Nuevos rituales fúnebres

Las ceremonias para despedir a un ser amado son tan antiguas como la aparición de la humanidad en la tierra. Sin embargo, los inevitables cambios han transformado este último adiós.

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Foto Por Shutterstock

Por Sara Castro

2019-11-01 9:15:16

El ciclo de la vida humana concluye con la muerte. Y para asimilar el dolor, la negación y los sentimientos de impotencia o ira, las diversas culturas del mundo han encontrado en los rituales funerarios un camino hacia la “vida eterna”.

Desde siglos atrás existen estas ceremonias de despedida. Por ejemplo, los antiguos egipcios enterraban a sus seres queridos con todas sus riquezas, los vikingos ponían al difunto en una barca mar adentro y lo incendiaban, y en algunas comunidades indígenas suramericanas las pertenencias del difunto se destruían.

A pesar de las muchas transformaciones en la práctica de los ritos fúnebres a lo largo de la historia, el ser humano siempre encuentra un modo para despedir del plano terrenal a ese ser especial con el “propósito de facilitar el ascenso de su alma hacia la inmortalidad”, según una publicación de la Revista Universitaria de Investigación, de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, en Venezuela.

En los países occidentales, la ceremonia de defunción está marcada por tres momentos: velorio, entierro y novenario, este último realizado entre la comunidad católica. Todo este proceso pretende “mitigar el dolor de los deudos mediante la psicoterapia que subyace en los mitos de los rituales”, según la investigación antes señalada.

Pero algunas cosas han cambiado. Europa se ha convertido en uno de los continentes con mayor población secular, por lo que los entierros se realizan sin ningún ritual o ceremonia especial.

Suecia es uno de los ejemplos más claros. El portal The Conversation explica esta situación: la se fe ha desvanecido entre los más jóvenes y “tiene un rol menos importante”. Al reconocer el alto componente cristiano en los funerales, a muchos suecos les resulta ahora poco atractivo realizarlos así.

Y las estadísticas también confirman esta nueva tendencia. Los entierros sin ceremonia religiosa han pasado de un 2 % a un 8%.
De esta manera, cuando una persona fallece va directamente al cementerio o crematorio, sin oraciones, alabanzas, relatos de anécdotas que marcaron a sus seres más cercanos o vigilias. Nada.

Aunque América Latina, y en específico El Salvador, esté lejos de iniciar una práctica de ese tipo, en diferentes partes del mundo ya se habla de los “funerales del futuro”: donde no existen rituales o ceremonias que impliquen altos costos a los familiares o que hagan un homenaje al difunto de manera muy excéntrica o moderna.

A continuación, te explicamos ocho nuevas formas para dar el último adiós a un ser humano o brindar sentido a la muerte, a partir de actuales visiones o experiencias entre las poblaciones que habitan esta Tierra.

Sin honras fúnebres: Europa es pionera en esta tendencia. Como se explicó con anterioridad, en algunos países del Viejo Continente ya no despiden con rituales a los fallecidos, a raíz de poblaciones cada vez más laicas. Pero existen otros motivos, por ejemplo, la cultura sueca también se caracteriza por el distanciamiento familiar y la vida en soledad. Según el portal web Magnet, Suecia “acumula el mayor número de personas viviendo en soledad en el mundo”; por consiguiente no hay quien se interese o preocupe por dar una despedida con honras. Además, entre los deseos de algunos europeos están no cargar a los familiares con altos costos funerarios y solicitan expresamente que sus exequias sean rápidas y en cementerios anónimos.

Entierros orgánicos: con lo alarmante del calentamiento global y el auge del ecologismo, muchos han optado por inhumaciones amigables con el planeta. En Colombia se comenzaron a utilizar ataúdes biodegradables importados de Australia. La función de ellos es que, tras la inhumación, el cofre sea absorbido por la naturaleza y se descomponga en aproximadamente seis meses. Similar a esta iniciativa son las Cápsulas Mundi. Esta idea nació con los diseñadores Anna Citelli y Raoul Bretzel cuando estudiaron el impacto ambiental del uso de féretros hechos de madera. Ellos decidieron crear depósitos ecológicos en forma de huevo, donde se colocan las cenizas del difunto para que luego se conviertan en nutrientes de un árbol.

 

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Camposantos diferentes: en algunos países, como Colombia, los jardines memoriales están cambiando, y ya no cuentan con las lápidas o encriptados tristes o pasillos lúgubres. El objetivo es ofrecer a los familiares centros memoriales abiertos y con un diseño similar a un parque. A partir de esa visión, en Medellín se construyó un camposanto donde los usuarios hacen rituales fúnebres en medio de un desfile de luces de colores, a través de una senda de velas o con la liberación de mariposas. “La premisa es que la muerte sea una llama que se va apagando (…) Las mariposas simbolizan la transformación, ese acto de pasar de un estado a otro”, dijo la asesora del cementerio.

 

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Ataúdes personalizados: frente a los altos costos de una tradicional sepultura ($1,120 se paga solo por el ataúd, en Europa), las funerarias en Alemania no quieren perder clientes y apuestan por nuevas estrategias para mantenerse en el mercado. Es así que muchas han decidido brindar talleres para construir ataúdes (desde los más básicos hasta los más complejos), de acuerdo al portal de noticias Deutsche Welle (DW). Lo que muchos destacan de esta modalidad, es que el proceso de construcción podría significar una “experiencia terapéutica” para el doliente. A ello se suma que en este país los familiares pueden recibir, por parte del servicio postal, una serie de sellos especiales para avisos de defunción.

Duelo tecnológico: ante lo imprescindible de los dispositivos electrónicos y las redes sociales, existen empresas que han creado aplicaciones para recordar a las personas fallecidas. ¿Cómo? En Colombia existe una empresa que incrusta códigos QR sobre las lápidas, cuando el familiar escanea con el móvil, el QR redirige a una herramienta digital que permite “escribir despedidas, mensajes de aniversario, adjuntar videos y leer la biografía del difunto”. Las redes sociales tampoco se quedan atrás. En 2015, Facebook anunció la creación de la función Legacy Contact, con la que se permite designar a un usuario la administración de una cuenta luego del fallecimiento del propietario. Luego de anunciar el deceso, la cuenta pasa a ser conmemorativa.

Cenizas al espacio: cremar el cuerpo humano es una opción en alza en muchos países. Los familiares desean esparcir los restos en lugares que un día fueron especiales para el difunto. Para algunos, el mar, un bosque o la montaña dejaron de ser escenarios atractivos para colocar las cenizas. Ante exigencias e intereses excéntricos de cierto público, nacieron las empresas Stardust Ashes y Celestis. La primera ofrece un servicio para transportar las cenizas en un globo aerostático a una altura de 30 kilómetros (estratosfera) y esparcirlas ahí. La otra compañía va más allá: ofrece paquetes que incluyen el lanzamiento de un cohete que contiene pequeñas cápsulas con las cenizas del finado. Los precios varían de $5,000 a $12,000, todo dependerá del punto en el espacio donde se quieran dejar.

Donaciones del cuerpo: hay personas poco interesadas en recibir los tradicionales rituales fúnebres y prefieren donar su cuerpo para investigaciones científicas (como los funerales criónicos). El científico alemán Gunther von Hagens creó la técnica de plastinación, que radica en extraer el agua del cuerpo por medio de acetona fría, “luego se sustituye por una solución plástica que se endurece, manteniendo los tejidos con un aspecto muy parecido al original”. Después de establecer su empresa y encontrar más aceptación, Von Hagens comenzó a admitir donaciones, lo que nunca imaginó es que recibiría miles de peticiones para formar parte de sus investigaciones que informan sobre anatomía humana.

 

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