Con la salida de Bolton, se prevé un Trump mucho menos agresivo

A inicios de la semana, el presidente destituyó a su entonces asesor de Seguridad Nacional. Este “halcón” era una de las voces más agresivas hablándole al oído al presidente de EE. UU.

descripción de la imagen
John Bolton. (Photo by Mandel NGAN / AFP)

Por Ricardo Avelar

2019-09-15 4:01:10

El 7 de septiembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la cancelación de una reunión con la facción político-militar talibán. El evento fue fraguado en secreto e iba a llevarse a cabo en Camp David, una residencia presidencial en Maryland, EE. UU.

Con este anuncio, Trump retrocedía en un área prioritaria: ser el presidente que logró un acuerdo de paz con este grupo, que su gobierno aún considera terrorista, para dar fin a un conflicto de más de 18 años.

Detrás del retroceso del mandatario, había una voz que siempre estuvo en contra de las negociaciones con los talibanes: la del entonces asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, quien se anotó una victoria.

Sin embargo, tres días después de cancelación las pláticas, el asesor fue despedido por Trump. O renunció. Eso no queda claro, pues ambos manejan versiones diferentes. Lo cierto es que este personaje que chocó constantemente con Trump no figura más en la Casa Blanca. El presidente se sacudió de encima una voz crítica.

El “halcón”

John Bolton, un diplomático de 70 años, es lo que en Estados Unidos se conoce como un “halcón”: alguien que apuesta por el músculo político y militar antes de la mediación o las negociaciones multilaterales.

Vinculado a grupos de sociedad civil de la derecha conservadora estadounidense, como la polémica Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés, la cual defiende el derecho a portar armas), Bolton fue el representante del gobierno estadounidense ante las Naciones Unidas y por años se ha caracterizado por sus agresivas posturas ante algunos de los adversarios de su país.

Una de sus últimas misiones fue entorpecer la negociación que el presidente llevaba con el talibán. A ellos y a muchos otros enemigos, solía opinar, hay que bombardearles a tiempo.

Bolton ha jugado un importante rol en la administración Trump y su agresiva retórica hacia estados que no conviven con la visión global de Estados Unidos.

Uno de ellos fue el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, a quien el entonces asesor constantemente amenazó con estar “considerando” una intervención militar. Al respecto, Trump admitió esta semana que su subalterno “cruzó la raya” y le acusó de querer meterles en una guerra con el país sudamericano.

Y ahora, ¿qué?

No es poca cosa que la Casa Blanca se haya desligado de un personaje como Bolton. Esto puede tener repercusiones en el abordaje de Estados Unidos hacia aquellos estados que le resultan problemáticos. Esta administración, en contraste con la de Barack Obama, se ha visto menos dispuesta a alcanzar “acuerdos” y más abierta a revivir confrontaciones.

Uno de estos casos es Irán, con quien Obama alcanzó en 2015 un acuerdo que Trump ha desbaratado poco a poco. Qué tanto de esto fue influencia de Bolton está por definirse, pero se espera que una Casa Blanca sin él sea una más abierta al diálogo y menos propensa a lanzar amenazas del uso de la fuerza.

Esto, además, resulta útil en un año preelectoral. En solo 14 meses, Trump volverá a ir a las urnas y en medio de una presidencia atropellada, le conviene mostrar una cara de hábil negociador que ha logrado salir de largos y complejos conflictos.

Con un Bolton hablándole al oído, esto se ponía cuesta arriba. Eso sí, al presidente le costará mucho trabajo encontrar alguien tan experimentado y que se sienta tan cómodo de decir aquello que otros no quieren decir como el viejo “halcón” de la Casa Blanca.

Además, Trump ha mostrado actitudes erráticas en lo internacional, censurando a líderes democráticos y mostrando admiración por autócratas como Vladimir Putin, de Rusia, o Kim Jong-un, de Corea del Norte.

Finalmente, la salida del ahora exasesor confirma otro aspecto de Trump mucho más peligroso: él está optando por rodearse por los funcionarios que le dan la razón (como su secretario de Estado, Mike Pompeo) y dando la espalda a las voces más críticas. Aun si trae ventajas electorales, eso pocas veces termina bien.