Sin una vacuna para combatir al nuevo coronavirus, con muchas preguntas aún sin respuesta científica y el continuo ingreso de pacientes infectados a las unidades de Cuidados Intensivos, una de las alternativas para combatir la pandemia que han recomendado, a nivel internacional, los expertos es usar los anticuerpos que desarrollaron los personas que superaron el COVID-19 y aplicarlos a pacientes en estado delicado que están batallando contra el virus. Los anticuerpos se extraen a través de uno de los componentes de la sangre: el plasma.
En el país hay un estimado de 20 salvadoreños, recuperados de la COVID-19, que están a la espera de donar sangre para apoyar en el tratamiento alternativo, que se llama Plasma convaleciente, ha informado recientemente, Francisco Alabí, ministro de Salud.
Sin embargo uno de los retos que enfrenta El Salvador al aplicar este método es ejecutar los protocolos internacionales y las pruebas para saber si el suero que inyectará al paciente grave tiene los anticuerpos necesarios para combatir la enfermedad.
El infectólogo Iván Solano Leiva explicó que este tratamiento utilizado en experiencias recientes de enfermedades virales ha demostrado ser efectivo para bajar la carga viral (cantidad de virus en el cuerpo) de los pacientes en estado grave, al ser aplicado el plasma con anticuerpos usando los protocolos de forma correcta.
Solano Leiva destacó que a los candidatos a donar deben hacerles una pruebas para medirles los niveles de anticuerpos neutralizantes.
“Si no salen niveles de anticuerpo neutralizantes, no se debe ocupar el plasma porque de nada servirá; es decir no le van a transfundir anticuerpos al paciente para que pueda combatir la enfermedad”, explicó.
Al consultar a Jaime Alfaro Mendoza, quien trabaja en el Centro de Recolección de Plasma COVID-19, sobre si se está haciendo tamizaje para verificar la cantidad de anticuerpos de los donantes de plasma, respondió que la Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no ha dado un estándar de cuántos anticuerpos deben tener.
Los Lineamientos técnicos para uso de plasma convaleciente en pacientes con COVID-19, publicados por el Ministerio de Salud, describen que: “ Idealmente deberían medirse títulos de anticuerpos: IgG (inmunoglobulina G) e IgM (inmunoglobulina M) para COVID-19, se realizarán al haber disponibilidad en el mercado.
Esas dos últimas lineas confirman que no se está haciendo el tamizaje de medición anticuerpos neutralizantes en los donantes.
A juicio de Iván Solano Leiva si no se cumplen los protocolos de tamizaje de anticuerpos el tratamiento no puede tener mucho efecto.
El hemato-oncólogo, Héctor Valencia, refuerza lo dicho por Solano Leiva al resaltar la importancia que haya registro de las mediciones de los anticuerpos neutralizantes, de lo contrario el tratamiento no tendrá efecto en la persona a la que se le aplique la transfusión de plasma.
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“Los anticuerpos son moléculas producidas por el sistema inmunológico para combatir las infecciones en el organismo, ya sean víricas o bacteriológicas”, explicó.
Luego añadió que “el problema es que aparentemente no tenían la capacidad para medir lo títulos… Se tiene que tener el dato para tener la seguridad que la persona va recibir la inmunización para combatir al virus”.
Según el hematólogo si la medición del donador de plasma es baja en anticuerpos “no vale la pena transfundir, por lo menos de esa persona aunque haya tenido la enfermedad, porque la capacidad de cada persona va a variar”.
La transfusión de plasma tiene como objetivo que el paciente en estado crítico reciba los anticuerpos desarrollados por la persona recuperada, en lugar que el cuerpo del paciente critico los desarrolle.
Aunque el tratamiento de plasma puede ser efectivo, aún se desconoce cuánto tiempo funciona la inmunidad; esto se debe a que los científicos continúan estudiando el nuevo coronavirus, del cual han conocido apenas hace menos de cinco meses.
“Sin medir los valores de anticuerpos que tiene en el donador se pierde mucho la utilidad porque pueda que los que transfieren al paciente no sea suficiente para inmunizarlo, aunque sea temporalmente”, dijo Héctor Valencia.
Jaime Alfaro Mendoza, del Centro de Recolección de Plasma COVID-19 instalado en el hospital de Niños Benjamín Bloom, comentó que el tratamiento lo están aplicando a pacientes en estado grave que se encuentran en el hospital San Rafael y que el suero es usado en dos dosis de plasma de 200 mililitros por persona y que la mejoría del paciente se observa en un lapso de 24 horas.
El plasma convalescente es un tratamiento alternativo aplicado en enfermedades vírales e infecto contagiosas; a nivel internacional fue utilizado para combatir el MERS en 2015, Influenza, SARS y durante la pandemia por A H1N1 en 2009, explicó Jorge Panameño, uno de los infectólogos que llevó la propuesta de usar ese método al gabinete de Salud.
La OMS informó que hay un estudio intervencional con plasma convalescente en 5 pacientes con enfermedad severa por COVID-19, en los cuales se observó disminución del cuadro inflamatorio, mejoría de lesiones pulmonares radiográficas y aumento de anticuerpos neutralizantes.
De acuerdo con la OMS, se obtienen 400 mililitros de plasma por aféresis e inmediatamente se utiliza en los pacientes severamente enfermos por COVID-19. Pero en el país se está extrayendo 600 mililitros de plasma, según datos oficiales.
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Hasta el martes 12 de mayo, cinco personas recuperadas por COVID-19 habían donado su plasma, informó Alfaro Mendoza.
El ministro de Salud explicó que en la área designada, dentro de las instalaciones del hospital Bloom, se puede “estar extrayendo, simultáneamente, a cuatro pacientes una cantidad considerable, la cual puede generar por paciente 3 plasma de 200 mililitros, que es la capacidad de ir almacenando y de ir supliendo la necesidad para el manejo”, explicó Alabí en una conferencia de prensa.
Además mencionó que se adquirió un equipo, el cual no detalló el nombre, pero que este tiene una inversión de $100,000 para el Centro de plasma Covid.
Hasta el día de ayer a las seis de la tarde, la Situación Nacional COVID-19 registraba a 27 pacientes en estado crítico, 55 con pronóstico grave, 119 con estado moderado, 307 pacientes estables y 458 personas que tiene la enfermedad que no presentan síntomas por la enfermedad.
