Coronavirus, la epidemia que amenaza a la economía mundial

La segunda potencia mundial se está quedando aislada. Consumo, turismo, producción industrial y comercio mundial ya resienten los efectos de la epidemia. La firma de análisis económico Bloomberg Economics estima que el PIB chino se desacelerará hasta el 4.5% durante los primeros cuatro meses del año, después de haber crecido un 6% en el último cuatrimestre de 2019.

descripción de la imagen
Foto EDH / shutterstock

Por Expansión

2020-02-11 4:30:42

China vuelve a estar en el ojo del huracán económico y esta vez no tiene nada que ver con la guerra comercial con Estados Unidos.

La segunda potencia económica mundial se enfrenta ahora al coronavirus, una epidemia de alcance global cuyas repercusiones económicas se tornan más agresivas que la misma enfermedad.

Aunque cientos de miles de trabajadores chinos regresaron ayer a sus oficinas y fábricas tras las prorrogadas vacaciones del Año Nuevo Lunar, el país sigue luchando contra el nuevo coronavirus, que deja ya más de 1,000 muertos en China, entre la insuficiencia de suministros para paliar el brote.

Las autoridades chinas han tratado de proyectar una imagen de normalidad institucional y alentado a las empresas a que reanuden su actividad siempre que tomen “medidas de precaución”, pero en grandes ciudades como Pekín la mayoría de los comercios y bancos siguen cerrados y el transporte público prácticamente vacíos.

La baja en la producción, consumo, turismo y comercio es evidente.

El virus ha paralizado la actividad industrial en la nación asiática y con ello ha puesto sobre las cuerdas a los mercados financieros, al precio de las materias primas y al comercio global.

Hasta ahora, la mayoría de las plantas de ensamblaje de automóviles en China están cerradas.

Además, China es el mayor consumidor mundial de materias primas. Cualquier movimiento en su demanda tiene una repercusión en el precio, principalmente en el de los metales industriales utilizados en la fabricación de coches, aviones y aparatos electrónicos. La cotización del cobre, el níquel, el aluminio y el zinc, entre otros, han presentado pérdidas al explotar la emergencia.

Otras materias primas como el petróleo también han sido víctimas del brote. El precio del petróleo Brent se ha dejado caer más de un 17% desde que comenzó 2020, hasta llegar a cotizar por debajo de los 55 dólares por barril. Y el precio del petróleo de Texas para entrega en marzo cerró ayer con un nuevo descenso, esta vez del 1.01%, dejando el barril en menos de 50 dólares en lo que es un nuevo gesto de desconfianza de los inversores en los efectos que pueda tener en la economía el coronavirus chino.

“Arabia Saudí es el más afectado por la reducción, porque es el principal proveedor de China”, explica Jorge Piñón, experto en política energética de la Universidad de Texas. La OPEP y sus socios tuvieron una reunión de urgencia la semana pasada para analizar un posible recorte de hasta 600,000 barriles diarios en la producción, pero no llegaron a ningún acuerdo. “Si continúa la expansión del virus, Arabia Saudí podría tomar la decisión unilateral de cortar su producción. Es el único país que puede cerrar el grifo”, destaca Piñón.

Desaceleración económica

La firma de análisis Bloomberg Economics pronostica que el PIB chino se desacelerará hasta el 4.5% durante los primeros cuatro meses del año, después de haber crecido un 6% en el último cuatrimestre de 2019. Bajo este escenario, el PIB mundial podría reducir su avance un 0.4%.

Los mayores afectados serán Hong Kong, Corea del Sur, Vietnam, Brasil, Australia, Indonesia y Japón, pero eventualmente, el impacto económico podría trasladarse a América que también depende en gran medida del comercio que genera China.

Por su parte, los analistas de Oxford Economics han estimado que el PIB chino solo crecerá este año un 5.4%, frente al 6% previsto antes de la aparición del brote. El impacto para el mundo será de unos 0.25 puntos porcentuales menos.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía global crecería un 3.4% este 2020. Pero no todo está dicho. “Se trata de una cuestión de tiempo”, destaca Simon MacAdam, economista de la consultora británica Capital Economics.