas, en sillas de ruedas.
“Alta. Esta tarde, el Ministerio de Salud brindó el alta a 15 pacientes recuperados de #COVID19 en el Hospital Nuestra Señora de Fátima, en Cojutepeque, se trató de los primeros en dicho nosocomio. Fueron cuatro mujeres y 11 hombres, entre los 34 y 72 años, a quienes se les aplicó el protocolo de tratamiento y este día regresan a sus hogares. El personal de salud se mantiene en su compromiso de salvar vidas”, decía la publicación.
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Uno de esos supuestos recuperados de COVID-19 era Juan Hernández, de 53 años, residente en el cantón Santa Anita, del municipio de San Cristóbal, Cuscatlán.
Juan Hernández, de 53 años y residente de San Cristobal, en Cuscatlán, padece de diabetes y fue hospitalizado por supuestamente estar contagiado de coronavirus aunque, asegura, nunca le informaron sobre sobre diagnóstico. Al momento de darle de alta, su rostro fue utilizado en un spot sobre recuperados de COVID-19, pero señala el Gobierno miente.
Aunque en el anuncio Juan aparece con mascarilla, sus vecinos y parientes lo reconocieron perfectamente. Era él… Y no se lo tomaron a bien ni porque en el spot, la Secretaría de Prensa enfatizaba que salían recuperados del coronavirus.
Juan y su hijo mayor cuentan que el lunes anterior, cuando salieron del hospital vieron a dos personas que andaban filmando. Estas dos personas que no se identificaron les prometieron que los rostros de los pacientes no saldrían en el anuncio. Pero les mintieron, dicen.
A Juan eso le ha causado perjuicio no sólo a él sino también a sus familiares más cercanos, quienes se sienten discriminados en su vecindario, según comentaron ayer a El Diario de Hoy, pues dice que los vecinos no se le acercan ni parientes los visitan ya en su casa.
La segunda mentira
De acuerdo con Juan, no es cierto que él sea uno de los 11 hombres que, según el anuncio, se hayan recuperado de COVID-19. Eso es totalmente falso y ni él ni su familia, que conocen el anuncio, comprenden por qué el Gobierno miente.
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Juan explica que desde hace ocho años padece diabetes y que por eso le hace daño hacer mucho esfuerzo físico.
La última semana de mayo la comenzó con ganas de trabajar en uno de sus cultivos de maíz, pero al segundo día, se comenzó a sentir con fiebres y dolor de cuerpo, por lo que su hijo mayor lo llevó a un hospital privado de Cojutepeque donde no quisieron atenderlo por temor a que estuviera contagiado de COVID-19.
No les quedó otro remedio que ir al hospital nacional “Nuestra Señora de Fátima”.
De inmediato, cuenta Juan, lo pusieron en una habitación donde había muchos contagiados con COVID-19. A él le metieron unos asuntos por la nariz para ayudarle a respirar, y unas agujas en un brazo.
Sin informarle nada, a cada rato llegaban a meterle en el suero unas medicinas. Solo recuerda que le decía: vaya, es hora de su medicina.