Comerciantes mayores de 60 años prevén pérdidas si restringen su estadía en negocios

Algunas personas proponen dejar a otras personas encargadas de sus negocios; mientras que otras, que les brinden una ayuda económica

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Por Cristian Díaz

2020-03-17 5:41:31

AHUACHAPÁN. Rosario Hernández, de 60 años, comercializa verduras, frijoles y carne de res, en el mercado de Concepción de Ataco, Ahuachapán. No ir un día al centro de abastos representa para ella pérdidas económicas porque no tiene otros ingresos.

Aunque el gobierno ordenó el teletrabajo para los adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con enfermedades crónicas; Rosario no puede comercializar productos desde su casa.

“Yo no me quedara porque de todos modos tiene que conseguir (ingresos) uno; todavía las ancianitas que estén adentro, pero uno todavía sale a conseguir. Si no viene uno, ¿cómo va a hacer para estar consiguiendo todo?”, señaló la comerciante, quien tiene 35 años de vender en el mercado.

Agregó que, incluso, debido a la situación, las ventas han disminuido drásticamente porque las personas tienen miedo de salir. Calcula que la disminución ha sido de un 50%.

A pesar de sus 77 años, Marta Gutiérrez, también llega todos los días al centro de abastos para comercializar verduras. Espera que las restricciones que está colocando el gobierno no los afecte directamente porque muchas personas trabajan con dinero prestado, por lo que deben de honrar dichos compromisos. En casa, difícilmente podrían tener ingresos económicos, reconoció.

“Yo me sigo viniendo porque nosotros trabajamos con dinero prestado, a mí todavía me prestan dinero; entonces al día, al día, vamos. Con lo poquito que se está vendiendo, cómo voy a estar en la casa y con la deuda”, señaló la septuagenaria.

Otras comerciantes del centro de abasto señalan que de ser necesario, dejarán a otra persona encargada de los negocios con el fin de acatar las recomendaciones que está brindado el gobierno para prevenir que la enfermedad afecte al país.

Aunque la mayoría de personas consultadas son quienes atienden directamente sus negocios porque tener a más personas les implica realizar otros gastos, como el pago de salario.

Ángela González ha pasado los últimos 57 años, de los 87 que tiene de edad, vendiendo fresco y fruta. Ella está dispuesta a quedarse en casa pero propone que deberían de recibir una ayuda económica por las pérdidas que tendrían por dejar de atender sus negocios y proceder de familias de escasos recursos económicos.

“Nos va mal porque no tenemos cómo alimentarnos porque aquí estamos trabajando, vendemos aguacate, naranja, mango y toda fruta. Estamos vendiendo bien poquito; con la conformidad en Dios estamos pasando esta crisis. Este fin de semana estuvo pobre porque la gente que venía de lejos ya no entró, el domingo vendimos bien poquito”, dijo por su parte Rutilia Cortez, de 66 años.