Cineasta afirma que “El Salvador es un país que nunca se ha dejado de desangrar…”

El documentalista Julio López Fernández estrena su filme "La batalla del volcán" en el sexto Festival Internacional de Cine Suchitoto (FICS). En el metraje sobre la ofensiva "Hasta el tope", reunió a veteranos guerrilleros y soldados.

Por Rosemarié Mixco

2019-11-12 4:30:45

“Me gusta la película, aunque yo hubiese querido, al igual que todos, que me dieran más minutos”, expresa René “Jerry” Luarca, uno de los 16 personajes del documental “La batalla del volcán”, que hace un par de años reunió en el país a un grupo de veteranos guerrilleros y soldados a conversar de guerra y paz.

Jerry, como es mejor conocido, aceptó gustoso ser parte de este proyecto que inició como una necesidad de entender la violencia de la postguerra del siglo XXI en El Salvador. “… quería hacer una película sobre esa violencia, pero me di cuenta que no podía hacer la película del presente sino hacía una película sobre nuestro pasado inmediato”, explicó el documentalista Julio López Fernández, de nacionalidad mexicano-salvadoreña, en entrevista vía digital.

Sin embargo, a mitad del rodaje, el también productor entendió que su ópera prima —desde la dirección— fue un canal que le permitió, en lo personal, entender el papel que la guerra jugó en “nuestras vidas”. El metraje se transformó, entonces, en un espacio de memoria y diálogo.

Un espacio de reconciliación que generó sentimientos encontrados en Jerry, quien durante la ofensiva del 11 de noviembre de 1989 —hace tres décadas— tenía a su cargo canales de comunicación de la guerrilla. “Yo la llamo ‘Al tope’ (la batalla) y en la película se refleja lo que más me impactó”, enfatizó el excombatiente que vive en Suchitoto.

Jerry Luarca vive actualmente en Suchitoto, departamento de Cuscatlán. Foto EDH / Cortesía FICS

Esa noche de sábado, Jerry escuchó morir a uno de sus compañeros. “Le decíamos ‘El puma’ y era muy querido para nosotros”, recordó Luarca. La cuestión es que no murió de forma inmediata y mientras él lo escuchaba gemir, por su mente cruzó la idea de moverse hasta él y auxiliarlo. Al compartir su deseo con el resto del grupo, la respuesta de los compas fue tajante. “Te van a matar”.

Desde entonces, Jerry se pregunta por qué murió él. “Fue de esas personas que se quedaron en el camino sin tener chance de ver lo que yo estoy viendo ahora (…) De seguir vivo él hubiese aportado más al proceso que yo”, se cuestiona el excombatiente en 2019.

Esas preguntas, esas historias, esas dudas son las que López Fernández considera deben ser razonadas de forma colectiva. El cineasta, que ha trabajado muy de cerca con la documentalista salvadoreña Marcela Zamora, está convencido de que El Salvador aún tiene pendiente la creación de espacios generadores de pensamiento crítico, en los que la sociedad pueda dialogar sin censuras sobre este episodio de la historia nacional, para curar heridas que aún sangran.

¿Crees que El Salvador logró que la guerra terminara?

Es inobjetable que el conflicto armado terminó con los Acuerdos de Paz, y que terminó esa etapa bélica que conocimos como guerra civil. El problema es que, aunque haya terminado la guerra, nunca llegamos a la paz, porque inmediatamente después explotaron otros problemas sociales y otros tantos fenómenos como el de las pandillas, que nos volvieron a meter en una espiral de violencia interminable. El Salvador es un país que nunca se ha dejado de desangrar, prácticamente desde su fundación. Es triste pensar eso, todavía nosotros como sociedad salvadoreña no conocemos lo que es la paz social.

Los protagonistas del metraje recorrieron los escenario de la ofensiva “Hasta el tope”. Foto EDH / Cortesía FICS

¿Consideras que la sociedad salvadoreña está preparada para superar la polaridad que tanto la ha caracterizado y apostar por el diálogo?

Yo creo que la sociedad salvadoreña siempre va a estar preparada para mejorar y para cambiar. El problema que tenemos nosotros como sociedad civil crítica e informada es generar las condiciones para abrir los espacios de diálogo, para abrir redes de solidaridad comunitaria que nos ayuden a erradicar el problema de la violencia social de las pandillas, de la violencia económica —por el modelo económico de explotación que tiene afectado al país, a la gente—, la crisis de migrantes, la crisis en todos los sectores de la vida pública salvadoreña. Me parece que siempre vamos a estar listos para generar ese cambio, pero nuestra primera tarea es generar procesos de diálogo que nos permitan generar pensamiento crítico, porque una sociedad sin pensamiento crítico no puede dar esos pasos en su mejora. Y la historia de El Salvador ha hecho que la sociedad cada vez tenga menos acceso a la generación de espacios de pensamiento crítico, y eso es importantísimo. Nuestras películas, las que estamos haciendo mi generación y yo con este enfoque social, apuntan a ese sentido. Que sean películas que ayuden a generar pensamiento crítico civil en la sociedad y que ese pensamiento crítico empuje los cambios que nosotros mismos —como sociedad, sin tener que esperar al gobierno— podemos llevar a cabo.

¿Es la memoria histórica fundamental para la reconstrucción del tejido social?

Sí, evidentemente la memoria histórica es fundamental para reconstruir el tejido social de nuestro país. Una guerra civil como la que nosotros vivimos en El Salvador deja devastada a una sociedad, deja devastado su tejido social. Yo creo que uno de los grandes problemas que tenemos en El Salvador es que una vez terminada la guerra civil, en vez de reconstruir ese tejido social, de tener espacios de diálogo y espacios de reconciliación, tuvimos élites que siguieron alimentando esa polaridad, ese odio, y lo que engendramos a partir de eso fueron nuevos odios. Ahora nos enfrentamos a la violencia social, a los grupos de crimen organizado, las pandillas, la violencia común. Yo creo que el conflicto nos deja como herencia este odio y este odio se ha seguido alimentando con estas otras formas, otros rostros y otros mecanismos, pero ese odio sigue estando ahí. Y nosotros no vamos a poder cambiar El Salvador si no terminamos con esos odios que nos corroen como sociedad, que van mucho más allá de una postura política partidista o un inclinación ideológica. Es un tejido donde nosotros ocupamos la violencia para resolver nuestros conflictos, nuestra vida cotidiana. A partir de esto, se ha estado hablando mucho de que El Salvador es un país con un grave problema de enfermedad mental como sociedad. Estamos muy enfermos y tenemos muchas heridas que curar y definitivamente no saldremos adelante si no atacamos, primero, la desigualdad que hay en el país, y segundo, la exclusión social. Para llegar a ese punto, primero tenemos que generar una reconciliación real y nacional. En este sentido, los procesos de memoria son importantísimos y tal como dice la famosa triada: “memoria, verdad y justicia”. Hay que hacer ese proceso y en ese orden, y nosotros aún no llegamos a la parte de tener procesos nacionales de memoria, y hay que hacerlos…

El documental ya recorrió 12 festivales a nivel internacional. Foto EDH / Cortesía FICS

“La batalla del volcán” se estrenó ya hace un año y a la fecha sigue dando muchas satisfacciones al cineasta como a todo el equipo de producción. Se ha visto en 12 festivales, en Ciudad de México, Cuba, EE. UU., Costa Rica, Ecuador, Canadá, Chile y próximamente en España y Viena, Austria.

A partir de noviembre, como explica López Fernández, esperan proyectarla en todo el país, a través de una red que se ha logrado conformar. Este domingo 17 de noviembre, el filme se verá de forma gratuita en La Casa de las Mujeres de Suchitoto, a las 2:00 de la tarde, en el marco de la sexta edición del FICS. Por supuesto, las palomitas son gratis también. Y habrá sorbete artesanal y una mini alfombra.

A Jerry le gustó la película, aunque se “quedó mucho en el tintero”. Y a pesar de que la experiencia fue enriquecedora, él coincide con el joven documentalista. “La guerra no terminó… lo que se terminó fue el conflicto armado”.