Cordero negro, halcón gris: fotografías literarias de los Balcanes

“¿En qué consiste el arte? No es sencillamente la decoración, sino el revivir de la experiencia en tal manera que su verdadero significado es revelado… El arte es la buena doncella en este proceso que implica la sobrevivencia en el valor de enfrentar y abrazar la verdad”. Rebecca West en “What is Art?”.

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La escritora inglesa Rebecca West (1892 - 1983).

Por Dra. Katherine Miller

2019-11-10 4:45:52

Mientras que en el Norte, el público está consumiéndose con el mise en scene del retiro de las tropas estadounidenses de Siria, un poco más hacia el Este, en el Viejo Continente, en la República del Norte de Macedonia, en Europa Central, otro mise en scene se vislumbra. No menos importante en el esquema de los asuntos internacionales, es el hecho de que la Unión Europea (UE) rechazó, la semana pasada, lo que se había prometido en mayo de este año a los países conocidos como los Balcanes. Emanuel Macron de Francia, ejerció el veto que obstaculizó la prometida apertura de negociaciones para aceptar al país de Alejandro Magno como miembro de la UE.

Tal vez este percance pasó desapercibido para la mayoría de los espectadores de la situación internacional, pero no es de menor importancia por eso. La República del Norte de Macedonia ocupa el territorio comprendido por la mayor parte de la exYugoslavia, parte de Grecia, Bulgaria, Albania y Kosovo y es allí donde la influencia de la UE ya no va a alcanzar después de la decisión de romper las negociaciones. Es precisamente en este hervidero de etnias desde donde se generaron los reportajes de guerra que 20 años atrás, en los años 90, cubrieron las portadas de los periódicos internacionales y las pantallas de los medios sociales de comunicación. O sea, es un tema actual en el escenario internacional este año.

Para entender más de cerca la importancia de este rechazo, tenemos la suerte de poder ver toda una exhibición de fotografías literarias de esta región, tan candentes en sus historias, por medio de un reportaje de más de 1,200 páginas hecho por Rebecca West en su libro, Cordero negro, halcón gris. Reportado por West, una viajera inglesa que era una periodista sabiamente política, se trata de un viaje por estos lares entre 1933 y1936. Rebecca West, en su libro, dibuja, con la claridad vívida de una acuarela fuerte, el período entre el fin de la Primera Guerra Mundial y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. En ello, presenciamos la espléndida y fastuosa cultura de la República de Weimar, los asesinatos del rey Alejandro y el archiduque Ferdinando en Sarajevo en 1914, igual como las razones culturales y étnicas que explican a los lectores no familiarizados con la cultura bizantina, islámica y cristiana ortodoxa de la exYugoslavia, Serbia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo que sufrieron el surgimiento del fascismo en los tiempos de Franco, de Hitler y de Mussolini.

Ilustración del atentado contra el Archiduque Ferdinando, en Sarajevo 1914.

En este tomo, presenciamos, también, el expansionismo durante la Guerra Fría en la fragmentación étnica y feroz de las guerras de limpieza étnica de Europa Central, del socialismo tipo-URSS después de unas descripciones precisas de los actores en las Conferencias de Yalta y Munich.

En este período de “entreguerras”, tan fecundo en el desenvolvimiento de la historia de Europa, West, como periodista esmerada que era, demuestra, en su enorme volumen Cordero gris, halcón negro, de que esta pequeña masa de territorio y culturas una vez hizo parte de una provincia del Imperio Romano y de la historia de la cristiandad nacida en Constantinopla–bizantina y ortodoxa de su parte oriental. Los Balcanes fueron anexados por el Imperio otomano y, subsiguientemente, por el Imperio austro-húngaro de la dinastía Habsburgo y, comenzando con la Primera Guerra Mundial, declararon su independencia. Ahora comprende exYugoslavia, Bulgaria, Serbia, Albania y Kosovo que se metamorfoseo en la República del Norte de Macedonia.

Lectura recomendada:

Judt, Tony. Postwar. Europe despues de 1945

 

Paxton, Robert. Europe in the twentieth century

 

West, Rebecca. Cordero Negro, Halcon Gris

Es un eje central y un tazón grande se puede mezclar para mostrar tantas transiciones durante este período enormemente importante de la “entreguerras”. Al leer la obra de West se nos ocurren muchas explicaciones de por qué el rechazo del Norte de Macedonia por la Unión Europea, la semana pasada, toma dimensiones geopolíticas para ambas partes hoy.

Pero antes de aterrizar en la Yugoslavia de la década de los 30, del siglo pasado, consideramos a Rebecca West (1892-1983), autora de una fascinante historia y análisis de esta región. Nació en Inglaterra cuando la reina Victoria estaba todavía en el trono de Gran Bretaña y participó con las suffragettes para finalmente ganar el voto para las mujeres británicas en 1918 y de las mujeres de los Estados Unidos en 1920, hace 100 años. Al final de su vida, West fue nombrada Dame Commander of the British Empire (1959), Chevalier of the Legion of Honour (1968) y Miembro Honorario de la Academia Americana de Artes y Letras (1972). Escogió la vocación de novelista, que, durante toda su vida literaria, financió con su trabajo de periodista y corresponsal internacional para tantos periódicos, revistas y casas editoriales en el Reino Unido y Estados Unidos.

Fungió como corresponsal para The New York Times, comenzando en 1933, y reportó sobre las elecciones infames de Alemania en marzo de aquel año, cuando, en un trastorno de la democracia, Adolf Hitler ganó 14 millones de votos (37% de la población) y fue nombrado canciller de la República por el presidente Paul Hindenburg. En sus reportajes, nos presenta la República de Weimar, en la Alemania del período entreguerras, después del Tratado de Versalles en 1918, cuando una de cada seis personas no tenía trabajo asalariado y el gobierno se dedicó a impulsar un sorprendente renacimiento cultural para mantener en silencio a los socialistas y comunistas a favor de los demócratas sociales. Escribió desde el comienzo de la publicación de la revista de análisis político, The New Republic, y, en 1945, de la revista americana The New Yorker que le encomendó, al final de la Segunda Guerra Mundial, cubrir los procesos de Núremberg del enjuiciamiento de los líderes de la Alemania Nazi.

En 1933, el British Council (el Concilio de Gran Bretaña) encomendó a West un viaje para reportar sobre Yugoslavia, considerado por todo el mundo, en este entonces, como el nudo apretado de la política de Europa Central. El trabajo que hizo en Yugoslavia fue publicado en su obra maestra, Cordero negro, halcón gris. Escrita durante el período de 1936 a 1941, fue publicada en 1941, hace tantos años, pero todavía es utilizado por periodistas, historiadores e investigadores culturales de esta región turbulenta en ese entonces y que se asemeja tanto a las turbulencias en Europa Central de los Balcanes hoy. Esta obra literaria, bien documentada, se le considera precisa, sumamente elegante y perenne.

Mapa actual de Europa Central.

El título de esta obra tal vez pide una explicación. Refiere a dos tradiciones de los eslavos de Serbia. La primera, el sacrificio de un cordero negro en un altar de piedra en las montañas de la región, es un símbolo de los sacrificios que ellos creen deben ser celebrados por el pueblo como una manera de ganar la salvación humana. La segunda refiere a la batalla de 1389 cuando el santo Elijah, en forma de un halcón gris, pide al líder de los serbios en una batalla contra los turcos, escoger entre una victoria terrenal y la salvación eterna. El líder serbio escogió una purificación por medio de un fracaso, según las costumbres de su pueblo. Así condenó a los serbios a 500 años de esclavitud por los turcos.

Como muestra del estilo literario en que West escribe, consideramos el sabor, elegancia y música de su presentación de la historia y cultura de esta región:

“Los eslavos fueron conformados por un pueblo, inclinados a pleitos, valerosos, artísticos e intelectuales, quienes despertaron perplejidades profundas en todos los demás pueblos. Migraron desde Asia a la península de los Balcanes muy tempranamente en la era cristiana y fueron convertidos a la cristiandad por la influencia bizantina. Después fundaron los reinos, violentos y magnificentemente llenos de promesa infinita, de Bulgaria, Serbia y Bosnia. Pero estos fueron derrocados por los turcos que invadieron a Europa en el siglo XIV y todos fueron esclavizados, salvo los eslavos en la frontera occidental de la península. Estos últimos vivieron bajo el control de los grandes poderes de Venecia, Austria y Hungría, que fue un privilegio dudoso, dado que fueron utilizados como conscriptos y mano de obra a desgastar sin hesitación en guerras contra los turcos”.

Es de tomar nota que aquí, West está hablando de los mismos pueblos de la República del Norte de Macedonia en el pleito a que se hizo referencia al principio. Pero por toda su obra, West agrega un sinfín de viñetas personales y observaciones morales, culturales y políticas que comunica al lector por medio del lente del darwinismo social y de las teorías de Sigmund Freud para presentar estas tierras violentas y culturalmente exquisitas. Perduran sus análisis y concuerdan con las fotografías de la región hoy, este año. Por ejemplo, nos ayudan a comprender los horrores de la masacre de Srebenica o el juicio de Slobodan Milosevic en La Haya por crímenes de guerra.

West declara, en su ensayo, “On the Record”, que “la verdad imaginaria es el esfuerzo literario más difícil de toda la literatura”. Al considerar esta obra sobre la Yugoslavia que formó parte de la provincia greco-romana del Imperio Romano hasta la Serbia y la exYugoslaviva de los años 90, el crítico literario Christopher Hitchens hace el siguiente comentario sobre Cordero negro, halcón gris. Hablando de Rebecca West, dijo que: “Ella sabía que al enfrentar a la muerte, uno podía re-afirmar la vida, y, también, que ciertas clases de vida eran sencillamente una versión de la muerte”.

Pero West misma termina su obra, de otro modo, con lo siguiente. “Fue bueno levantar y tomar de nuevo el valor que se había dejado tanto tiempo al lado, y sentir como se acomodó de nuevo tan cómodamente en la mano”.