En mayo pasado, Brad Pitt protagonizó junto a Leonardo DiCaprio la afamada película de Quentin Tarantino “Érase una vez en… Hollywood”. Ahora regresa con una cinta de ciencia ficción: “Ad Astra: hacia las estrellas”, un proyecto que también resuena en el mundo cinematográfico internacional.
De la mano de James Gray (“Lost City of Z” y “The Immigrant”), Pitt entra en la piel de un astronauta de élite, quien viaja al espacio exterior del sistema solar para buscar a su padre desaparecido y descifrar un misterio que amenaza la supervivencia de la Tierra.
Esa es la puntual sinopsis oficial. Sin embargo, “Ad Astra: hacia las estrellas” no es considerada por los críticos como un rodaje más que se añade al cúmulo de epopeyas espaciales, no. El trabajo de Gray es tan meticuloso que es notable el “poderío visual y sonoro extraordinario” —según la crítica—, así como una narrativa más recóndita y reflexiva en el largo viaje que realizará este astronauta.
“Existen los alienígenas o estamos solos, cualquier posibilidad es igual de terrorífica. Ese fue un punto de partida. Lo otro tenía que ver con lo difícil que es conectarse con la gente y estas cuestiones relativas a la masculinidad",
Y es que las películas de Gray siempre tienen que ver con la profundidad del carácter humano, y esta no fue la excepción.
“La idea era tener a un personaje en un viaje transformador. Hay tantas películas grandiosas en el género de la ciencia ficción, pero ¿cuántas de ellas te han llegado a conmover? Quería hacer algo que fuera lo opuesto a la mayoría de las películas de viajes espaciales que te ofrecen una perspectiva hasta cierto punto positiva, que resulta en conocer extraterrestres, vida inteligente”, explicó el director en una entrevista exclusiva para la productora 20th Century Fox.
Con esta idea se partió para crear una historia centrada en Roy McBride, un astronauta que dirige al equipo que construye la antena más grande del mundo, diseñada para localizar vida alienígena avanzada; pero un repentino golpe de tensión casi le cuesta la vida. Este incidente es el más reciente de una larga lista de catástrofes que van sucediendo sobre el planeta Tierra.
Cuando la Inteligencia de los Estados Unidos se da cuenta de que las explosiones son el resultado de rayos cósmicos que surgen de explosiones cercanas a Neptuno, provocadas por el Proyecto Lima, una antigua misión cuya nave desapareció en el espacio sideral 16 años después de su lanzamiento, y esta se acerca a Roy para contarle que su padre está vivo y que debe viajar al espacio para encontrarlo y evitar que haga algo aterrador.
Roy queda estupefacto con la noticia, pues la negligencia de su progenitor, un hombre siempre distante, conllevó a que él se convirtiera en una persona solitaria e inaccesible, con problemas para entablar relaciones, algo que lo llevó a reprimir cualquier emoción.
“En retrospectiva, creo que originalmente nos estábamos dirigiendo hacia esa obscura noche del alma, en donde nuestro personaje tiene que ir a los confines de nuestro sistema solar para encontrarse a sí mismo totalmente solo; no tener a nadie más en quien confiar o una televisión para distraerlo o drogas con las cuales escapar. Así que realmente lo dejan solo para confrontarse consigo mismo. Esa fue una confrontación con el ‘yo’ y todas sus penas, dolor y arrepentimientos”, relató Pitt sobre su rol.
En este viaje, Roy estará acompañado por el coronel Pruitt (Donald Sutherland) y con él viajará de la Tierra a la Luna, y de esta a Marte. Durante el trayecto, la misión de Roy se esclarecerá: persuadir a su padre para que abandone sus nefastas prácticas, para que luego sea asesinado silenciosamente por el Gobierno estadounidense. Pero antes, estará listo para enfrentarlo.