Ante las constantes peticiones de médicos solicitando la renuncia del ministro de Salud, Francisco Alabí, por el alto número de decesos de personal de salud por COVID-19 y las denuncias de corrupción y la poca transparencia en los datos por la pandemia, el Colegio Médico tomó una postura de cautela y propuso que más que destituir al funcionario, urge que Salud haga un análisis transparente sobre las directrices para enfrentar la epidemia, que es “lo primordial”.
El presidente del Colegio Médico, Milton Brizuela, indicó que “desde la gremial no nos queremos adelantar a hacer una petición (destitución) de ese tipo si antes poder analizar unos datos, para el país eso es lo primordial, conformar un comité para hacer un análisis transparente e independiente de la situación real, conocer lo que ha pasado con nuestros colegas y el resto del personal de la salud. Para no solo deducir quién es el responsable, sino corregir lo que no se está haciendo bien, porque con quitar a una persona no se va resolver esto”.
A partir de los múltiples señalamientos de falta de transparencia de los datos de personal de salud fallecido, cifras de contagios diarios y el número de personas recuperadas, el ministro de Salud ha sido enfático en mencionar que la cifra de las más de 216,916 muestras aplicadas en lo que va de la pandemia avalan los datos oficiales de la cartera de salud.
Las cifras de la detección de los nuevos casos positivos al virus son develados siempre por el presidente, Nayib Bukele, y luego replicados por el Minsal. El pasado 8 de junio se filtró un memorándum en donde Casa Presidencial designaba en la mesa de crisis y pruebas del COVID-19 a un grupo de venezolanos, que por ley, esas funciones le corresponden al Minsal tutelarlas.
El documento devela que son los extranjeros quienes deciden sobre el procesamiento de pruebas de laboratorio y quienes han ordenado no dar resultados a pacientes que lo soliciten.
Como parte de las irregularidades en el manejo de la pandemia está la entrega de equipo que no es de uso médico y en la falta de transparencia al otorgar contratos a personas cercanas al Gobierno, por el cual solicitan la renuncia del funcionario de Salud.
El Colegio Médico solicita con urgencia que haya un comité multidisciplinario entre diversas Organizaciones No Gubernamentales y validar los datos de la pandemia y conforme a eso se desarrolle un plan estratégico para controlar el número de contagios.
“Al igual que el resto de colegas, que lo están haciendo por el mismo sentimiento de frustración, impotencia por la muerte de nuestros colegas. Lo que nosotros buscamos es solucionar las causas que están predisponiendo a que nuestros colegas se infecten. Hacer un análisis profesional de cuál es la causa que está llevando a tanto contagio, tratar de corregir eso y que lo hagamos con organizaciones e instituciones fuera del Gobierno porque ellos lo que están haciendo es ocultar cifras, manipular cifras y eludir la responsabilidad”, explica Brizuela.
El presidente del gremio médico sostiene que con sus declaraciones no se está defendiendo al ministro y argumenta que “no solo es responsabilizar a una persona, sino ver cómo corregimos estructuralmente lo que está sucediendo y para eso se tiene que hacer una investigación profunda de los hechos, que el Gobierno proporcione los datos y que permita otras organizaciones en la que participemos (Colegio Médico) en esto para dar validez y dar nuestra opinión técnica”, insistió Brizuela.
Según declaraciones de diferentes agremiados del ente colegiado, desde el mes de mayo la gremial perdió comunicación con el Ministerio de Salud.
“El objetivo de hacer un análisis de la situación no solo es para corregir del problema de los decesos, el objetivo es corregir el rumbo de cómo se está enfrentando la pandemia. Evidentemente hay mucha improvisación y todo eso está contribuyendo a que nuestros colegas estén más expuestos, el mismo hecho de no haber ampliado la capacidad del sistema de salud en cuanto a camas hospitalarias ha sido un error que le está costando la vida al personal de salud”, sostuvo.
Para Brizuela la muerte del personal de primera línea no solo es la falta de equipo de protección personal, también el factor que todos los establecimientos de salud están contaminados; también recarga laboral y las larga horas de exposición directa con pacientes infectados en áreas que no son adecuadas para atender pacientes con COVID-19, “en un lugar donde los pacientes están contagiados recibiendo soporte con oxígeno, mucho de ellos expuestos a aerosoles que genera una carga viral que conlleva a que les de la enfermedad de forma más grave”, explicó.
Mientras que para el especialista en enfermedades infecciosas y jefe de la Infectología del Hospital Rosales, Rolando Cedillos, la destitución de Francisco Alabí está más que sustentada en los diferentes hechos que se han denunciado en los diferentes medios de comunicación.
“La emergencia ha sido manejada con incapacidad e improvisación, en cada etapa, en cada medida que se ha implementado o pretendido implementar. En este país creemos que los cargos confieren capacidad, se nombra a alguien ministro y todo mundo asume que el hecho que haya sido nombrado ministro de cualquier cartera lo hace automáticamente capaz”, argumenta Cedillos.
Explicó que el ministro de Salud debería deponer su cargo. “Razón para esperar la renuncia de Salud hay. El presidente tiene la facultad también de destituirlo”, señala Cedillos.
El infectólogo es crítico en manifestar que si en otros países los administradores de las carteras de Salud han renunciado por circunstancias menores, por qué Francisco Alabí no lo hace teniendo los comprobantes de todas las implicaciones erróneas durante la pandemia.
“¿Cuál es el curriculum del doctor Alabí? Veríamos que la experiencia de él es limitada, y a la luz de lo que ha sucedido en el manejo de la epidemia con más razón, muchos han solicitado su renuncia. También nos hemos enterado en el grupo médico del involucramiento de su grupo familiar, por menos han renunciado ministros de Salud en otros países. Cuando él dijo que si los salvadoreños se quedaban quince días en su casa el virus desaparecía, eso automáticamente lo autodescalificaba como una persona someramente entendida en salud”, concluyó Cedillos.