“El agente que me detuvo a mi no me golpeó pero me ultrajó, me dijo que él era la ley y que estaba en disposición de hacer cualquier cosa por que la ley lo amparaba”, dice Galileo (nombre ficticio) una de los afectados, en Santa Ana, de las redadas de la Policía de supuestos violadores de la cuarentena por COVID-19.
Galileo, un joven bachiller que trabaja de motorista para una empresa privada, relata que el día de su detención él regresaba con comprobantes en mano de haber hecho diligencias para cubrir necesidades de sus pequeños hijos. Que refutó al agente que le alegó que él podía hacer lo que quisiera que los ciudadanos tienen derechos constitucionales, que las autoridades tenían que respetar y que se hacía valer con un recurso de hábeas corpus ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
Galileo dice que él era simpatizante del presidente Nayib Bukele, a quien en redes sociales lo defendía a capa y espada, que por él arremetía contra los diputados, les decía ladrones, de todo, pero ahora que está detenido “injustamente”, el que le ha tendido la mano es un abogado de la oposición, quien acudió a la Sala de lo Constitucional para demandar la violación de sus derechos como el de su integridad.
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“¿Usted se enojó cuando lo iban a detener?”, se le pregunta a Galileo y él responde que en ningún momento, que más bien dijo al policía que iba a cooperar para que no lo esposara. En la delegación, en el chequeo rutinario que se hace cuando hay capturas, dice que una mujer le preguntó si lo habían maltratado y aunque la ley obliga que en la Policía se revise y constate viendo el cuerpo que no tenga golpes o lesiones, ella solo pidió su nombre y DUI.
En el Tabernáculo comparte una de las habitaciones con ocho personas y duermen en camarotes.
El martes, dice, no les dieron agua todo el día y que cuando pedían les dijeron que ese centro funcionaba a base de donaciones y ese día no habían recibido. Uno de los albergados se quejó en redes sociales de que no le habían dado agua todo el día, lo que ayudó a que a las 8:00 de la noche los encargados del centro llegaran a levantarlos para darles una botella.
De la comida no se quejan, dicen que aunque es limitada es suficiente para irla pasando.
Capturado por ir a desayunar con su mamá
Carlos (nombre ficticio), de ocupación zapatero, fue sorprendido el lunes por agentes de la Policía Nacional Civil en Candelaria la Frontera, en Santa Ana, justo cuando regresaba de desayunar de casa de su madre, como lo hacía cada día.
No me dieron agua todo el día
El muchacho dice que se movilizaba en una motocicleta cuando fue interceptado por una patrulla policial, que al verlo, le hizo señal de alto. De inmediato lo despojaron de su DUI, la licencia de conducir y la tarjeta de circulación. Estaba a solo tres cuadras de su casa, cerca de las 9:00 de la mañana.