Con un pincel en la mano y suaves movimientos sobre un lienzo, Adriana Beatriz Ortiz Clemente cuenta que la pintura ha sido una de las actividades que más ha disfrutado desde que inició la cuarentena obligatoria ocasionada por la pandemia del coronavirus.
Adri, como es conocida, estudia séptimo grado en el Centro Escolar El Congo, en el departamento de Santa Ana. La adolescente afirma que, aunque desde pequeña le ha gustado dibujar, fue durante la cuarentena cuando empezó a sentir interés por la pintura a través de diferentes obras con las que ha buscado expresarse.
“Me gusta mucho la pintura, ya que a través de ella puedo transmitir sentimientos y emociones; es un arte maravilloso”, dice.
Sus pinturas reflejan los pensamientos, ideas y gustos que tiene sobre diferentes temas. Pero enfatiza que lo que más la inspira a pintar es la naturaleza.
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“A veces pinto personajes de caricaturas u otras cosas que me gustan. Y otras veces sólo se me ocurren ideas, y no las puedo hacer en otro papel y después pintar porque no me quedan igual; mejor las hago en el mismo momento, media vez tenga donde dibujar”, explica.
La joven convierte cualquier objeto en un lienzo, desde cuadros hasta discos de música, en donde plasma sus obras, las que luego utiliza para decorar el cuarto que comparte con su hermana o las paredes de la sala de la casa en donde viven con su madre.
“Conforme ella ha ido creciendo ha descubierto muchos talentos que le han gustado; y que hoy durante el tiempo de la pandemia los ha practicado demasiado. Cuando empezó la cuarentena y vi el interés de ella por la pintura, le di unos discos que yo tenía guardados desde hace tiempos para que pudiera pintarlos”, afirma Susana Clemente, mamá de Adriana.
Según su madre, Adriana siempre ha sido una niña muy dedicada; lleva buenas calificaciones en la escuela y continuamente busca aprender nuevas cosas.
Desde que recibe sus clases en casa, la joven dedica la mañana a ayudarle a su madre con los quehaceres del hogar mientras se turnan con su hermana para hacer las tareas de la escuela. Y por las tardes le gusta entretenerse en otras actividades que la relajan, como ella dice.
“Las clases en un principio fueron un caos, pienso que para todos; para los maestros y para los alumnos peor. Hasta yo me sentía bien estresada, y por eso les hice un horario de clases para que tuvieran tiempo para cada cosa”, reflexiona su madre.
Para Adriana la pintura se convirtió en una forma de distraerse en los últimos meses en los que salir de casa o ver a los amigos no ha sido una opción. Y menciona que aunque no pinta todos los días, dedica de tres a cinco horas a cada una de sus obras.
“En un principio no sabíamos cuánto iba a durar esto (la cuarentena), y estar encerrados no es fácil. Mi preocupación era cómo ellas iban a reaccionar ante tantos días que no podían salir. Pero en el caso de Adriana, poco a poco fue haciendo cada día lo que a ella le gusta. Ella con sus inventos se distraía”, manifiesta Susana.
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Para Susana los primeros meses de la cuarentena fueron traumáticos. Cuenta que no quería salir de casa por ningún motivo; y cuando tenía que hacerlo, el miedo la acompañaba a todos lados porque creía que el virus estaba en cualquier persona, lugar y cosa que la rodeaba. Un sentimiento que no compartió con nadie porque temía que pudiera afectar aún más a sus hijas.
Pero confiesa que la pintura se convirtió en una herramienta de evasión y reflexión no sólo para Adriana, sino también para su hija menor, quien se ha motivado a pintar junto a su hermana.“En el caso de las pinturas, creo que le ha servido de mucho en este tiempo. Se ha mantenido más activa, la mente le ha pasado más ocupada. Y la verdad es que, para el tiempo en el que estamos, el estrés no ha sido ningún problema para ella (Adriana) porque lo ha dedicado a pintar y a otras cosas que le gustan”, concluye.
La pintura, la música, la danza, y otras formas de expresión artística han sido consideradas por las autoridades sanitarias beneficiosas para la salud de las personas.
Una de las investigaciones más recientes realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) demuestra que participar de manera activa o pasiva en el arte o la cultura ofrece una dimensión añadida para mejorar nuestra salud en general; ya que, existen maneras en que las artes pueden abordar problemas de salud complejos, y ofrecer soluciones más rentables que algunos de los tratamientos biomédicos más comunes. Este es el primer estudio realizado por la OMS sobre el papel que juega el arte en el bienestar y la salud física y mental en tiempos de emergencia, como la crisis provocada por el COVID-19, con el que hicieron un llamado a los gobiernos alrededor del mundo a incluir el arte como apoyo de los sistemas sanitarios.
El informe también destaca los beneficios de la aplicación de algunas intervenciones artísticas como: escuchar música ayuda a controlar el nivel de glucosa en la sangre; hacer música mejora la gestión del estrés, lo que procura un mejoramiento en el sistema inmunitario; bailar beneficia al cuerpo y la mente; mientras que la pintura o la escultura ayudan en los estados depresivos.
Para la UNESCO; el distanciamiento físico hace realmente notorio el valor que representan las expresiones artísticas y las “disciplinas de contenido cultural para calmar la ansiedad, liberar el estrés provocado por el confinamiento y buscar ese efecto calmante y de relajación que produce el arte y la cultura en los seres humanos”.
Es así como en El Salvador también se han abierto espacios virtuales por organizaciones o artistas nacionales, que sin percibir incentivos económicos, están compartiendo contenido a través de sus plataformas para facilitar a la población el acceso a diferentes expresiones artísticas que contribuyan a sobrellevar el confinamiento.Mientras otros jóvenes de su edad buscan entretenerse solo a través de la tecnología, Adriana ha pasado la cuarentena rodeada de mucho arte.
Además de pintar, le gusta cantar, bailar y tocar el piano; actividades que se han convertido en el entretenimiento de esta joven autodidacta que busca distraerse y aprender en su tiempo libre.
“Me gusta pasar entretenida; y en el tiempo de la cuarentena he aprendido cosas sobre la cocina, la cosmetología y la pintura a través de tutoriales. Últimamente he estado practicando mucho la pintura”, cuenta Adriana.
Según Adriana, aunque aún no tiene un estilo definido, admira mucho a la pintora mexicana Frida Kahlo.
“Me llena de orgullo y felicidad que a la edad que tiene le gustan muchas cosas; porque yo me fijo en otros jóvenes que no tienen aspiraciones a nada y lo más que hacen es pasar todo el día con el teléfono, perdiendo el tiempo. La tecnología y las redes sociales no son malas media vez se ocupen para cosas buenas”, expresa su madre.
Actualmente la joven talentosa vende sus pinturas a través de redes sociales, con lo que busca dar a conocer su trabajo.
“Cuando empezó a pintar yo le decía, pero y ¿a dónde voy a poner tanto cuadro? Estás pintando y ¿a dónde voy a poner tanto cuadro? Y se le ocurrió la idea de abrir la página que tiene ahorita de Artes Adriana, en donde empezó a promocionar los cuadritos. Y le decía yo vendelos cómodos a modo de ir comprando sólo lo necesario”, agrega su madre Adriana sueña con ser arquitecta y tener su propio negocio; pero aspira a que la pintura siempre sea parte de su vida.