OPINIÓN: Scientia potestas est

Para bien o para mal, estamos siendo testigos de una época que quedará marcada en la historia de la humanidad gracias al COVID-19

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Dr. Gonzalo Batres-Baires, intensivista salvadoreño radicado en Alemania.

Por Gonzalo Batres-Baires

2020-04-06 8:04:48

El llamado a la razón que hizo Sir Francis Bacon al escribir Novum organum fue uno de los mayores regalos que cualquier hombre pudo dejar a toda la humanidad en su paso por la Tierra. Su obra completa fue el arma para luchar en contra del oscurantismo característico de la Edad Media. Según el filósofo de Londres, era necesario que la inteligencia humana se apropiara de instrumentos eficaces que llevaran a entender la naturaleza en general. Sus ideas dibujaron el camino a la lucidez a través de la observación y experimentación, elementos fundamentales del método científico.

Para bien o para mal, estamos siendo testigos de una época que quedará marcada en la historia de la humanidad gracias al COVID-19. Al ser una enfermedad nueva, causada por un microorganismo prácticamente desconocido para médicos y científicos, estamos propensos a muchas sombras de conocimiento. Es por esto que creo pertinente recurrir a Bacon y los llamados “cuatro ídolos” descritos en su obra, para aclarar las dificultades a los que toda la población se enfrenta:

Los ídolos de la tribu son, en sentido figurado, las debilidades del pensamiento humano. En su intento por entender lo que está sucediendo, las personas comunes recurren a fuentes inapropiadas de información. En los últimos días hemos visto a comunicadores, influencers, amas de casa y hasta médicos convertirse de la noche a la mañana en virólogos expertos que saben todos los detalles del manejo del COVID-19, desde cómo lavar la ropa hasta cuántos enjuagues bucales con jengibre son necesarios para matar al virus.

Los ídolos de la caverna son todas las personas que en base a su predisposición individual realizan juicios de valor. Esa subjetividad reflexiva es la que lleva a muchos tecnócratas y economistas a criticar las normas de distanciamiento social ante la dicotomía de morir a causa del virus o “de hambre”. Sobre este tema hablaremos en otra oportunidad.

Los ídolos del mercado son los individuos que recurren a la falacia, un argumento lógico pero que no es verdadero. Hemos sabido de líderes, incluso médicos, que proponen públicamente el empleo de medicamentos específicos sin tener la evidencia científica que garantice un uso eficaz y seguro. Ya se reportó la primera muerte de una persona que sin receta médica decidió consumir un químico, que escuchó en televisión, creyendo estar contagiado por el virus. Existen muchos principios activos que en la actualidad se utilizan solamente en ensayos clínicos aprobados por los comités de ética correspondientes. En el Hospital rechst der Isar, de la Universidad Técnica de Múnich estamos realizando varios. Fuera de este contexto es incorrecto sugerir el uso masivo de alguna sustancia terapéutica contra el SARS-CoV-2.

En cuarto lugar están los ídolos del teatro. Aquellos sujetos que a través de una filosofía buscan justificar sus creencias o pensamientos. Acá incluimos a los que difunden teorías de la conspiración o que incluso niegan la gravedad de la pandemia. Son personas que defienden su punto de vista ciegamente, incluso al punto de perder amistades o matar.

Estamos ante una pandemia de consecuencias aun inimaginables. La realidad de El Salvador lo vuelve especialmente vulnerable a cualquier tipo de daño. Se debe hacer todo lo posible por evitar que el nuevo coronavirus produzca peores pérdidas humanas y económicas que los terremotos a los que estamos acostumbrados.

Para finalizar y volviendo al célebre inglés, Francis Bacon fue un militante del esclarecimiento. Su mayor preocupación fue combatir la confusión de las masas y avanzar hacia la razón. “El conocimiento es poder” (Scientia potestas est) es uno de los aforismos importantes que escribió. Los personajes más poderosos del mundo lo saben. Es extraño que en estas últimas semanas de oscurantismo global muchos líderes se olvidan del método científico y se atrevan a proponer medidas desesperadas para salvar a la humanidad de este virus que definirá un antes y un después. Le corresponde a las autoridades y funcionarios públicos rodearse de los asesores médicos y científicos adecuados que huyen de los ídolos arriba mencionados.

Dr. Gonzalo Batres-Baires
Intensivista salvadoreño radicado en Alemania