“Desde que nos llaman, sabemos que debemos sacrificar a la familia”: policías relatan su labor durante la emergencia por coronavirus

Dos policías hablaron sobre el sacrificio que representa dejar a sus familias ante cualquier emergencia que tienen que atender para "proteger y servir" a la gente.

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El 19 de marzo de 2020, la ciudad de Metapán fue cerrada por militares y policías ante el anuncio del primer caso de coronavirus en esa localidad, lo que provocó pánico y desinformación entre los habitantes. EDH/ Yessica Hompanera

Por David Marroquín

2020-04-05 4:30:02

Juan es oficial fundador de la Policía Nacional Civil (PNC). Él comprende muy bien lo que significar sacrificar a su familia por ir a “proteger y servir” a las personas.

“Sabemos que desde el primer momento que nos llaman, tenemos que tener un nivel de conciencia de que lo primero que tenemos que sacrificar es la familia, pero ante esa situación, tenemos que cumplir con el deber constitucional de prestar servicio a la ciudadanía, sin tiempo, sin reloj y ayudando a la comunidad”, dice Juan.

Agrega que “es normal los sentimientos hacia la familia, hacia los hijos, hacia todos los que dependen de uno, es normal que uno sienta esa nostalgia, sienta esa tristeza, a veces, pero sabemos que a esas cuestiones se sobrepone el servicio que debemos prestar a la comunidad”.

Asegura que ellos como policías están conscientes del sacrificio que hacen al dejar a sus familias, pero “lo hacemos con mucho orgullo, con mucho honor, tenemos una satisfacción muy personal, de que a través de nuestro trabajo ayudamos a miles de personas, orientamos a miles de personas como en este caso que estamos viviendo”.

La convicción personal del servicio a la comunidad es la manera más efectiva que emplea Juan para superar el cansancio.

“Cuando uno está convencido de su carrera, uno también disfruta esos momentos para ayudar a la comunidad, porque lo hace masivamente, lo hace personalmente, lo hace en un lugar, lo hace en otro”, señala.

Y aunque el estrés que los policías manejan es bastante alto, para Juan eso es algo “soportable y tenemos que aguantarlo, por los parámetros y entrenamiento que tenemos”.

Para Juan es importante estar convencido de la importancia que significa ayudar a los demás, todo a costa de que se puedan contagiar con la pandemia COVID-19 en esta emergencia.

A lo anterior se suman los insultos, los cuestionamientos y la resistencia de las personas para ser llevadas a un centro de contención como ha ocurrido en esta situación de emergencia.

“Es parte del riesgo que se corre, pero uno debe estar claro, si eso ocurre, hay que asumirlo con responsabilidad, porque eso es lo que elegimos, estar así y me siento bien con haberlo hecho, es más hasta podemos ofrendar nuestras vidas por salvar a otras personas y ese acto heroico estamos en la disposición de hacerlo desde el momento de ponernos el uniforme de la Policía Nacional Civil”, señala.

Tras más de dos décadas de andar uniformado de azul, lo que más satisface a Juan es que ellos se sienten útiles a la ciudadanía, se sienten como héroes y se sienten que pueden hacer mucho por “el pueblo en estos momentos”.

Cree que situaciones como las que se vive en el país, son los momentos en los que los policías pueden demostrar que “tenemos carisma muy humano, orgullosos, satisfechos de sentirnos como héroes en esta situación, poder ayudar a los demás”.

“Le oramos a Dios para que nos dé fuerzas”, dice agente de la Policía

Pablo tiene 20 años de ser policía y ha pasado por muchas emergencias en las que le han suspendido sus días libres. Él está acostumbrado a esas situaciones, pero también a hacer el sacrificio de dejar temporalmente a su familia, a sus hijos. Eso lo entiende muy bien desde el día que rindió el juramento al Pabellón Nacional como policía.

La emergencia nacional por la que atraviesa el país por la pandemia del COVID-19 lo ha obligado a permanecer en la delegación policial donde está destacado desde que el gobierno declaró la cuarentena domiciliar.

Una situación de la que está consciente que tiene que enfrentar desde el momento en el que eligió ser policía.

“Estamos concentrados desde la emergencia, pero así es esto, hay que hacer el esfuerzo, ya irá parando esto, es nuestra profesión, es la que elegimos y sé que, con la ayuda de Dios, saldremos adelante, ya estaremos de nuevo con nuestra familia”, dice Pablo.

Asegura que sus familias “entienden y para ellos somos los héroes de nuestro país al lado de doctores, enfermeros y soldados”.

Como cualquier ser humano, señala Pablo, nosotros sentimos el cansancio después de varios días de trabajar por el bien de los salvadoreños, pero “cuando sentimos que nuestras fuerzas se terminan, en ese momento oramos y le pedimos a Dios que cuando nuestras fuerzas terminan, empiezan las de Dios con las que nos da fortaleza”.

El oficial de la Policía asegura que en la delegación donde se encuentra destacado tienen un “poco de comodidad, hay otros lugares que no, pero es algo entendible porque es una emergencia que es cosa de imprevistos”.

Cree que no es lo suficiente, pero “sí se descansa para agarrar ánimos el turno y reponer las energías”.

Lo que le molesta a Pablo es que hay gente que no quiere hacer caso a la cuarentena, de acatar las medidas trazadas por el gobierno, pero si hay muchas personas que si están “actuando de la mejor manera quedándose en casa, pero si la mayoría de la gente está colaborando y hay gente que nos está dando ánimos”.

Pero también Pablo destaca los gestos solidarios de las personas que los animan a seguir adelante, a no desmayar, pero lo que más reconforta a Pablo es que hay personas que están conscientes del problema y prefieren estar en casa. “Hubo una señora que nos dijo: ´sé que ustedes no pueden, pero Dios está con ustedes´”, dice Pablo.

Él no puede calcular las distancias que caminan a diario para patrullar e intervenir a las personas para saber si tienen o no permiso para circular, pero tiene clara su misión: “hacer nuestro trabajo para proteger a la población”.

Lo más importante para Pablo es tener ese espíritu de servicio para ayudarle a la gente, sin importar el sacrificio y los riesgos que se corren en esa delicada carrera.

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